"Dejó de atacarme cuando sintió que me había perforado el pulmón. Ahí entendió que me había matado", dijo ayer la enfermera Rosana Sosa (44), al declarar en el juicio que se le sigue a su ex pareja y agresor, el médico Fernando Fernández (41), un especialista en terapia intensiva del Central que está acusado por un grave delito: tentativa de femicidio.
Con voz firme y sin la presencia del médico, Sosa fue contando su versión sobre el día en que el padre de sus tres hijos tomó un cuchillo y la apuñaló cinco veces, dejándola un mes y un día internada, 10 de ellos en terapia intensiva.
"Te mato a vos y después me mato", dijo la mujer sobre lo acontecido.
"Todo empezó la noche anterior cuando le dije que me había hecho un tatuaje de tres pájaros que representan a mis hijos", explicó, la enfermera, negando la versión del imputado en la que el móvil del ataque fue que ella golpeó a uno de sus hijos.
Según la víctima, después de la discusión por el tatuaje, no cruzaron palabra hasta el día siguiente -el 16 de noviembre de 2015- cuando la disputa verbal se recrudeció dentro de la habitación matrimonial.
En un momento ella le preguntó si estaba loco y él le respondió mostrándole un cuchillo que tenía oculto en la espalda. Ella trató de defenderse tirándole algunos cajones del placard pero él le asestó una puñalada en la zona abdominal.
"Lo quise esquivar pero no pude. Me recuperé, traté de acercarme a la puerta, lo tomé del hombro, lo frené pero me clavó el cuchillo en el pulmón. En ese momento se fue. Yo me tapé la herida y salí a pedir ayuda a mi hija (de 5 años) y a mi mamá (con Alzheimer)", contó Rosana Sosa.
El juez Víctor Comeglio de la Primera Cámara del Crimen, le preguntó también a la víctima si se habían producidos otras situaciones de violencia anteriores.
Situaciones violentas
La mujer dijo que 9 años atrás, después de una discusión porque ella no le atendió el teléfono, el médico le destrozó toda la ropa por lo que tuvo que llamar a su padre para que se lo llevara.
También contó que cierta vez le había apuntado con un rifle de aire comprimido sin que ella se diera cuenta pero ante algunos testigos.
Otro tema de frecuente discusión era porque él consideraba que ella no podía usar ropa interior diminuta.
Contó también que si bien era una persona celosa, que nunca la había golpeado y que le había encontrado un mensaje de texto de una mujer, semanas antes del ataque.
Otros testigos
Ayer también declararon varios testigos. Entre ellos los más importantes fueron dos vecinos que socorrieron a la enfermera cuando logró salir al pasillo del complejo de departamentos de Balloffet y Estrada de Las Heras, donde residían.
María Puebla dijo que estaba durmiendo en el departamento cercano cuando sintió ruidos "de muebles contra las paredes y gritos de auxilio a la madre para que llamara a la policía".
Llegó a la puerta del departamento de la pareja y se topó con Fernández, le preguntó qué pasaba y el hombre le dijo "No pasa nada, está loca".
En ese momento abrió la mano y la vecina le pudo ver el cuchillo de 25 centímetros, con la hoja limpia, aunque el mando estaba ensangrentado.
"Estaba indiferente, como si no hubiera pasado nada", describió la mujer. En tanto que Martín Bullones, otro vecino que lo vio abandonar el lugar lo describió de otra forma: "Estaba cegado, como en un estado de nervios".
El testimonio de Bullones resultó importante porque la hija del matrimonio salió del departamento y le dijo "mi papá le está pegando a mi mamá", y también oyó que la enfermera le decía al médico: "¿Por un tatuaje me vas a hacer esto?"