Temporada compleja para el sector florícola mendocino

Con los costos creciendo más que los precios de venta, la industria busca organizarse para planificar la producción y ordenar la actividad. Quienes se especializan en flores de corte son los más complicados por la falta de rentabilidad.

Temporada compleja para el sector florícola mendocino
Temporada compleja para el sector florícola mendocino

El incesante aumento en los costos de producción y la imposibilidad para trasladarlo en igual medida a los precios de venta, está complicando a los floricultores de Mendoza. Las dificultades se dan más entre los productores de flores de corte, ya que los viveros donde se multiplican plantas ornamentales, ven compensado el acotado margen, con el volumen de ventas que ha mostrado un aumento en las últimas temporadas.

Mendoza es la segunda provincia argentina en cantidad de productores y tercera en superficie cultivada. El Instituto de Desarrollo Rural había censado, en 2004, 113 floricultores y una superficie total de 120 hectáreas, de las cuales el 68% correspondían a cultivos a campo y el resto bajo cubierta.

La referente del INTA para esta actividad en la Región, Mavi Piovano, estima que, en este momento, esa superficie puede ser un 40% mayor, y ve posibilidades de un incremento ya que en el organismo reciben muchas consultas de pequeños productores que cuentan con disponibilidad de mano de obra y agua. Sin embargo, la experta admite que “son escasos los recursos de los que disponen los productores para iniciar un cultivo rentable”.

La situación en el campo

Jorge García produce flores de corte en su propiedad de El Borbollón, departamento Las Heras. Hace 5 años se sumó al emprendimiento de su hermano, que había iniciado la actividad 3 años antes. Es miembro de la Cooperativa Mendoflor y produce mayormente flores a campo, y algunas bajo invernadero, las cuales demandan mayores costos.

En el primer grupo se cuentan fresias, godetias, gladiolos (que salen a principios de diciembre) y cresta de gallo (que empieza a salir del campo en enero-febrero). Bajo cubierta cultiva paniculata (flores blancas, pequeñas, que acompañan los ramos o a otras flores); lisiantus y astromelias.

Ahora no todos los productores están en condiciones de producir cualquier especie. “Muchas veces es imposible conseguir semillas, bulbos o raíces importadas, porque primero las obtienen los viveros grandes. Además, el costo es muy elevado y a eso hay que sumarle el costo de hacer los plantines”, advierte García.

“La floricultura no está en su mejor momento”, apunta el productor lasherino. “La economía -agrega- no anda bien, y la gente atiende primero sus necesidades básicas, como alimentarse y vestirse. Una flor no es una necesidad de todos los días. Se nos hace complicado seguir, porque tenemos que bajar los precios para poder vender, mientras nuestros costos suben permanentemente”.

García indica que en promedio un agroquímico que hace dos meses valía $200 hoy sale $240, lo que implica una aumento del 20%. “No podemos pedir más de lo que la gente está dispuesta a pagar. Los precios de venta de este año son prácticamente iguales, habrán aumentado un 10%,  mientras que el gasoil aumentó un 40% de un año para el otro al igual que los fertilizantes y los agroquímicos”.

García revela que están tratando de conectarse con el Gobierno para tener alguna ayuda. “Hay gente que no tiene invernadero, y mediante algún subsidio se podría acceder a un invernadero, a un lugar para germinar semillas”, señala.

En tanto, los asociados a la Cooperativa Mendoflor están reuniéndose con sus pares del Mercado Cooperativo de Floricultores de Mendoza  y Maipuflor, que es una asociación de hecho que opera en el departamento Maipú.

“Tenemos que definir qué le pedimos al Gobierno. Porque si seguimos así, lamentablemente, vamos a tener que cambiar de rubro o lotear las tierras. Parece que a mucha gente le va mejor loteando la finca, que haciéndola producir”, reflexiona el productor de El Borbollón.

Otro panorama

Los viveros, que producen plantas ornamentales (para macetas y jardines) muestran un panorama distinto al de los productores de flores de corte, al menos en cuanto al nivel de demanda. Marina Rodríguez, responsable de producción de Vivero Productor, de Dora Morici, revela que en los últimos dos años aumentó mucho la demanda de especies xerófilas, las cuales tienen un bajo requerimiento hídrico y soportan altas temperaturas. En esa categoría se pueden nombrar algunas como: pennicetum, carex o de cortaderas.

El establecimiento, ubicado en Guaymallén, pertenece a la Asociación Territorial de Viveristas Ornamentales de Mendoza, integrada por 25 viveros de ese departamento, a los que se suman productores de Las Heras, Capital, Luján de Cuyo, Tunuyán y Maipú. El grupo, como tal, hace más de 3 años que viene en actividad; pero quedó formalmente constituido como Asociación hace alrededor de 2 meses. Cada uno trata de producir distintas especies (gramíneas, rosales, árboles, arbustos, plantines de flores para jardín).

“Tenemos comunicación permanente porque tratamos de dividirnos la producción y unificar precios”, apunta Rodríguez. De alguna manera planifican la producción en función de la demanda potencial del mercado; para evitar que haya sobreoferta de algunas especies y escasez de otras. Unos hacen gramíneas, otros arbustos, otros árboles, otros rosales, algunos se especializan en bonsái y hay quienes preparan sustratos para macetas.

Vivero Productor produce plantines de flores de temporada para proveer a viveros que venden al público. “Al pasar esta temporada -dice la responsable de producción del establecimiento- vemos que nos quedamos muy cortos con los plantines. Este año hemos vendido un 30% más que el año pasado y nos faltó material, por lo que para el año que viene vamos a tener que incrementar un poco la producción”.

La demanda de las distintas especies (y sus variedades), puede llegar a variar según la zona. Rodríguez pone como ejemplo que -por lo general- en las áreas periurbanas o rurales se vende más el “conejito alto”, y en las zonas urbanas el “enano”. Lo mismo pasa con las clavelinas (siempre hablando de plantín, y no de flor de corte); las bajas se venden más en los centros urbanos, y las altas son más demandadas en la periferia de las ciudades.

Rodríguez asegura que “hay muchísima gente que está haciendo jardines xerófilos”.

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