Se lo ve sonriente. Vestido con boina, bombachas gauchas, mira el paisaje imponente desde su yegua Paloma. Thiago Champagna, de 8 años, realizó el cruce de los Andes para Navidad, un deseo que tenía desde hace un tiempo. Desde cuando su hermano Tiziano también realizara el mismo viaje por el paso Portillo de Piuquenes (Tunuyán).
De la travesía de 5 días le quedaron cientos de historias, tantas como un niño de su edad puede contar. También le quedó una pluma de cóndor, que tiene el tamaño de uno de sus brazos y el recuerdo de una noche buena entre las montañas, bajo un techo brillante de estrellas.
Su papá fue el guía del grupo de personas que realizó la travesía junto a Thiago y hace varias veces este camino como guía turístico (de hecho al momento de esta nota está realizando una nueva travesía). También realiza el cruce por el Paso de Los Patos, aquél que usara San Martín en su campaña cordillerana.
"Lo quise hacer porque mi hermano ya lo había hecho y le quise seguir la corriente. También porque quería acompañar a mi papá y ver cómo es pasar una Navidad en la montaña", contó el chico que tuvo esta aventura a 85 kilómetros del Manzano Histórico.
Thiago cuenta que no llevó árbol de Navidad, pero que se armó uno con un arbolito que había en el medio de la montaña. "Me tuve que conformar con una plantita que era muy chiquita, del tamaño de una manzana. Tenía un palito como el de un chupetín. Igual Papá Noel no pasó por donde estábamos nosotros, pasó por mi casa", contó el joven oriundo de La Consulta (San Carlos).
El paso Portillo de Piuquenes ocupa un lugar muy importante en la historia de Mendoza. Es una de las seis rutas que el general José de San Martín utilizó para cruzar la cordillera rumbo a Chile y el camino que eligió de regreso tras liberar a aquel país.
Thiago comenta que encontró una pluma de cóndor antes de llegar al Portillo y que pasó frío, pero durmió cómodo adentro de su carpa. "Estoy acostumbrado a viajar en caballo.
Encontré una cueva hecha de rocas, como una guarida de piedra”, dice el niño.
Las imágenes que retratan el viaje de Thiago muestran el constante viento que ronda la Cordillera de los Andes. Thiago montó a Paloma ("Es mi caballo que vive en el Manzano", aclara) durante 8 horas seguidas sin ningún inconveniente. "Después se ponía a jugar con piedras, no se sintió solo aunque sólo había un niño de 13 años para acompañarlo", cuenta por su parte su mamá Laura Miranda quien agrega que su hijo quería quedarse con el récord de ser el más joven en realizar el cruce pero que a los 7 años era muy chico para hacerlo.
"Yo sé que cuando viaja con su papá no va a tener ningún problema. Es como si estuviera acá con nosotros", agrega la orgullosa madre aclarando que podría haber viajado con su hermano pero que éste era un viaje especial para Thiago. "Era su momento, después van a hacer un viaje los dos juntos, seguro", agregó Laura.
Laura está acostumbrada a pasar la Navidad y el año nuevo, sin alguno de los integrantes de su familia.
De todas formas, dicen que tienen un truco para "encontrarse" cuando el reloj marca la media noche. "Nos habíamos prometido que a las 12 íbamos a mirar la estrella más brillante del cielo y le mandaríamos nuestros deseos. Era el secreto para que todos nos encontráramos. Así lo hicimos".
