En vísperas de semifinales, y la posibilidad de una fina sudamericana, las autoridades de Brasil ya están pensando en la seguridad en caso de que la final sea entre argentinos y brasileños. Pero, como la tensión causada por este mundial es avsallante, la preocupado no sólo es por lo que podría llegar a pasar más adelante sino en estos días, tras las semifinales. Por eso se activó un comité de expertos que trabaja en caso de un eventual choque entre las dos potencias del fútbol.
De concretarse el clásico, la policía brasileña sugirirá a la FIFA dividir a las parcialidades y sectorizar las tribunas, como se estila en los torneos del cono sur. El pedido de las fuerzas de seguridad sería un antescedente histórico para la historia de los mundiales. Y de hecho, costará hacer cambiar la imágen que mantiene la FIFA en relación a pluralidad y fair play.
Queda restar rezar para que este Mundial, que nos ofreció un "jogo bonito" no quede empañado por disturbios. Que todo siga como hasta ahora, con un trabajo en conjunto de las fuerzas de seguridad de ambos países para neutralizar a los barras bravas.
"Hasta el momento la tensión no pasó a mayores y no hubo grandes desmadres. Todo lo que pasó fue anecdótico. Pero hay preocupación ante un eventual Brasil-Argentina. La policía local pediría dividir al público, algo que es poco probable que la FIFA acepte", comentó un funcionario de jerarquía del Ministerio de Seguridad argentino.
"La embajada de nuestro país relativiza los incidentes y los minimiza de acuerdo con la cantidad de argentinos que visitan Brasil y el número de episodios violentos registrados. En cifras: en Brasilia, durante el último partido del seleccionado, hubo 68.551 personas en el Mané Garrincha y la policía asentó 95 incidentes en total, tanto dentro como fuera del estadio. Los porcentajes son similares, o incluso menores, en el resto de las sedes donde jugó el equipo", publicó La Nación en un análisis en la que se consultó al embajador argentino Luis Kreckler.
"Los episodios más alarmantes se generaron en Belo Horizonte (en el barrio de Savassi) y en San Pablo (en Villa Madalena), donde la policía militar brasileña debió interceder con gases lacrimógenos para evitar una pelea entre argentinos y brasileños. 'Ocurrieron hechos menores y definiría lo que está pasando como una sana rivalidad futbolera'", explicó Kreckler.
La rivalidad existe. Es como nuestro Boca- River. Y en Brasil, por la tensión que se va generando, llegaría un punto casi bélicoso entre los hinchas. De hecho, las tribunas del Itaquerao, ya tiene antescedentes de revueltas entre argentinos y brasileños, con golpes, escupitajos y cruce de proyectiles durante y después del partido con Suiza.
Sólo habrá que ver qué sucederá. Esperemos que como argentinos, los hinchas también sean buenos representantes, como lo viene haciendo nuestra selección nacional.
