La disolución de Cambiemos en Córdoba generó un cimbronazo a nivel nacional cuyas consecuencias son hoy, a nueve meses de las elecciones, una incógnita para todos los integrantes de la coalición de Gobierno.
La alianza que nació en 2015 venía mostrando tensiones internas por el tironeo entre el PRO y la UCR, pero ahora –además de Córdoba- hay fisuras en Chubut, Catamarca y Tierra del Fuego, tras los chispazos en Neuquén y La Pampa.
Es un escenario inesperado en el que la conducción del PRO se muestra tranquila, pero con una bajada de línea muy concreta puertas adentro: "El candidato para octubre es Mauricio", le dijo a este diario ayer un colaborador del Presidente Macri en la Casa Rosada.
A metros del despacho presidencial afirman que "no existe un plan B" que lleve a María Eugenia Vidal a reemplazar a Macri en las urnas. Y, por ahora, cierran la puerta a aquella interna con Martín Lousteau reclamada por un sector creciente de la UCR.
Para intentar calmar las aguas, el PRO evalúa abrir la discusión por las listas más temprano que tarde y ofrecerle a la UCR más lugares de poder, como la presidencia de la Cámara de Diputados que en diciembre abandonará el peronista Emilio Monzó.
Federico Storani, vice de la UCR, volvió a ser tajante ayer. En diálogo con este diario sentenció: "No queremos conseguir cargos públicos".
La UCR pide que la coalición deje de ser netamente electoral y pase a ser aquello para lo que fue pensada: una coalición de Gobierno. La rebelión radical halló otro catalizador en la falta de entendimiento entre Mario Negri y Ramón Mestre, que llevó al rompimiento de Cambiemos en Córdoba.
Ahora, todo el oficialismo intenta previsualizar dónde termina esto. Storani dijo que lo ocurrido en tierra mediterránea es “lamentable” y aclaró que para llegar con vida a octubre “la alianza nacional debe cambiar sus reglas de juego”.
Será determinante entonces que el PRO abra el juego y que la convención radical de abril fije una única postura. Jorge Sappia, presidente de la Convención radical, advirtió en declaraciones al canal Metro que el organismo deliberativo partidario, integrado por 350 convencionales "debe resolver la política de alianzas y la estrategia electoral". "Se debe decidir si la UCR sigue en Cambiemos", completó. Luis Naidenoff, presidente del interbloque oficialista en el Senado, se mostró muy preocupado.
Y advirtió que la ruptura “pone en riesgo el triunfo en Córdoba y puede tener consecuencias el día de mañana en el andamiaje nacional”. El formoseño consideró que las elecciones nacionales están cerca, y “no ayuda para nada una puja de vanidades cuando hay mucho en juego no solo en Córdoba sino también en la Argentina”.
Tan convulsionado está el escenario que afloraron claras diferencias entre los propios radicales. El gobernador jujeño Gerardo Morales se mantiene fiel a Macri en lo discursivo, porque también desdobló y su provincia votará el 9 de junio. Morales ratificó ayer su negativa a realizar una interna presidencial en Cambiemos e instó a todos los aliados a "fortalecer la figura presidencial".
Y fue cortante: "Hay dos candidatos, o es Macri o es Cristina Kirchner". También, Morales le bajó el pulgar a Lousteau y dijo que "nunca" se le pasó por la cabeza que pueda disputar una PASO con Macri. "Hay que apoyar definitivamente al presidente Macri y hacer aportes para salir de esta situación económica, que es la crisis".
En las provincias
El caso Córdoba animó a dirigentes de otras provincias a elevar el tono y plantear sus disidencias con el macrismo puro. En Tierra del Fuego, el diputado nacional del PRO y candidato de Cambiemos a la gobernación Héctor "Tito" Stefani se bajó sorpresivamente.
En Chubut, Gustavo Menna, diputado nacional por la UCR y el precandidato a gobernador de Cambiemos, salió a despegarse de Macri. "Yo no soy representante del gobierno nacional", dijo. En Catamarca, los intendentes radicales temen que en su provincia la UCR y el PRO compitan en listas diferentes.