La medicina hiperbárica es una especialidad médica indicada para tratar diversas patologías a través de la oxigenación hiperbárica, una terapia que se basa en obtener una mayor cantidad de oxígeno diluido en sangre. Esto se logra gracias a la cámara hiperbárica. El paciente ingresa en este dispositivo médico y mediante la colocación de una máscara respira oxígeno en concentraciones cercanas al 100% en un ambiente presurizado, es decir, a una presión superior a la atmosférica.
¿Cuándo y cómo surgió la medicina hiperbárica?
Hace tres siglos y medio, en 1662, un clérigo británico llamado Henshaw estableció que el aumento de la presión del aire podría aliviar algunas lesiones agudas, mientras que las presiones bajas podrían ser útiles en las patologías crónicas. Siguiendo esta teoría, desarrolló lo que se cree que fue la primera cámara hiperbárica, llamada “domicilium”. Su objetivo era asistir en la digestión, promover la respiración y prevenir la mayoría de las infecciones pulmonares.
Ya en el siglo XX, un profesor de la Universidad de Kansas (EEUU), Orville J. Cunninghan, usó la presión parcial elevada de oxígeno para tratar estados hipóxicos (con poco oxígeno), y observó que los pacientes con problemas cardíacos y alteraciones circulatorias que se sentían mal en las montañas mejoraban a nivel del mar, por lo que consideró que aumentar la presión podía ser beneficioso para estas personas. Así fue como construyó una cámara y empezó a tratar diferentes enfermedades.
Tiempos modernos
Fue recién en 1960 cuando un paciente con gangrena gaseosa es tratado con éxito en una cámara hiperbárica. En aquellos años algunos profesionales como el Dr. Boerema en Holanda ya había utilizado la oxigenación hiperbárica en quirófanos para asegurar el éxito de las cirugías cardiovasculares y para revitalizar colgajos de piel en politraumatismos, fracturas complicadas y casos de congelación.
En el año 2.000, el Consejo Norteamericano de Especialidades Médicas aprobó a la medicina hiperbárica como una subespecialidad tanto de la medicina preventiva como de emergencia. El tratamiento también cuenta con el visto bueno de la Asociación Médica Norteamericana, la Administración de Alimentos y Drogas y numerosas instituciones gubernamentales en Europa, Argentina y el resto de los países de América Latina.
Actualmente existe numerosa documentación científica que avala la efectividad terapéutica del tratamiento de oxigenación hiperbárica en diversas patologías y los centros de salud especializados en medicina hiperbárica crecen en todo el mundo. Algunos de los casos más conocidos a nivel mundial que fueron abordados por la medicina hiperbárica en los últimos años son:
-Los doctores Paul Harch y Ted Fogarty utilizaron terapia hiperbárica para revertir el daño cerebral en Eden Carlson, de 2 años, quien se recuperó tras sufrir un paro cardíaco después de ahogarse con agua fría en una ciudad de EEUU. La paciente no tenía habla, marcha ni respuesta a los comandos durante 48 días hasta que decidieron probar con la terapia de oxigenación hiperbárica. Recibió 40 sesiones y después de eso recuperó el habla, la cognición normal, el andar asistido, la motilidad residual fina y ya poseía actividad eléctrica en la corteza cerebral.
-El corredor italiano de motos Valentino Rossi sufrió una fractura en la pierna y, tras recibir terapia de oxigenación hiperbárica, volvió a competir apenas un mes después del incidente. Lo mismo ocurrió con Randy de Puniet, quien corrió la carrera completa de MotoGP y quedó en décimo lugar con solo 27 días de tratamiento en cámara hiperbárica tras una lesión por la que usaba muletas.
-El futbolista argentino Kun Agüero sufrió una lesión en el bíceps femoral izquierdo durante el Mundial 2014. Gracias al tratamiento de oxigenación hiperbárica, el jugador pudo reincorporarse en el mismo evento deportivo y participar en los cuartos de final.
La terapia hiperbárica en Argentina
En Argentina, la oxigenoterapia se comienza a utilizar al inicio de la década del ´60 en el Hospital Pirovano de Buenos Aires y en el Leprosario de Rodríguez en el tratamiento de la lepra lepromatosa. También en la Base Naval de Mar del Plata, donde se han realizado tratamientos de la población civil, y al mismo tiempo trabajos de investigación.
Años más tarde, en 2011 se fundó la Asociación Argentina de Medicina Hiperbárica e Investigaciones (AAMHEI) para asesorar a más de 80 centros médicos de tratamientos de oxigenación hiperbárica con cámaras de alta presión y cámaras semirrígidas, que son de mayor accesibilidad al manejo y mayor bioseguridad para paciente y operador.
En los últimos años hubo un resurgimiento de la terapia de oxigenación hiperbárica, debido a que grandes científicos han descubierto que los tratamientos a presiones menores a 2 atm son incluso más eficientes para tratar enfermedades neurológicas.
Es decir, algunos de los mayores logros que se le reconocen a la medicina hiperbárica a lo largo de estos años son una gran eficacia a nivel de rehabilitación neurológica y también para desarrollar los efectos terapéuticos fisiológicos que se obtienen al aumentar el oxígeno en sangre (como cicatrización de heridas, tratamiento de infecciones, disminución de la inflamación y recuperación de la falta de oxígeno en sangre y tejidos en diversas enfermedades).
Hoy en día es un campo ampliamente aceptado en la medicina. Las cámaras de tecnología moderna son de fácil instalación, operación y menores costos, lo que ha provocado un resurgimiento del tratamiento de oxigenación hiperbárico e implementación del mismo en numerosos centros privados y públicos en nuestro país.
Por tanto, el desafío que presentan en la actualidad los profesionales que se dedican a esta especialidad es que la actividad y las aplicaciones médicas sean difundidas a nivel científico para poder ser indicada en cualquier especialidad de la medicina. El tratamiento de oxigenación hiperbárica es un excelente coadyuvante de las terapias convencionales de numerosas patologías como heridas, pie diabético, Parkinson, autismo y TGD, ACV, esclerosis múltiple, Alzheimer y Fibromialgia entre otras.