Juan Martín del Potro es un tenista que perdió la eficacia de uno de sus golpes: el revés.
En apariencia, sería un hándicap. Pero en la práctica no lo es y ahora se podría sustentar que el argentino ha encontrado un recurso que lo vuelve más peligroso.
Al reinsertarse al circuito en marzo, tras una tercera cirugía en la muñeca izquierda, Del Potro ha recurrido al slice cortado como respuesta a los rivales que le atacan por la zurda.
La estrategia le ha funcionado al actual número 142 del ranking. Ahí está su medalla olímpica de plata en los Juegos de Río de Janeiro, donde venció a Novak Djokovic y Rafael Nadal.
Y ahora presume de ser el jugador con el ranking más bajo en alcanzar los cuartos del final del Abierto de Estados Unidos desde que Jimmy Connors (171) lo hizo en 1991.
Su enfrentamiento de este miércoles ante el suizo Stan Wawrinka, el tercer preclasificado y a quien derrotó en la segunda ronda del último Wimbledon, es el primer duelo del argentino en esa instancia de un Grand Slam desde la edición de 2013 del torneo británico en superficie de césped.
Del Potro llega sin haber sido cedido todavía un solo set en el último Slam de la temporada, propulsado con su potente derecha, su saque fiable (ha sumado 154 puntos de 194 para una efectividad de 79% con el primer servicio) y su atrevimiento para subir a la red.
Pero el slice ha sido su escudo frente a la táctica de castigarle por la izquierda. "Por mis dificultades con el revés, encontré en el slice una forma de jugar diferente'', dijo Del Potro. "Cuando los otros jugadores me veían a mí, esperaban un revés fuerte y hoy eso a veces eso no pasa''.
En el US Open, Del Potro ha sumado un puñado de puntos con el revés (apenas cuatro cuando venció a David Ferrer en la tercera ronda) pero no es algo que le impida dominar.
"Ahora que poco a poco voy recuperando mi revés normal también me queda esa opción para cambiar de ritmo, de velocidad, y no jugar todo tan fuerte'', analizó.
Varios de los rivales a los que Del Potro venció en Flushing Meadows reconocen que por ahí no está su talón de Aquiles. Ferrer: "Con la derecha no especula y sabe compensar con el slice''.
Dominic Thiem: "El revés probablemente no está como cuando estaba en su mejor nivel, pero cada vez le pega mejor''.
Diego Schwartzman: "Aunque no le pega máximo como antes, yerra muy poco. Y el hecho de ya no errar en un tenis de alto nivel te lo pone más difícil''.
Y la realidad es que es slice es un golpe muy útil. Roger Federer es su mayor exponente. Fue como Roberta Vinci neutralizó la agresividad de Serena Williams en su sonada victoria en las semifinales del US Open el año pasado.
También es un golpe esencial para jugadores altos como Del Potro, quien mide 1,98 metros. "Creo que tienes que defenderte bien y hay que moverse bien'', señaló Milos Raonic, el canadiense que mide 1,96 metros (6 pies, 5 pulgadas) y subcampeón del último Wimbledon.
"Cada jugador lo hace distinto. Para mí es importante por tener tanto alcance. Me ayuda a ganar algo de tiempo si me sorprenden desubicado''.
Con miras a la próxima temporada, Del Potro aspira a retener el slice y apretar más con el revés habitual: "De esta manera lo estoy llevando bastante bien, pero tengo que tener un revés más fuerte''.