La fondue tiene una característica muy particular, similar a la del mate o a las tradicionales migas de pastor, por ejemplo. Quienes se disponen a armar una ronda en torno a un caquelon (donde se colocan las salsas o aceite a calentar) están dispuestos a compartir, comer en grupo, a que el plato sea común para todos.
El mate pasa de mano en mano y las migas de pastor (comida española a base de harina, aceite, agua y sal) se sirven en una gran sartén o miguera en el centro de la mesa a la que todos acercan su tenedor. La fondue invita a lo mismo.
Así, una cacerola de barro cocido o hierro fundido queda en el corazón de la ronda. En su interior contiene queso derretido, aceite caliente o chocolate fundido. Los comensales introducen allí, pinche de por medio, diferentes alimentos.
Es una comida suiza que, se cree, la inventaron los pastores cuando calentaban trozos de quesos viejos para ablandarlos. De hecho, la traducción de fondue (francés) es derretido.
Te proponemos un recorrido por distintos puntos de Mendoza donde podés vivir esta experiencia en compañía.
La fondue puede ser acompañada con vinos blancos, tintos, cervezas comerciales o artesanales, gaseosas, agua o soda. Se aconseja que para los quesos se elija el vino blanco y para las carnes, uno tinto. Sin embargo la combinación queda a merced del gusto de cada uno.
Entre cerros mendocinos
Camino a Las Vegas se encuentra instalado el salón familiar que combina la calidez y naturalidad de la montaña con el exquisito sabor de la fondue y demás comida casera.
Entre Cerros fondue y casa de té, es atendida por Claudia y ‘Quique’, los propietarios que elaboran con dedicación cada producto ofrecido.
Ella es la dueña encargada de las pastas y él es el responsable de elaborar las diferentes clases de fondue porque dice ser un “especialista en el tema”. Su fondue de chocolate es realizada con una salsa de chocolates negros que se acompaña de frutas secas como pasas, nueces, orejones; frutas frescas de estación, galletas dulces, cubanitos, merenguitos y demás opciones dulces. Su valor es de $ 90 para dos personas o $ 180 para cuatro.
“Luego de una abundante comida piden esta opción como postre y nunca la terminan porque es grande”, aclara Claudia.
El queso en sus diferentes variedades es el gran protagonista en este estilo de comida compartida. Entre Cerros ofrece una fondue de queso tradicional y otra especial. En la primera alternativa la mezcla es servida con trozos de pan y en el caso de la segunda, llamada también “Entre Cerros”, se le agrega tomatitos disecados o cherry, verduras de estación, champignones, jamón cocido y salchichas ahumadas. Los precios oscilan entre $ 130 para una pareja y $ 260 para cuatro comensales.
“Las recetas que elaboramos son exactas y pensadas. Si hoy comés una fondue de queso que te encantó, la próxima vez que vuelvas vas a comer la misma”, aclara ‘Quique’.
Como en casa
El Rincón Suizo ofrece las tres variedades clásicas de esta preparación: queso, chocolate y carne.
Cinco variedades de quesos son fundidas en vino blanco con una pizca de kirsch (aguardiente de cerezas).
Para introducir en el queso derretido se sirven trocitos de pan tostado, tomates cherry, champignones, salchichas, cebollitas y jamón cocido.
La fondue de carne tiene en la cacerola aceite caliente a punto para freír. En él se introducen cubos de ternera (el corazón del cuadril) y se acompaña con ocho variedades de salsas. Pueden ser: ayolí (mayonesa de ajo casera), de hongos, de cebolla, tártara (mayonesa a base de pickles), mayonesa casera, mostaza casera, ketchup y ají picante. Acompaña esto pan de campo casero.
Cualquiera de estas dos opciones de fondue tienen un valor de $120, para dos personas y de $200, para cuatro.
La variedad de chocolate ofrecida en Rincón Suizo es más económica que las anteriores. Cuesta $ 90 y si bien la carta dice que es para 2 personas “comen tres y, si es de postre, hasta 4. Es abundante”, aseguran desde el lugar.
En este caso se llevan a la mesa frutas de estación, merengues, obleas, vainillas y malvaviscos para sumergirlos en chocolate fundido.
En el corazón del Bombal
En Godoy Cruz está el espacio de arte Armagnac Bistrot, donde además de comer fondue se puede disfrutar de diferentes exposiciones. Allí se ofrece la fondue de carne, que incluye trozos de cerdo, ternera y pollo listos para freír. Se sirve con pan fresco. Se sirve con salsa de tomate, de queso azul, crema de champignones y alioli (mayonesa de ajo son aceite, con leche). El plato para dos personas tiene un valor de $110 y para cuatro, de $190.
Otra: cubitos de jamón, croûton (cubos saborizados de pan tostado), salchichas parrilleras y champignones pueden ser bañados en una variedad de quesos fundidos con vino chardonnay. Ésta tiene un valor de $105 y $185, para dos y cuatro personas respectivamente.
Y la ‘niña bonita’ de todos los locales es la fondue de chocolate. En Maragnac se lleva a la mesa con croutones dulces, vainillas, brownies y frutas de estación. Tiene un valor de $90 para dos personas y $160 para cuatro.
La frutilla del postre
La carta gastronómica de 348 Bar es muy amplia, incluye sabores orientales, pastas, ensaladas, pizzas, tablas de picadas, tabla de mar y más.
Aquí se ofrece la fondue de chocolate a modo de postre. Se sirve el chocolate fundido y frutos de estación. Tiene un valor de $40 y puede alcanzar para tres o cuatro personas.
En esta bar también se ofrece la Erupción de Sabores, que incluye un volcán de chocolate, helado de crema y espuma de panacota.