Los residentes de Florida comenzaban a prepararse este jueves ante la llegada de Dorian el lunes, probablemente como un huracán "extremadamente peligroso" luego de haberse intensificado en el Atlántico sin ningún obstáculo en el camino.
Después de haber rozado Puerto Rico el miércoles por la noche, sin causar daños, Dorian se adentraba en el océano 355 km al noroeste de Puerto Rico, soplando con vientos máximos sostenidos de 140 km/hora, según el boletín del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
"Dorian se convertirá el viernes en un huracán de gran intensidad", es decir de categoría 3 (120 Km/hora) o más, "y continuará siendo un huracán extremadamente peligroso a lo largo del fin de semana", escribió el NHC.
Los modelos de su trayectoria lo muestran llegando a Florida entre lunes y martes, aunque aún es pronto para saber adónde exactamente.
El gobernador Ron DeSantis declaró el miércoles estado de emergencia en toda la costa este, desde los cayos del sur hasta la frontera con Georgia en el norte, e insistió este jueves en que todos los residentes deben estar preparados para recibir el impacto de un gran huracán.
"Todos los floridianos deben tener un plan. No esperen a que sea demasiado tarde", escribió este jueves en Twitter.
Los condados pusieron a disposición el jueves centros de distribución de sacos de arena, para colocar en las puertas en las zonas inundables, y algunos residentes ya reportaban largas colas para comprar agua en los supermercados.
"Había unas colas horribles en Costco", contó Cristina Grand, una residente de Miami de 55 años, refiriéndose a una de las mayores cadenas de supermercados del país.
La televisión local mostraba estantes sin existencias y colas en las gasolineras.
Grand vive con su familia en una zona inundable frente a la bahía de Miami, pero no se prepara para desalojar porque ha sobrevivido a varios huracanes.
"Ya hemos pasado tantos que prefiero pasarlo en mi casa. Categorías uno y dos no me preocupan. Tres ya es distinto. Con Irma estuvimos 10 días sin luz...", recuerda.
El sur de Florida fue azotado en 2017 por el huracán Irma, que dejó graves destrozos en los cayos.
En Puerto Rico, la población se despertó aliviada por haberse salvado de la amenaza del huracán, que iba a ser el primer ciclón en golpear esta isla del Caribe desde que María la destrozara hace dos años.
"Aquello fue horrible", dijo Francisco Cabrera, de 59 años, en Fajardo, una población en el este de Puerto Rico que iba a estar en el centro de la tormenta y en cambio esquivó el golpe. "Levantarse hoy con el sol, es increíble".