El territorio peruano, invadido por turistas

Las ciudades de Lima, Pisco, Nazca y Arequipa se revolucionaron por el paso de la prueba. Varios ofrecen sus hogares para albergar a las visitas.

El territorio peruano, invadido por turistas
El territorio peruano, invadido por turistas

Que el Rally Dakar revolucionó Perú, no hay dudas. Y que hará lo mismo a su paso por Argentina y Chile, tampoco. El primer día de competencia poco más de un millón de personas siguieron el paso de la caravana desde Lima hasta Pisco, donde ayer también se corrió la segunda especial.

Hoy será el turno de unir Pisco con Nazca y mañana pasará lo mismo con Nazca y Arequipa. El problema aparece cuando la competencia ingrese a Chile en Arica. Según informaron, la capacidad hotelera en la frontera está colapsada, al igual que en Tacna, ciudad peruana cercana a Arica.

Por este motivo, muchas familias peruanas ofrecieron sus hogares para albergar a turistas e integrantes de los distintos equipos que forman parte del rally.  Augusto Carti, de Destino Turístico de Tacna, confirmó que no hay más lugar y que las familias abren sus casas con mucha felicidad.

Este miércoles, la carrera unirá Arequipa con Arica y promete otra jornada con mucho público, como ha venido ocurriendo desde el comienzo de la edición en Lima. Una foto, una gorra, un saludo. Todo sirve como recuerdo.

La crisis queda de lado

La edición 2013 del Rally Dakar tiene un mayor número de participantes que la anterior (459 contra 449) y al parecer no sufre la crisis financiera internacional pese a los altos costos para pilotos y equipos.

De acuerdo a Etienne Lavigne, el director de la prueba, este aumento es “único en el mundo del deporte, teniendo en cuenta la crisis económico financiera mundial”.

Doble competición de carácter profesional y amateur, los participantes de segunda categoría (dos tercios del total de competidores) y en particular los motociclistas, son el “proletariado” del rally.

Ellos mantienen vivo el sueño de todo el mundo y a menudo deben desangrarse económicamente para llegar a la línea de partida.

Para los motociclistas, que además deben asegurarse la asistencia durante la prueba, el costo de la inscripción es de 19.300 dólares, al tiempo que un motor adaptado para la carrera puede costar 30.000 dólares.

La asistencia técnica y mecánica les puede costar entre 25.000 y 40.000 dólares adicionales, muchas veces solventados con los patrocinadores que puedan conseguir para los 15 días de carrera.

Pasar de las dos a las cuatro ruedas (excepto los cuatriciclos en los que los costos son menores que los de las motos) equivale como mínimo a duplicar el presupuesto.

La inscripción supera los 30.000 dólares por cada vehículo, incluyendo piloto y copiloto.

Pero es en los motores donde se nota la diferencia, ya que se alcanzan sumas astronómicas para los impulsores más sofisticados y de mejor rendimiento. El automóvil (preparado y puesto a punto para cumplir con las reglas técnicas) es muchas veces alquilado ya con la asistencia, por una cifra cercana a los 130.000 dólares.

Los más afortunados adquieren el auto en casa de un constructor, donde tendrán que desembolsar al menos 450.000 dólares para rodar en las arenas y los difíciles caminos de Sudamérica.

Resta un pequeño puñado de “súper ricos”, como el qatarí Nasser Al-Attiyah que hizo construir y preparar dos buggy al estilo Baja California para la actual edición.

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