Afrontar un desafío tan importante como el de la Ruta 40 con un vehículo que tenía pocos kilómetros de prueba era toda una incógnita. En la presentación desarrollada en sus pagos se pudo sentir el olor a nuevo del flamante Mini llegado desde Alemania, donde el X-Raid Team tiene su sede. Sumar experiencia con la unidad que exigirá en el Rally Dakar de 2014 era el objetivo claro de Orlando Terranova.
El mendocino no pensaba en la victoria, sino en la familiarización con un medio mecánico completamente diferente a lo que venía conduciendo en el rally cross country.
Su comienzo en la competencia compuesta por cinco etapas (la inicial se canceló como consecuencia del mal tiempo) entre Jujuy y San Juan no podría haber sido mejor. Orly fue escolta de su coequiper, el español Joan Roma, y dio el batacazo en la siguiente especial. Aunque, un recargo de 15 minutos por saltear un control de paso lo dejó mascullando bronca.
El error lo llevó a ser más fuerte que antes: ganó la próxima etapa y se despidió de la prueba
ganando la sexta especial para ser segundo en la tabla decisiva, a sólo 2’05’’ de Nani.
Fueron muchas las conclusiones que Orly pudo sacar después de llegar al podio nuevamente en el Dakar Series. “Fue una carrera demasiado dura; los Mini sólo pudieron terminarla completa. Creo que la organización debe analizar y buscar el punto medio. Por la época del año deberían haber permitido que los pilotos de motos y cuatriciclos hicieran los enlaces arriba de trailers o pick ups porque el frío fue tremendo”, confesó.
Sobre la lucha que protagonizó con Roma, el único argentino ganador en una etapa del Dakar en Autos aseguró que “lo incomodamos mucho. Me gustó presionarlo”.
Para el Mini tuvo elogios. “Simplemente es el mejor auto que me tocó manejar. Es equilibrado, confiable y eficiente; es increíble en sus prestaciones. Ahora debemos seguir conociendo el límite”. En comparación con la BMW X3 que manejó en el Rally Dakar 2013, dijo que “el Mini cuenta con mucho mejor comportamiento en curvas, frenadas y caminos muy rotos. Pero, sobre todo, lo importante es la velocidad que muestra en curva”.
Haciendo hincapié en su trabajo al volante del vehículo íntegramente de color negro, el piloto que cuenta con el luso Paulo Fiuza como navegante lanzó: “Físicamente estoy al 70% y debo mejorar la resistencia. Tendremos que trabajar duro con Federico Fader. En la última etapa dejé todo y nos faltaron sólo dos minutos, que fueron los que perdimos en la quinta etapa por haber pinchado una goma. Debemos estar más concentrados”.
De la especial que no ganó por el error cometido, Orly indicó que “ahí confirmamos que tenemos la velocidad necesaria. Vencimos pero el error a 12 kilómetros del final nos costó quince minutos. Para pelear por la punta del Dakar no podemos cometer esos errores”.
Por último, comentó que “habrá que llegar mejor preparados porque el objetivo es estar en el nivel de punta para el próximo Dakar. A 100 kilómetros del final del Desafío debí bajar el ritmo porque estaba cansado. Se notaron los cinco meses sin estar arriba del auto”.