Ni el diluvio que azotó ayer a Buenos Aires logró frenar el ímpetu de Temperley, que en un partido flojo, se impuso a Tigre (2-0).
En casa, el Gasolero fue a buscar el “gol” con mayor decisión y tuvo su recompensa por duplicado en el primer tiempo. Primero tras el cabezazo de Gonzalo Ríos (a los 9’) y luego, de penal, con el zapatazo de Christian Chimino (26’), que castigó en la red la mano grosera de Emiliano Papa.
Por su parte, Tigre intentó en el segundo tiempo ajustar sus líneas de ataque pero las pocas chances que generó se quedaron en las manos de Federico Crivelli. Mauro Camoranesi, técnico del Matador, se fue preocupado, no solo por los dos tantos también por las lesiones de Federico González y Martín Galmarini. Y si fuera poco por la expulsión de Santiago Izaguirre.
La lluvia terminó por quitarle al partido la poca dinámica de juego que ambos bandos propusieron, sin embargo, Temperley (con más ambición que fútbol) puso mucha gente en campo rival. Leandro Sapetti tiró un centro llovido al área y Gonzalo Ríos, que lo buscó con seguridad, anticipó a Javier García para facturar en el marcador. A partir de allí. el partido se cocinó con una sola receta.