El robo del tendido eléctrico en zonas rurales del Este no cesa y los delincuentes cuentan a su favor con dos elementos: una extensa región de campos que la policía tiene problemas para cubrir y la soledad que generalmente reina en esos lugares. Por ese doble motivo, dar con los autores de este tipo de delitos no es tarea sencilla y, en algunos casos, la investigación lleva meses.
Así las cosas y aunque el robo de transformadores en San Martín se repite con un promedio alarmante de 15 días, en las últimas horas fueron detenidas dos personas, señaladas como eslabones de la cadena de robo y comercialización de material eléctrico.
“La verdad es que no sabemos cuántas bandas operan en la zona rural, pero la policía acaba de detener a algunos integrantes”, señaló José Álvarez, presidente de la cooperativa eléctrica Algarrobo Grande, que atiende a unos 15.000 usuarios de zonas rurales de San Martín, Santa Rosa y Junín. En esa geografía tiene instalados 1.400 kilómetros de líneas y unos 1.500 transformadores.
La zona es demasiado grande para vigilarla con eficacia y, para colmo, los delincuentes suelen elegir aquellos transformadores más aislados y que generalmente alimentan pozos de agua. “Nadie nota que se llevaron el aparato hasta que quieren prender el motor del pozo y no hay corriente”, explican desde la Cooperativa y cuentan que reponer cada transformador cuesta unos $ 80.000.
Luego de meses de investigación, en los últimos días, personal de la comisaría 55 y de Investigaciones detuvo por el delito de robo a Juan Rodríguez, a quien los efectivos le encontraron en su camioneta una serie de bobinas de cobre que pertenecían a transformadores robados en Montecaseros.
“Rodríguez está acusado de comercializar ese cobre”, explicó Álvarez y desde la distrital de policía detallaron que la ruta habitual del material robado va del Este al Gran Mendoza y desde allí sale de la provincia o es utilizado para producir el sulfato de cobre, valioso agroquímico utilizado en los cultivos.
En el mismo operativo que quedó detenido Rodríguez, la policía aprehendió a Norberto Suárez, señalado como el autor de algunos de los robos, un sujeto que actuaría en compañía de otra gente a la que ahora se está buscando: “Por cada transformador desmantelado y robado, los delincuentes se alzan con unos $ 5.000 que es lo que se paga por las bobinas de cobre”, detallaron desde la cooperativa.
Desde hace meses y con la idea de optimizar la vigilancia del tendido eléctrico en la zona rural, la Cooperativa y la policía formaron una unidad de patrullaje, donde la primera pone la movilidad y un chofer y la segunda, un efectivo, para recorrer los campos durante la noche.
“Armamos una patrulla para vigilar, ponemos alarma en los transformadores, los rodeamos con jaulas de acero y nada alcanza porque los robos se repiten y la gente se queda sin corriente; por eso, cuando alguno de estos delincuentes cae, para nosotros y para los vecinos de la zona rural es una buena noticia”, cerró Álvarez.