Telemarketers trabajarán menos horas

El proyecto de ley nacional obtuvo el visto bueno de la Cámara baja del Congreso. Pretende que las personas que se desempeñen en un call center tengan 5 jornadas laborales de 6 horas cada una.

Telemarketers trabajarán menos horas
Telemarketers trabajarán menos horas

No es un trabajo fácil. Para nada. Suena el teléfono, atendemos y del otro lado una maquillada, elegante y desconocida voz nos quiere vender o convencer de que nos suscribamos a tal o cual plan. Generalmente el desenlace es uno solo: buscamos el momento exacto y, ante la primera pausa, nos excusamos diciendo que no estamos interesados "por el momento" para poder cortar abruptamente la comunicación.

En situaciones, cuando el llamado llega en un horario poco oportuno (entiéndase la siesta), nuestra respuesta no suele ser demasiado amable.

Esta cotidiana situación se repite a diario y quien no la haya vivido en primera persona, que arroje la primera piedra. Pero detrás de ese llamado (que se repite infinidad de veces, con distintos números destinatarios) hay todo un mecanismo y una estructura laboral que precisa de una urgente regulación, iniciativa que ayer recibió media sanción en el Congreso por parte de la Cámara de Diputados.

De acuerdo al proyecto, el objetivo es unificar las condiciones laborales de los más de 60.000 teleoperadores que trabajan en el país con un estatuto que fije jornadas laborales de seis horas durante cinco días a la semana. Además, establece descansos obligatorios de 15 minutos cada dos horas trabajadas.

En Mendoza ya no se viven las épocas de máximo esplendor de los call centers y sobreviven -en su mayoría- los institucionales, entre los que se encuentran los vinculados a empresas de telefonía, televisión, bancos y otros servicios.

Consultados por Los Andes, algunos telemarketers se mostraron entusiasmados ante la inminente ley, aunque también se detuvieron en otros detalles como un necesario convenio colectivo de trabajo y la elección de un único sindicato que los nuclee (actualmente son tres y la mayoría están como empleados de comercio, considerando que es el más flexible para los empleadores).

Además, desde el año pasado, la provincia tiene un proyecto de ley que duerme con media sanción en la Legislatura y que tiene como objetivo regular la relación laboral en el rubro y las condiciones laborales y de salud (ver aparte).

Un llamado, todos los llamados

"Nosotros ya tenemos jornadas laborales de seis horas como establece el proyecto, pero trabajamos seis días a la semana en vez de cinco. Se nos da la posibilidad de no ir los sábados, pero eso implica que ganemos 500 pesos menos", contó una joven de 28 años que trabaja en un call center céntrico y quien reconoce que desde hace un tiempo están entrando y saliendo del trabajo 30 minutos después.

"Muchos estamos trabajando acá porque es nuestro primer trabajo y tenemos un convenio con la facultad. Además del sueldo, se nos reconoce 25% de la cuota. No está mal el sueldo", se sinceró la joven, quien se mostró entusiasmada con la nueva ley.

"Me parece que es buena y necesaria para que, de una vez por todas, se cumplan con las condiciones en todos los call centers. No es un trabajo fácil, es desgastante en cuanto a la voz y al ánimo, Es un trabajo muy cambiante donde tenés dos opciones: o te acostumbrás o te vas", cerró la joven que trabaja en el lugar desde hace 4 años.

Yanina (26), por su parte, ya "huyó" del rubro. Pero, confesó, no olvidará nunca lo que pasó en sus días como telemarketer.

"Trabajé un año y ocho meses en dos call centers, y al año ya tenía una enfermedad: se me hicieron nudos en las cuerdas vocales. Entrar a un call center es garantizarte una enfermedad", acusó la joven.

La ex trabajadora, que actualmente estudia Ciencias Políticas, celebró que se esté trabajando en una ley. "Son sistemas manipulados, que por un lado tienen la habilitación y autorización, pero después nada de eso se cumple en la práctica. Está desregulado en el fondo. No se respetan los descansos, las condiciones de confort, las medidas de seguridad laboral".

"Además están todos inscriptos como empleados de comercio para que sea todo más barato para el empleador, cuando deberían estar inscriptos en otro sindicato. Los bonos de sueldo están dibujados, figuran 400 pesos y el resto son todas comisiones. Yo tenía que hablar seis horas seguidas por teléfono por un sueldo menor al que me correspondía", prosiguió Yanina.

La joven indicó que a ella la despidieron cuando le detectaron una enfermedad en sus cuerdas vocales. "Eso hacen siempre con todos. Encima se aprovechan de que son personas jóvenes, con energía y sin experiencia laboral. Los exprimen", agregó.

Allá por 2008, los call centers vivían su época de esplendor. Empresarios locales y europeos se instalaban en Mendoza (y en el país) para darle rienda suelta a su emprendimiento de ventas telefónicas. Camila vivió la experiencia de ser telemarketer por aquellos años.

"Pasé por varios lugares y era la época de oro. Trabajé en call centers durante dos años y llegué a ser jefa de equipo en Global Ges. Era una época donde el rubro estaba poco regulado y se pagaban por ventas. Por un lado, era un trabajo súper esclavizante en el que llegabas a estar 12 horas en el teléfono, pero por el otro podías llegar a ganar 20 mil pesos en un mes si eras un buen vendedor", contó la joven, y recordó incluso que salía por las noches con sus amigos y a las 6 de la mañana, haciendo la cuenta de la hora española (destino de la mayoría de los llamados), iban al edificio para empezar a trabajar.

"Es un circo; ves y conocés una cantidad de gente impresionante. Encontrabas desde estudiantes y jóvenes que estaban en su primer trabajo hasta amas de casa que ya sabían que no podían desenvolverse en otras cosas. Llegué a ver familias enteras trabajando en un call center. Es cierto que no tenés estabilidad, pero por otro lado estaba bueno tener un mérito si demostrabas que eras un buen vendedor", concluyó Camila.

Problemas de salud y de convenio

Además de los variados e interminables gritos, insultos e improperios que sufren a diario estos trabajadores, especialistas coinciden en que están expuestos a otros problemas y patologías también.

"Es muy bueno que se esté trabajando en una ley para regular y controlar el trabajo que se hace allí. Es un trabajo totalmente desgastante ya que pasás siete horas hablando continuamente. Y un sistema que te somete a mucha presión psicológica por el objetivo de ventas que les fijan alcanzar a los chicos. El nivel de ansiedad es muy elevado y un estrés que afecta la salud mental", indicó la psicóloga laboral Nilda Bautista, quien reconoció haber tenido (y tener) varios pacientes que trabajaron y trabajan como telemarketers.

Para la especialista, "disminuir las horas laborales y terminar con el acoso para cumplir objetivos son aspectos necesarios para cuidar la salud mental". Desde su punto de vista, "vender es una profesión que requiere de formación, creatividad y habilidad, entre otras cosas; hay que respetar el proceso de crecimiento y aprendizaje", dice.

Dejando de lado lo estrictamente referido a la salud (que es uno de los problemas prioritarios), surgen otros inconvenientes vinculados a la categorización de los trabajadores y el sindicato que los nuclea (o debería nuclearlos).

"Nosotros estamos defendiendo y reclamando que las empresas del rubro de call centers pasen al convenio de Televisión. Nosotros lo tenemos regulado y nuestro convenio establece la figura de operador telefónico. No nos interesa que se registre a quienes trabajan en un call center de una compañía telefónica, pero sí a quienes venden o brindan asistencia en productos vinculados al servicio de televisión. Los empleadores terminan optando por lo más barato que es anotar a sus trabajadores como empleados de comercio", destacó José Álvarez, del Sindicato de trabajadores de Televisión. Allí tienen registrados a 150 trabajadores mendocinos de diez call centers dedicados a la actividad de televisión.

Además, el gremialista consideró que la ley que se trata en el Congreso "es una buena medida".

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