La captura del máximo líder del violento cártel de las drogas de Los Zetas mantiene en alerta a las autoridades ante posibles reacciones del grupo, a la vez que expertos advierten que el descabezamiento de ese tipo de organizaciones delictivas llega a traducirse en mayores hechos de violencia, por luchas internas de poder o por represalias por su captura.
El vocero del gobierno para temas de seguridad, Eduardo Sánchez, dijo el martes que aunque “es difícil predecir” alguna reacción específica por la detención del presunto capo Miguel Angel Treviño Morales, “tenemos que estar alertas”.
Treviño Morales, alias el “Z 40” y considerado el máximo líder del cártel Los Zetas, fue capturado la madrugada del lunes en un camino rural al suroeste de Nuevo Laredo -frontera con EEUU-, en una operación de la Marina mexicana, con apoyo de un helicóptero que hizo una maniobra para detener la camioneta 4x4 en la que viajaba Morales con dos presuntos cómplices. “El helicóptero bajó casi al nivel del piso”, refirió Sánchez.
“Creo que se puso arriba de la camioneta y después enfrente”, añadió. Luego de que la camioneta se detuvo, otros marinos llegaron por tierra y detuvieron a “Z 40 junto con dos hombres, un presunto escolta y un contador. Dos de los hombres se tiraron al piso y el otro intentó huir, aunque Sánchez dijo no saber cuál de ellos quiso escapar.
El portavoz evitó mencionar el número de marinos que participaron en la operación y sólo dijo que se trató de miembros de las fuerzas especiales, y que no se realizó un solo disparo. A los detenidos se les decomisaron 2 millones de dólares en efectivo, 8 armas largas y cerca de 500 cartuchos.
Treviño, de 40 años, y sus presuntos cómplices fueron trasladados el mismo lunes a las instalaciones de la Procuraduría General en la ciudad de México.
A diferencia del gobierno anterior del presidente Felipe Calderón (2006-2012) que solía presentar ante la prensa a presuntos narcotraficantes junto con el armamento y el dinero decomisado, la administración actual del mandatario Enrique Peña Nieto decidió desde que entró al poder en diciembre que no lo haría más, en un intento por evitar hacer propaganda a criminales.
El anuncio de la captura de Treviño fue hecha en una conferencia en la que estuvieron cinco funcionarios federales, incluido Sánchez, y en la que sólo se mostraron algunas fotografías del presunto capo y los otros dos detenidos, además de un mapa que indicaba el lugar de la operación.
Treviño asumió el liderazgo de Los Zetas tras la muerte del anterior cabecilla Heriberto Lazcano Lazcano a finales del 2012.
“Algo que ocurre con los delincuentes que por su captura se ofrecen sumas millonarias, como es el caso de este señor, lo primero que hacen es aislarse un poco, por miedo a que su misma gente lo traicione”, comentó Sánchez.
El gobierno mexicano ofrecía el equivalente a unos 2,3 millones de dólares por información que llevara a su captura, mientras que EEUU había puesto una recompensa de 5 millones de dólares.
Los Zetas se crearon por desertores de fuerzas especiales del ejército mexicano en la segunda mitad de la década de 1990 y comenzaron como el brazo armado del cartel del Golfo, aunque a principios de 2010 hubo una ruptura.
Desde entonces, Los Zetas se convirtieron en un cartel en sí mismo y que además del tráfico de drogas amplió sus actividades a la extorsión, el secuestro de migrantes y la piratería de bienes. Sus tentáculos se extendieron a varios estados mexicanos y Centroamérica, particularmente Guatemala, donde ha sido señalado de diversos hechos de violencia.
Treviño está acusado por las autoridades de haber ordenado el asesinato de por lo menos 265 migrantes.