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Juan Antonio Figueroa, el gigante de la feria
Peleó poco, pero su contextura física lo llevó a convertirse rápidamente en campeón argentino.
Peleó poco, pero su contextura física lo llevó a convertirse rápidamente en campeón argentino.
Representó a Mendoza en los Panamericanos, Latinoamericanos y las Olimpíadas de Winnipeg.
Nació en Córdoba, pero hizo toda su carrera en Mendoza bajo la tutela de Francisco Bermúdez. Un hombre que supo reponerse a los golpes.
Con tan sólo 16 años, fue el primer mendocino en participar de una competencia internacional: los Juegos Panamericanos de Dallas en 1937.
Cuando estaba en el mejor momento de su carrera, con tan sólo 24 años, falleció víctima de un cáncer en la columna. Tenía un futuro enorme.
Forjó a cientos de boxeadores y fue gran responsable de que Mendoza tuviera una escuela de la que aún hoy se enorgullece.
Fue árbitro de fútbol, masajista, preparador físico, aunque con lo que más se identificó fue con el duro deporte de las piñas.
Fue campeón argentino tras ganarle a Ramón Avenamar Peralta y tuvo tres combates memorables con Carlos Monzón y nueve con Víctor Galíndez.