María Teresa Day, la elegida por Suárez para ser ministra de la Suprema Corte, no reniega de su fama de mujer dura y espera llevar su impronta del Ministerio Público al máximo tribunal.
En charla con Los Andes después de un raid mediático que le llevó toda la mañana, Day reiteró que su nombramiento fue sorpresivo, que recibió el llamado del Gobernador y que debió preguntar dónde quedaba la residencia oficial (en La Puntilla) porque desconocía el dato. Aseguró que todavía es Coordinadora del Ministerio Público Fiscal y que si el Senado no avala su candidatura, seguirá trabajando en su oficina actual.
“Me llena de orgullo y es la aspiración tiene que cualquier persona que entra al Poder Judicial, no hay nada mejor”, expresa en diálogo con Los Andes.
En su vasta trayectoria, rescató haber armado “cada paso de esto y cada implementación” en los cargos que desempeñó. “Cuando vino la reforma del '99, me dediqué a implementarlo con la ley para dividir el juzgado penal del de familia, ahí hubo un cambio. Siempre he ido con los cambios”, dijo.
Day ingresó al poder Judicial en 1990, se recibió de abogada en 1995, fue personal técnico administrativo hasta 1996, luego secretaria de juzgado (1996 – 1999).
En 1999 asumió como secretaria de Cámara y en 2002 concursó y aprobó el examen en el Consejo de la Magistratura para aspirar a un cargo de defensora penal de menores en el sur provincial, pero no fue designada.
También fue inspectora del Ministerio Público, donde realizó el control de procesos en la investigación criminal (2004 -2009). Desde hace 11 años se desempeña en la coordinación del Ministerio Público Fiscal.
Mujer dura
Tildada como “la mujer dura” del Ministerio Público Fiscal, Day desdramatizó y aseguró que “no es mala fama, soy dura porque soy así conmigo, exijo pero yo hago lo mismo”.
Como mano derecha de Alejandro Gullé, el Procurador General de la Provincia, Teresa Day conoce como pocos el mecanismo del Poder Judicial y aseguró que “las reuniones con los fiscales que teníamos todas las semanas, en donde se hablaba de todo” fueron clave a la hora de avanzar en las reformas de la justicia que impulsó Alfredo Cornejo.
“Quiero llevar una impronta como la que tengo en el Ministerio Público, de acercar la justicia a la gente, de poder estar más cerca, de las necesidades de la sociedad, de brindar un buen acceso a la justicia”, anheló la flamante postulada de Suárez.
A modo de dejar claro qué pretende hacer dentro de la Suprema Corte de Justicia, aseguró que su idea “es sumar y no restar”, y ejemplificó que “si vamos a poner audiencias por Skype, también vamos a dejar las audiencias presenciales, lo mismo en la mesa de entradas”.
“Tenemos que cambiar la cabeza y flexibilizar para que entre todo, para poder hacer más cosas. Y no encasillarnos en que esto empieza y esto termina, sino no avanzamos. Abramos la cabeza y cambiemos lo que hay que cambiar”, sostuvo.