¿Tenemos menos pobres que Suecia o Noruega?

De acuerdo con el Indec, las cifras de pobreza e indigencia en la Argentina son menores a las de los países más avanzados. Se siguen sosteniendo datos faltos, mientras la credibilidad de nuestro país en el mundo continúa cayendo.

¿Tenemos menos pobres que Suecia o Noruega?

Si no se tratase de un tema tan serio y tan grave, podría causar gracia. Pero dar a conocer datos estadísticos que supuestamente demuestran que en la Argentina hay menos pobres e indigentes que en países con altísimos estándares de vida, como Suecia, Finlandia, Noruega o Dinamarca no sólo sirve para incrementar el desprestigio en que ha caído la Argentina a nivel mundial, sino que constituye una verdadera provocación a los propios argentinos.

Lo grave y serio del caso es que quien tiene a su cargo conducir los destinos del país, no sólo le resta importancia a las cifras, sino que ratifica a un ministro de Economía que, por demostrar una absoluta incapacidad para responder preguntas obvias, ha logrado una lamentable trascendencia internacional.

La sola mención de las cifras de inflación, que contrastan diametralmente con las que dan a conocer los estudios privados, constituyen de por sí un aspecto suficientemente grave que lesiona la credibilidad de la Argentina y actúa en contra de quienes puedan llegar a interesarse por generar inversiones en cualquier ámbito. Además, afirmar que en la Argentina hay sólo un 5,4% de pobres causa estupor y enerva al ciudadano más moderado.

De todos modos, cabría aclarar que el porcentaje cuestionado no surgió del delirio de un funcionario, sino de una base de datos falsa, que parte de considerar que el costo promedio de la denominada “Canasta básica total” es de 510 pesos por adulto; lo que determina que si una persona tuvo ingresos mensuales superiores a esa cifra, directamente no es pobre.

En el caso de un hogar conformado por cuatro miembros, los ingresos mensuales no deberían ser inferiores a los 1.577 pesos. En el caso de la “Canasta Básica Alimentaria” se fijó en 229 pesos para una persona y en 707 pesos para un hogar tipo. De allí entonces que se establezca que exista en la Argentina poco más del 5% de pobres y sólo un 1,7% de indigentes. Para el Indec, entonces, un persona puede subsistir en la Argentina con 6 pesos por día.

Contrastando con esas cifras, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina determinó que el costo real de la Canasta Básica Alimentaria es dos veces mayor que el del Indec y en el caso de la Canasta Básica Total, es 1,9 veces superior.

Por ese motivo entonces, para la UCA el 16% de los hogares y el 26% de las personas viven en la Argentina en situación de pobreza, mientras que el 3% de los hogares urbanos y más del 5% de las personas se encuentran en estado de indigencia.

Resulta tan burda la maniobra que no es convincente para ningún argentino e inclusive ha generado la reacción de los organismos internacionales, a punto tal que la propia administración de Barack Obama se sumó a las críticas ante la “falta de credibilidad de las estadísticas”.

También es llamativo el silencio y la complacencia que surgen desde las más altas esferas oficiales. Costará mucho recuperar la credibilidad y es necesario un cambio.

Sólo a modo de ejemplo podría señalarse que en Chile, en la intención de mantener la credibilidad internacional y su economía consolidada, se pidió la renuncia del titular del Instituto Nacional de Estadística porque cometió un error en el número total de un censo de población, por presentar un índice de precios al consumidor que difería en 4 décimas respecto de la cifra oficial y por dar a conocer tres fe de erratas en las que la institución asumía errores en los cálculos.

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