La primera ministra británica, Theresa May, presentó ayer su plan B ante el Parlamento que la semana pasada le rechazó su acuerdo para reglamentar el Brexit, pero lejos de proponer cambios concretos, se limitó a prometer más flexibilidad, la inclusión de más voces políticas y regionales, y seguir negociando con la Unión Europea (UE).
La ministra planteó tres cambios: "Primero, debemos ser más flexibles, abiertos e inclusivos en el futuro al integrar al Parlamento en nuestra estrategia de negociación con la Unión Europea para construir nuestra futura asociación".
"Segundo –continuó–, incluiremos (en el acuerdo) las protecciones más fuertes posibles para los derechos de los trabajadores y del medio ambiente".
"Y tercero –concluyó–, trabajaremos para identificar cómo podemos cumplir con nuestro compromiso con una frontera no dura en Irlanda del Norte e Irlanda de manera tal que sea apoyado por la Cámara (de los Comunes) y la UE".
May adelantó que seguirrá con lasnegociaciones con otras fuerzas y que, una vez que haya encontrado una fórmula que los incluya, volverá a sentarse a negociar con la UE y sus 27 miembros.
La premier británica tiene ocho días hasta que la Cámara de los Comunes vote su llamado plan B. El próximo lunes, los diputados deben votar una moción que acepte los planes del gobierno sobre cómo proceder antes del 29 de marzo, cuando entre en vigencia el Brexit y el país deba abandonar la UE. Pero si el plan B no convence a la mayoría, como no se trata de un acuerdo cerrado del Brexit como la otra vez, los diputados podrían presentar enmiendas que cambien la hoja de ruta propuesta, por ejemplo, incluyendo un segundo referéndum o un pedido de extensión del artículo 50 para prorrogar el plazo del 29 de marzo.
La diputada laborista Yvette Cooper ya adelantó que intentará presentar una cláusula a la moción que se vote el próximo lunes, que obligaría al gobierno a solicitar una extensión del plazo de salida de la UE si no se llega a un acuerdo definitivo y aprobado para finales de febrero.
May intentó descartar ambas opciones –un segundo referéndum y una postergación del plazo de salida del bloque– y adelantó que su plan B respetará la decisión expresada en las urnas en 2016.
En un gesto conciliador, la premier hizo un solo anuncio concreto: eliminó la tasa que iban a tener que pagar los ciudadanos de países de la UE para pedir el "estatus de asentado" una vez que el país abandone el bloque europeo.
Bajo presión
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, sostuvo que May no presentó ningún cambio concreto para el acuerdo de Brexit, que la semana pasada fue rechazado por el Parlamento.
Volvió a pedirle a May que elimine la opción de una salida de la UE sin acuerdo y exigió cambios profundos al texto del acuerdo que ahora renegociará con los líderes europeos en Bruselas.
Corbyn también está bajo una creciente presión ya que gran parte de su bancada y de diputados de otras bancadas opositoras le piden que pelee por convocar un segundo referéndum, una opción que por ahora no apoya en público.
Pero nadie está en una posición tan difícil como May. Al mismo tiempo que intentaba convencer a los diputados, la mayoría de la Cámara de los Lores frenó la aprobación de la ley de comercio que impulsa el gobierno y le advirtió a May que no la pasará hasta que no explique cómo se firmarán y fiscalizarán los acuerdos comerciales una vez fuera de la UE.
No a la propuesta por las Irlandas
El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Simon Coveney, aseguró ayer que Irlanda y sus socios de la Unión Europa (UE) rechazan la propuesta de Polonia de limitar a cinco años la aplicación de la solución de emergencia para evitar la vuelta a una frontera rígida en Irlanda tras la salida de Reino Unido de la UE.
"No creo que su propuesta refleje lo que piensa la UE aquí, de hecho sé que no", ha afirmado el jefe de la diplomacia irlandesa en declaraciones a la prensa desde Bruselas, al ser preguntado por la propuesta que su colega polaco, Jacek Czaputowicz, habría planteado a sus socios para evitar un Brexit sin acuerdo.
El Acuerdo de Retirada recientemente rechazado por el Parlamento británico incluye una solución de emergencia, el llamado "backstop" en la jerga comunitaria, para impedir la vuelta a la frontera dura en la isla, que pasa por la permanencia de Reino Unido en una Unión Aduanera con el bloque europeo, algo que generaba problemas en muchos diputados británicos, temerosos de que fuera una manera de atrapar a Reino Unido en la UE de forma permanente.
La primera ministra británica, Theresa May, ha confiado sin embargo en “explorar en más detalle” la propuesta de Polonia sobre la solución de emergencia para la frontera durante su intervención ante el Parlamento británico.
Coveney insistió en que ya rechazó en diciembre pasado la propuesta que hizo su colega polaco.