Por Fabián Galdi fgaldi@losandes.com.ar
Una lesión en el rostro - fractura de tabique nasal - producto del choque con el paraguayo Víctor Cáceres durante el juego reciente por las eliminatorias sudamericanas, provocó tanto o más efecto mediático en estos días alrededor de Carlos Tevez que su satisfactoria performance en la igualdad (0-0) que rescató el martes pasado la Selección en Asunción.
Es más, cuando tras ese golpe se especulaba con el atacante no pudiera seguir jugando en el Defensores del Chaco, el trabajo inmediato del cuerpo médico permitió la continuidad del "Apache" pero apenas por 23 minutos, hasta que fue reemplazado por Paulo Dybala. Una curación pertinente en la zona nasal del futbolista logró enmendar la situación en no más de seis o siete minutos. Y nadie se sorprendió; era lo esperable. Sin embargo, el propio futbolista optó por salir ante la incomodidad a la hora de desplazarse.
Previo al clásico contra Racing, se instaló como uno de los temás más resonantes en los medios cuál era el efecto del uso de una protección para que el delantero pudiera presentarse en el Cilindro de Avellaneda con normalidad. Hasta hubo ejemplos en la televisión - llamativos, por ciertos - de una máscara que tenía un halo de semejanza con la que utilizó el actor Anthony Hopkins para representar a Hannibal Lecter, uno de sus personajes más emblemáticos. Casi, una parodia en clave capusottiana. ¿Era necesaria tanta exposición con respecto a un hecho menor e infinitamente repetido en el fútbol?
Anoche, por ejemplo, Tevez comenzó el juego portando la máscara protectora y luego se la sacó, con evidente molestia. Continuó jugando y tuvo una producción aceptable, aunque lo más importante de su gestión fue una declaración post partido. "No podemos cometer estos errores", dijo, en relación a que el equipo terminó con nueve jugadores por las expulsiones de Daniel "Cata" Díaz y de Cristian Erbes.
Ejemplos sobre futbolistas de alta competencia que siguen en la cancha luego de un corte en la cabeza u otra parte del cuerpo se registran a montones. La medicina deportiva avanzó dando pasos en la dirección correcta y hoy nadie se sorprendería al observar a un jugador con un vendaje luego de la curación. Hasta Martín Palermo y Jonathan Calleri utilizaron una máscara, respectivamente, para jugar en #Boca.
Más atrás en el tiempo, vale recordar el tobillo hinchado de Diego Maradona en la previa del duelo contra Brasil, en el Mundial Italia'90, y sin embargo también se pudo superar la afección con un tratamiento pertinente. Hoy día, inclusive, los avances en la recuperación de Lionel Messi - lesión ligamentaria - permiten deducir que hasta podría restablecerse antes de lo debido y así jugar para el seleccionado argentino contra la "verdeamarela" el próximo 12 de noviembre, en River Plate, para reforzar las chances de lograr el primer triunfo albiceleste en estas eliminatorias rumbo a Rusia 2018.
Entre Diego y Leo, los dos íconos premium que ha dado el fútbol argentino de todos los tiempos, la figura de #Tevez tiene puntos de contacto con el uno y el otro en proporciones diferentes conforme al vínculo de la relación. #Maradona juntó a los dos en la Selección que dirigió en el Mundial 2010 pero terminó recibiendo una adhesión mayor del hoy figura xeneize que del astro del Barca, especialmente tras la promesa incumplida por parte de Julio Humberto Grondona - tras el 0-4 ante Alemania - de mantener al cuerpo técnico para la etapa siguiente.
Tevez, sin tanto protagonismo como ahora, pasó sin escalas desde la titularidad en la albiceleste hasta licuar su volumen de juego durante la Copa América 2011 y luego quedarse afuera de Brasil 2014 por no haber sido jamás convocado por Alejandro Sabella durante su gestión.
En 2012, por ejemplo, mientras #Messi se consolidaba definitivamente en la Selección, Carlitos atravesaba su peor momento en Manchester City, en medio de un conflicto con el DT Roberto Mancini. Un año más tarde, el egreso rumbo a la Juventus representó un momento clave en su trayectoria. De a poco, como si hubiera aprendido de los efectos perniciosos que llegaron a catalogarlo como un futbolista conflictivo, mutó de a poco hasta dejar de lado las frases picantes y explosivas para decantar en una baja de perfil mediático que lo terminó favoreciendo.
Ahora, Tevez aprendió a moderar su discurso, expresando lo justo y necesario. Reflexivo y autocontrolado, fue cerrándole las puertas a cualquier posibilidad de recibir ataques externos. De la voz surgida desde lo visceral pasó a contar hasta diez antes de emitir una idea. Está dando los pasos en la dirección correcta: hace camino al andar. Llegó a la Selección para sumar y no para dividir. Va ganando protagonismo por su aporte al proyecto colectivo más que al lucimiento individual. Y mantuvo su dosis habitual de rebeldía: la posición que eligió para moverse en el campo durante el choque contra los dirigidos por Ramón Díaz estuvo lejos de haber sido la que Gerardo Martino le marcó antes de salir al campo de juego.
Hoy día, el "mundo Tevez" parece regulado por un director invisible a los ojos del crack, como si cada uno de sus movimientos cotidianos estuviera regulado por mandamientos del afuera. Valga la metáfora, el oriundo de Fuerte Apache se asemeja a Truman Burbank, el personaje de Jim Carrey, en "The Truman Show", tal como si en 2015 se estuviera filmando la segunda parte del notable film de Peter Weir. El mismo actor estadounidense, antes, también había protagonizado "La Máscara" como Stanley Ipkiss, bajo la dirección de Chuck Russell.
Así, Tevez apoya el deseo dirigencial de Daniel Angelici para la renovación de autoridades en Boca Juniors. Así, también, se modela una auto imagen contemporizadora luego de haber sido protagonista de un hechos desgraciado: la infracción - no cobrada por el árbitro Luis Álvarez - que desembocó en la doble fractura de tibia y peroné del juvenil Ezequiel Ham, de Argentinos Juniors. Así, sus imágenes publicitarias fuera de la cancha lo han convertido en un star system muy diferente al de su ascenso y consolidación en la segunda etapa del ciclo de Carlos Bianchi en el xeneize. Así, en definitiva, ha encontrado su justo punto medio en la lógica del mainstream vernáculo como el imán que atrae multitudes en el momento en que Maradona está atrapado por sus vaivenes personales y #Messi se defiende ante la Justicia catalana por tres presuntos delitos de fraude fiscal.
Tevez es, sobre todo, un futbolista de raza y con un largo recorrido plagado de éxitos. Se consagró en casi todos los clubes donde jugó: Boca, Corinthians, Manchester United, Manchester City y Juventus. En West Ham, su puerta de ingreso al fútbol europeo, logró quizá más que un título: logró mantenerlo en la Premier League con apariciones decisivas en una remontada épica. Además, el "Apache" le suma una medalla dorada en los juegos olímpicos de Atenas 2004 con la Selección. Con la Mayor, marcó goles en los mundiales que jugó: Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Y tuvo una participación clave en la pasada Copa América cuando anotó el penal que le dio a la Argentina el pase a semifinales tras la definición desde los doce pasos contra Colombia.
Ahora, le queda un doble objetivo a corto plazo: primero, la consagración con Boca en el torneo de 30 equipos; poco después, cumplir el sueño de todo hincha argentino a mediados de noviembre, que es el de ganarle a Brasil en dupla con Leo Messi.