El Congreso de Brasil rechazó ayer que el presidente Michel Temer sea sometido a juicio por cargos penales de corrupción vinculados con el caso "Lava Jato".
Al menos 159 diputados votaron a favor de Temer, lo que, sumado a 13 ausencias, impidió antes del final de la votación la mayoría de dos tercios (342 de 513) necesaria para que la Cámara autorice que el Tribunal Supremo suspenda a Temer por 180 días para que sea juzgado por una denuncia de que se benefició de sobornos.
La votación continuaba anoche, tras una maratónica jornada marcada por virulentos ataques entre las bancadas oficialistas y las de la oposición.
Varios diputados gritaron consignas de "Fora Temer" ("Fuera Temer") al emitir su voto en el hemiciclo.
Una derrota para el presidente era considerada de antemano como improbable, ya que éste cuenta aún con numerosos aliados parlamentarios.
La votación en el Congreso era vista como el último escollo para que el líder conservador consiga mantener el mandato que heredó el año pasado tras la destitución de su predecesora, su ex aliada política Dilma Rousseff, y que finaliza el 31 de diciembre de 2018.
La sesión iniciada a las 9 de la mañana de ayer estuvo marcada por tumultos, empujones, insultos y manifestaciones de protestas dentro del recinto de la Cámara Baja. Temer se encontraba con sus principales colaboradores siguiendo la votación en el Palacio del Planalto, sede del gobierno.
El fiscal Janot prepara una segunda denuncia contra Temer por asociación ilícita y lavado de dinero a raíz del mismo caso, que involucra el pago de sobornos de la empresa cárnica JBS y una grabación que le hizo en la residencia oficial al gobernante el empresario delator Joesley Batista.
Es la segunda vez en menos de dos meses que Temer logra mantenerse en el cargo, luego de que el Tribunal Superior Electoral lo absolviera de delitos en la campaña de 2014, en la que fue reelecto como vicepresidente acompañando a Dilma Rousseff, destituida el año pasado en un juicio político.
El Gobierno de Temer está arrinconado desde que salió a la luz el escándalo de corrupción a mediados de mayo, cuando se dio a conocer una denuncia del empresario Joesley Batista, dueño del gigante del sector de la carne JBS.
Entre otras pruebas, Batista entregó a la Justicia un audio grabado a escondidas de una conversación suya con Temer, en la que el presidente parece avalar el pago de coimas a políticos. En junio, la fiscalía denunció formalmente al mandatario por corrupción pasiva, lavado de activos y asociación criminal. Al tratarse de un jefe de Estado, el Congreso tenía que levantar la inmunidad de Temer para que éste pueda ser juzgado.
En junio, el Tribunal Superior Electoral había evitado ya la anulación del mandato presidencial. Aunque no estaba vinculado con la denuncia de corrupción, el juicio por supuestas irregularidades en la elección de Temer en 2014 (entonces como vicepresidente de Rousseff) era vista como una posible salida a la grave crisis institucional.
El caso de Temer está enmarcado en la megacausa “Lava Jato” (“Lavado de autos”), que desató una ola de escándalos en torno a casi toda la clase política brasileña hace tres años. La Justicia acusa a decenas de políticos de haber aceptado sobornos de empresas interesadas en hacer negocios con la petrolera estatal Petrobras.
La victoria de Temer en el Congreso no implica ahora una salida a la crisis política en el gigante sudamericano, que pone en peligro la tímida recuperación económica tras dos años de una profunda recesión.
El Producto Bruto Interno (PBI) brasileño se contrajo en un acumulado del -7,4 por ciento en 2015 y 2016.
Cuestionado desde que asumió el cargo tras la controvertida destitución de Rousseff, Temer cuenta actualmente apenas con un 5% de apoyo entre la población.
Amante de la poesía y con una mujer 40 años menor
De semblante glacial y aire distante, a Temer nunca le gustó la política de proximidad ni tuvo pretensiones, incluso ya como presidente, de contar con el apoyo popular. Aunque su faceta privada se hizo más conocida al alcanzar el poder.
Tres veces presidente de la Cámara de Diputados y presidente del PMDB durante 15 años, para muchos resulta más interesante saber que comparte su vida con su tercera esposa, Marcela Tedeschi, una ex reina de belleza cuatro décadas menor. Temer es también un apasionado de la poesía, con una obra publicada, aunque sus versos se han convertido en un objetivo habitual de bromas en las redes sociales.
Discreto, parecía más feliz con su imagen de político distante. Al llegar al poder el año pasado, afirmó que su objetivo sería implementar duras reformas de austeridad económica, y que no le importaba ser impopular por ello.
Temer desató la polémica al elegir a un gabinete que se parecía mucho a sí mismo: una colección de hombres blancos, adinerados y de edad avanzada.