Brasil anunció esta semana una avalancha de privatizaciones, desatando una verdadera euforia bursátil, aunque también dudas sobre una estrategia que pone en venta varias “joyas de la corona” con la mera intención de tapar déficits.
La lista de 58 activos abarca puertos, aeropuertos -incluido la rentable terminal aérea de Congonhas, en el estado de San Pablo-, licitaciones petroleras y gestión de loterías. En la lista figuran igualmente Eletrobras, la mayor empresa de energía de América Latina, y hasta la misma Casa de la Moneda, que imprime la divisa nacional y los pasaportes.
Para completar el cuadro y las polémicas, el gobierno decidió abrir a la explotación minera privada un área de más de 40.000 km2 en plena selva amazónica.
Según las evaluaciones, el Estado podría recaudar con las privatizaciones unos 40.000 millones de reales (12.700 millones de dólares) antes de fines de 2018, cuando debe concluir el mandato del presidente conservador Michel Temer.
Una suma nada despreciable para un gobierno que este mes tuvo que aumentar las previsiones de sus déficits en 2017 y 2018, ante las demoras de recaudación y la lentitud del despegue económico después de dos años de grave recesión, que dejaron 13,5 millones de desempleados.
Temer aseguró en un video difundido el viernes en las redes sociales que el objetivo de esos proyectos “no es cubrir el déficit fiscal, sino crear empleos, generar renta y ofrecer un servicio de mejor calidad a la población”.
Su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, sostuvo en cambio la víspera que el plan “da seguridad a los agentes económicos y a los consumidores de que se está alcanzando el equilibrio fiscal, ahora con la ayuda importante de las privatizaciones”.
Los anuncios se realizaron en momentos en que el gobierno -desprestigiado por los escándalos de corrupción- enfrenta serias resistencias para aumentar impuestos o avanzar en la reforma de las jubilaciones, que considera esencial para sanear las cuentas públicas a largo plazo.
Señal al mercado
El mercado reaccionó con euforia a los anuncios. Ese entusiasmo despertó, sin embargo, sospechas de una acción improvisada. El propio gobierno admitió que el modelo de privatización de Eletrobras aún no se había definido.
“El factor más importante de los anuncios es la señal que el gobierno envía al mercado, incentivándolo a detectar empresas y activos públicos con potencial de pasar a la economía privada”, dijo el analista Marcelo Caparoz, de RC Consultores. Pero “el hecho de que el mercado se haya visto sorprendido denota cierta rapidez [en la planificación]. Entonces en la ejecución del plan podrían surgir problemas”, agregó.
Esos problemas no tardaron en perfilarse.
Las mayores resistencias se centran en Eletrobras, cuyas 233 plantas generan más de un tercio de electricidad del gigante sudamericano.
“No soy partidario de la privatización de Eletrobras. La empresa es una garantía de abastecimiento de energía. Tiene una función estratégica y, como tal, debe permanecer bajo control del Estado”, dijo el martes el ex ministro de Energía y actual senador Edison Lobao, del PMDB, el partido de Temer.
Los sindicatos de la empresa preparan movilizaciones y acciones judiciales para evitar lo que consideran una inevitable ola de despidos.
La privatización de Congonhas y otros aeropuertos rentables (de un total de 14 que serán sometidos a licitación) genera igualmente temores de dificultades financieras en Infraero, el grupo estatal a cargo de la gestión de las terminales.
En caso de que se concreten los planes, esta sería la mayor ola de privatizaciones de Brasil desde la presidencia de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), cuando el Estado se desprendió de empresas clave en los sectores de la minería y las telecomunicaciones.
"Desmonte" del Estado
El investigador y consultor independiente Felipe Queiroz denuncia un “desmonte del Estado”, en nombre de “un juego político-ideológico vinculado a grandes empresas”.
“Pasamos de un ciclo nacional-desarrollista a un ciclo ultraliberal”, dijo Queiroz, en referencia a la política de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, destituida el año pasado por el Congreso.
Sobre el plan pesan, asimismo, incertidumbres relacionadas con las denuncias de corrupción contra Temer y con las elecciones de 2018.
"En los próximos meses, la atención empezará a centrarse en los candidatos" que se perfilen como favoritos en los comicios de octubre, afirma Marcelo Caparoz.
La apuesta del mercado, obviamente, es la de un presidente partidario de políticas ortodoxas.
Y su principal temor: un retorno del ex líder sindical Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) que, pese a las acusaciones de corrupción en su contra, sigue liderando las intenciones de voto.
Lo que el estado buscará vender
Aeropuertos
Seis en el noreste: Maceió (estado de Alagoas); Joao Pessoa (Paraiba); Aracaju (Sergipe); Juazeiro do Norte (Ceará); Campina Grande (Paraiba); Recife (Pernambuco).
Cinco en el estado de Mato Grosso (centro-oeste): Várzea Grande; Rondonópolis; Sinop; Alta-Floresta; Barra do Garças.
Tres en sudeste: Vitória (Espírito Santo); Macaé (Río de Janeiro); Congonhas (Sao Paulo).
Carreteras
Estudio para la concesión de la ruta BR-153 entre los estados de Goiás (centro) y Tocantins (noreste)
Concesión de la ruta BR-364 entre Rondonia (región norte) y Mato Grosso (centro oeste)
Puertos
Nueve terminales en Pará (noreste): tres de GLP en el puerto de Miramar; cinco de cargas líquidas en Belém; y una de cargas líquidas en Vila do Conde.
Tres terminales de granos en Paranaguá (Paraná, sur)
Terminal de cargas líquidas en Vitória (Espírito Santo, sudeste)
Renovación anticipada del terminal de fertilizantes en el puerto de Itaquí (Maranhao, noreste)
Energía eléctrica
Eletrobras
Usina hidroeléctrica de Jaguara (Mato Grosso)
Once lotes de líneas de transmisión
Hidrocarburos
Rondas de licitaciones petroleras en aguas profundas (presal), de exploración y producción de crudo y de explotación de campos maduros.
Otros
- Casa de la Moneda
- Lotex (gestora de las loterías rápidas, o raspaditas)
- Privatización de la Compañía de Almacenes y Silos de Mato grosso (Casemg)
- Privatización de Ceasaminas (Centrales de Abastecimiento de Minas Gerais).
AFP
El alcalde de San Pablo quiere vender Petrobras
Ampliar el programa de privatizaciones, incluyendo la venta gradual de Petrobras, es una propuesta que defiende para Brasil el alcalde de San Pablo, Joao Doria, un empresario millonario volcado a la política que no descarta la disputa presidencial de 2018.
Doria elogió los recientes anuncios del gobierno de Michel Temer de reducir la participación estatal en casi 60 activos como aeropuertos, carreteras y hasta la Casa de la Moneda. Para Doria, una administración privada habría blindado a Petrobras, un ícono de Brasil, contra el Lava Jato, el mayor escándalo de corrupción del país que en tres años ha llevado a más de 100 políticos y empresarios tras las rejas.
“Obvio que el gobierno precisa mantener una escala, pero si se hace gradualmente, ¿por qué no tener por lo menos parte de Petrobras privatizada?", opina.
Afiliado al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Doria fue electo en octubre de 2016 para administrar la capital económica del país. Beneficiario del descontento generalizado con la política, salpicada por incesantes escándalos, el empresario venció al candidato a la reelección, Fernando Haddad (PT, izquierda) en el primer turno con 53% de los votos.
“No soy político, estoy en política”, dice el fundador del Grupo Doria, especializado en negocios de marketing y comunicaciones.
“No condeno a los políticos porque, al igual que entre los empresarios, hay buenos y malos, no se puede generalizar, pero hay cansancio, la política está más decidida por las nuevas personas y propuestas”, opina. Su estreno en la política lo catapultó como presidenciable para 2018 antes de cumplir el primer semestre en la gerencia municipal.
Según un sondeo en junio de Datafolha, en un primer turno, Doria, con 59 años, obtendría 10% de los votos. El líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, vencería con 30%.
AP