La telecomunicación, o comunicación a distancia, es la transmisión de señales que contiene distintos tipos de información, como imágenes y sonidos. Estas señales viajan a través de soportes que van desde un cable o una fibra óptica (que es apenas más gruesa que un cabello), hasta la transmisión por vía inalámbrica. También recibe ese nombre la ciencia que se dedica al estudio y fabricación de la infraestructura que posibilita dicha comunicación. Hoy, las telecomunicaciones son el corazón de la sociedad pero pasaron por varias etapas de desarrollo. Entre ellas: telegrafía, radio, telefonía, televisión e internet.
Para reflexionar sobre la importancia de formarse en este campo, y enfrentar los nuevos desafíos a futuro, una estudiante, dos egresados y el director de la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones del Instituto Balseiro, perteneciente a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), cuentan sobre las aplicaciones de esta área del conocimiento, que son casi tan infinitas como los mundos que conecta.
"La premisa fundacional de la carrera, que comenzó a dictarse en 2012, vino de la mano del Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada, que incluía el despliegue de la red federal de fibra óptica y la fabricación de los Arsat. Es una carrera que toca temas muy modernos, y que abre un abanico de múltiples oportunidades laborales", dice el doctor en Física Diego Grosz, director de la carrera, investigador del Conicet y jefe del Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Centro Atómico Bariloche (CAB–CNEA).
Pero como si eso fuera poco, las telecomunicaciones no sirven sólo para aprender a fabricar satélites. Otra de las grandes áreas de aplicación tiene que ver con la creciente interconexión digital de objetos presentes en la vida cotidiana, llamada "internet de las cosas" (internet of things). Esto forma parte de lo que se denomina Industria 4.0 o cuarta revolución industrial, un proceso de desarrollo tecnológico que está modificando la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos.
Otro sector que genera mucho interés es la comunicación cuántica, que aprovecha las leyes de la física cuántica para brindar mayor seguridad a los datos que se transmiten.
“Esto tiene aplicaciones en física médica. Por ejemplo, para el análisis de señales en un electroencefalograma, para tratar de predecir ataques de epilepsia”, indica Grosz.
Por ahora, son muy pocas las instituciones que ofrecen esta carrera en el país y, en varios casos, se trata de una especialización derivada de la ingeniería electrónica. El investigador agrega que las carreras del Balseiro tienen un plus: la proximidad entre estudiantes y docentes-investigadores.
“Neuronas” artificiales
Belén Llaneza es mendocina y siempre estuvo ligada al mundo del arte. Se recibió de profesora de ballet, estudió guitarra y formó parte de un coro. Sin embargo, y por su facilidad para los números, se volcó a la ingeniería. Cursó los primeros dos años en la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo, en Mendoza, y luego se presentó a rendir el examen de ingreso del Balseiro. "Elegí Ingeniería en Telecomunicaciones porque toca temas muy actuales, vinculados a la vida cotidiana de la sociedad. Creo que las ideas se pueden contar de muchas maneras, ya sea en el diseño de un experimento, en el argumento de una obra o a través de una coreografía", sostiene, creando un puente entre esos dos mundos a priori tan diferentes.
Actualmente cursa el último año y está abocada al proyecto integrador (el trabajo final de la carrera) que consiste en el estudio y desarrollo de sinapsis artificiales. Estos dispositivos están hechos a base de memristores, que son componentes electrónicos de tamaño nanométrico capaces de procesar y almacenar información de manera similar a las neuronas del cerebro. "Estamos en una etapa de fabricación y queremos hacer experimentos para probar algún mecanismo de aprendizaje. Es un tema de interés en el mundo y cada tipo de dispositivo tiene una forma única de ser estudiado", explica la futura ingeniera.
Se trata de una pieza bastante versátil. Por un lado, a partir de su analogía con la sinapsis neuronal, puede proveer información sobre sistemas biológicos. Por otro lado, sirve como alternativa a los transistores, que es la unidad de procesamiento que se usa habitualmente en una computadora.
Llaneza fue la segunda mujer en entrar a esta carrera en el Balseiro. "Creo –opina- que la ingeniería suele estar asociada a un trabajo que requiere fuerza física pero está muy lejos de eso. Es más bien diseño y creatividad".
Grandes datos, grandes decisiones
El primer paso de Federico Duca en el mundo de las telecomunicaciones, fue obtener su licencia de radioaficionado. Lo hizo mientras cursaba los primeros años de Ingeniería Electrónica en la Universidad Tecnológica Nacional, en Buenos Aires. Después aplicó para entrar al Balseiro y se recibió en 2018.
Para su trabajo final, desarrolló un módulo transmisor de televisión digital bajo un estándar de uso internacional, denominado DVB-S2. La idea era simular lo mejor posible este estándar europeo para que cumpliera sus funciones básicas como tomar la información, codificarla, modularla y procesarla.
Hoy trabaja en Telefónica, donde está incursionando en otro rubro clave para la sociedad del conocimiento: big data. Este concepto incluye diversas técnicas para el tratamiento de grandes volúmenes de datos que permiten analizar el comportamiento de usuarios y se usa para la toma estratégica de decisiones. "Lo que hago ahora son analíticas que tienen que ver más que nada con el mantenimiento y performance de la red móvil. Entré con un programa de jóvenes profesionales y casi no tengo experiencia previa en esto así que se viene una gran etapa de aprendizaje", dice Duca.
Al igual que Llaneza, Duca considera que una de las mayores fortalezas de la carrera es el abanico de oportunidades laborales que ofrece. "Debido a la masificación de las comunicaciones y la necesidad de tener información de todo, todo el tiempo, creo que es un momento muy interesante para la Ingeniería en Telecomunicaciones, ya sea para diseñar equipos y transmisores, o desde una concepción más creativa: idear sensores que provean información de la que hoy carecemos".
La ciencia que todo lo controla
En 2016, Maia Desamo fue la primera mujer en recibirse de Ingeniera en Telecomunicaciones en el Instituto Balseiro. Actualmente se desempeña en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu (CTP–CNEA). De la carrera, una de las áreas que más le interesó fue la del procesamiento de señales y análisis de sistemas, debido a que es un conocimiento que tiene aplicaciones variadas, más allá de las comunicaciones. Es un área que se vale de herramientas provenientes de diversos campos, como la estadística y la física. "Actualmente trabajo en un área de control por lo que todo lo que aprendí sobre procesamiento de señales y electromagnetismo me es muy útil", cuenta Desamo.
Si bien su trabajo se desarrolla en el marco académico de la maestría que cursa en el Balseiro, dice que se asemeja bastante a lo que se hace en la industria. "Estamos desarrollando un sistema de enriquecimiento de uranio por el método de centrífugas y yo me dedico a la parte de control y de electrónica con el objetivo de lograr la estabilización de la máquina. El trabajo siempre es en equipo porque es necesario que las variables se realimenten unas con otras. Por eso interactúo mucho con otros ingenieros, especialmente provenientes de la mecánica", apunta.
La ingeniera adhiere a los dichos de sus compañeros a la hora de recomendar la carrera. "Telecomunicaciones te da herramientas que pueden aplicarse en muchos ámbitos porque tiene una base firme y sólida en el procesamiento de señales y de datos", concluyó.