Temer gobernará a una sociedad hastiada

El actual presidente de Brasil desea suturar las heridas de una sociedad brasileña ahogada económicamente y cansada de la corrupción. Grandes desafíos a enfrentar hasta las próximas presidenciales de 2018.

Temer gobernará a una sociedad hastiada

El conservador Michel Temer pretende suturar las heridas de una sociedad brasileña ahogada económicamente y hastiada de la corrupción, en los dos años y cuatro meses que le quedan para completar el mandato de la destituida presidenta de izquierda Dilma Rousseff.

La lista de desafíos económicos, sociales y hasta judiciales proyectan un gobierno obligado a obtener resultados contrarreloj antes de las próximas presidenciales de 2018, que no podrá desatender las presiones de la heterogénea base de partidos que impulsó su ascenso.

Y todo bajo la negra sombra del escándalo de corrupción en Petrobras.

Es el mayor desafío y la mayor apuesta: pasar de un modelo de sesgo intervencionista a uno con mayores libertades económicas, que incluye en su menú privatizaciones y un fuerte ajuste.

Temer cuenta con el aval de la industria y del mercado. Desde que asumió interinamente en mayo tras la suspensión de Rousseff, la bolsa de San Pablo subió cerca de 29% y el real se apreció en torno al 15,7%.

Pero el país está en ruta a su primer bienio recesivo en más de 80 años y esta semana los datos oficiales mostraron que el desempleo marcó un récord de 11,6% en mayo-julio y el PBI se contrajo 0,6% en el segundo trimestre.

“Mi compromiso es rescatar la fuerza de nuestra economía y volver poner a Brasil sobre sus rieles”, dijo Temer en un mensaje transmitido tras su asunción.

Retroceso de la izquierda en la región

La batalla por el impeachment de Dilma Rousseff no solo pone fin a 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores en Brasil, también es un gran retroceso para la “marea rosa” de la izquierda en América Latina.

Han pasado casi dos décadas desde que la izquierda avanzó y barrió con el poder en América Latina.

La llamada “marea rosa” -por ser más moderada que los rojos comunistas revolucionarios- alcanzó a 15 países, comenzando por Venezuela con  Hugo Chávez en 1998.

Pero fue el gigante Brasil el que verdaderamente tiñó de rosa el continente con el carismático y popular Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma, su ahijada política, cuando el PT llegó en 2010 al poder. Cuando Lula traspasó el poder a Dilma tras dos períodos de gobierno, Brasil registraba un crecimiento de 7,5% y más de 40 millones de brasileños habían escapado de la pobreza. En América Latina, los que superaron la línea de pobreza fueron 75 millones en una década.

Pero lo cierto es que las malas noticias se han estado acumulando para la izquierda latinoamericana, aunque coinciden en que no se puede poner en la misma bolsa los proyectos del petismo brasileño con los del chavismo o el kirchnerismo.

Otros reveses siguieron. En Venezuela, la oposición logró la mayoría parlamentaria.

En Bolivia, Evo Morales perdió una consulta sobre la posibilidad de postularse a un cuarto período de gobierno, mientras en Ecuador, el economista de izquierda Rafael Correa coqueteó con la idea de un tercer mandato, pero desistió ante la caída en las encuestas.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA