Imprescindible: Tel Aviv

Imprescindible: Tel Aviv

Tel Aviv en hebreo, significa la Colina (Tel) de la Primavera (Aviv) y en el Libro de Ezequiel, era también el nombre de un barrio judío de la enorme ciudad de Babilonia en el siglo VI antes de Cristo. Hoy, si Israel y Tierra Santa son sinónimos de pasado, Tel Aviv lo es de presente. Esta joven ciudad es un hervidero cultural, gastronómico, artístico y económico que se dispone a vencer los estereotipos que rodean al Estado que la contiene. A continuación algunas pistas para conocer su esencia.

A orillas del Mediterráneo

A los telavivíes les gusta presumir de los más de 300 días de sol al año que ofrece su ciudad, lo que permite disfrutar de sus playas prácticamente en cualquier estación. Durante la temporada alta y también en los Shabat, los 14 kilómetros de arena blanca que acarician el mar Mediterráneo se convierten en un imán para locales y turistas que combinan actividades acuáticas con baños de sol.

Mientras, por la noche, el paseo costero y el puerto, concentran los más variados bares y restaurantes para distenderse con el murmullo marino de fondo. ¿Nuestra recomendación? Alquilar el servicio de bicis que ofrece la metrópolis (www.tel-o-fun.co.il ) -por aproximadamente 4 dólares las 24 horas- para poder disfrutarlo en toda su extensión, con la posibilidad de aparcar en las distintas estaciones cuando se quiera hacer una pausa… mejor imposible.

La Ciudad Blanca 
Aunque la Bauhaus fue una escuela de diseño y arquitectura cuyos orígenes se encuentran en la Alemania de principios del siglo XX, Tel Aviv ostenta el mayor número de edificios de esta corriente en el mundo, con más de 4 mil exponentes. La razón se encuentra en la persecución nazi, antes y durante la guerra, que obligó a muchos de los arquitectos judíos alemanes de esta corriente a emigrar a otras tierras.

Así, en la década de 1930, cuando la metrópoli recién comenzaba a gestarse, edificios austeros de líneas horizontales, ventanas verticales y esquinas redondeadas comenzaron a colmar sus calles y, en nuestros días, se han convertido en un sello característico de Tel Aviv que, no sólo le ha valido el apodo de Ciudad Blanca, sino también haber sido declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2003.

Hoy, sus calles funcionan como una colección a cielo abierto de este movimiento, donde destaca la plaza Dizengoff y sus alrededores, aunque no es necesario prestar demasiada atención, para encontrar otros ejemplos dispersos a lo largo y ancho de la urbe.

La ciudad también alberga el Bauhaus Center (Dizengoff 99) donde se ofrecen exhibiciones de esta corriente. Allí se pueden adquirir libros o tomar alguno de sus tours guiados (www.bauhaus-center.com), ideal para amantes de la arquitectura moderna.

Sus mercados
Oriente destaca por sus mercados y Tel Aviv no es la excepción a esta regla. El bullicioso shuk de Carmel, en el barrio Neveh Zedek, es uno de los más célebres y concurridos de la ciudad. Aquí, las palabras en hebreo se mezclan con el árabe y los puesteros improvisan todas las lenguas en su afán por vender. Sus parajes ofrecen los productos propios de estas tierras y tientan al paladar a cada paso: sazonadas aceitunas, aromáticos tés en hebras, coloridas especias, perfumados aceites de oliva, tiernos frutos secos y dátiles son sólo algunas de las exquisiteces que se ofrecen.

A pocos pasos, sobre la calle Nachalat Binyamin se ubica el mercado del mismo nombre (www.nachlat-binyamin.com) donde -todos los martes y viernes- más de 200 artesanos despliegan sus productos hechos a mano y lo hacen ideal para quienes estén en la búsqueda de originales souvenires. El paseo se completa con espectáculos callejeros, música en vivo y animados bares, lo que lo convierte en un atractivo en sí mismo, aun para quienes no estén interesados en comprar.

Sarona 
Entre medio de imponentes y modernos rascacielos, se abre paso Sarona, un conjunto de casas antiguas rodeadas de espacios verdes. Aquí, el contraste de alturas, estilos y naturaleza se hace evidente y llama la atención del transeúnte más despistado. Lo que hoy es un área comercial, hace más de ciento cuarenta años fue una colonia de templarios alemanes, para más tarde convertirse en una base militar en manos de los británicos y en oficinas gubernamentales hasta la década de 2000.

Tras una serie de vaivenes políticos se decidió preservar estos centenarios e históricos edificios que, en nuestros días, se han convertido en epicentro de ocio, gastronomía y tiendas, escenario perfecto para un paseo distendido. Los sibaritas no pueden pasar por alto el mercado de delicatesen que se ubica en el lugar.

Museos
Como capital cultural de Israel, a Tel Aviv no le faltan los museos y aunque la propuesta es tan extensa como variada, merece la pena destacar, aunque sea dos. En primer lugar, el Museo de la Diáspora Judía también conocido como Beit Hatfutsot (www.bh.org.il) que se ubica dentro de la Universidad de Tel Aviv y que, a través de diferentes categorías -familia, comunidad, fe, cultura, el pueblo judío entre naciones y el regreso a la tierra de Israel- pretende ahondar en la historia de este milenario pueblo.

En segundo lugar, el Museo de Arte de Tel Aviv (www.tamuseum.org.il) que, desde 2011, despliega la moderna ampliación a cargo del arquitecto Preston Scott Cohen, un imprescindible para quienes disfrutan de la arquitectura más puntera. Y ya dentro, no sólo se pueden apreciar obras de autores contemporáneos consagrados, como lo son Degas, Gauguin, Picasso, Pollock, Van Gogh o Chagall, sino también de artistas israelíes como los controvertidos Roee Rosen y Justine Frank.

Algunos tips

Comer y beber: Si bien la ciudad ofrece una amplia gama de comida internacional, cuando se trata del sabor local lo suyo es probar el hummus –pasta de garbanzos con limón, aceite de oliva y tahini-; shawarma –finas láminas de carne sazonada que se come en pan de pita o árabe-; falafel –croquetas vegetarianas- o sabich –un condimentado sandwich en pan de pita- entre otras delicias que ofrece la gastronomía israelí. Un dato: los viernes el centro comercial Dizengoff ofrece puestos de comida casera, perfectos para saborear platos de esta tierra.

¿Para beber? Famosos son los jugos de frutas donde se ofrecen una amplia gama de combinaciones que se pueden disfrutar al paso o en alguno de los pintorescos quioscos café de la ciudad como los que se encuentran en la calle Ben Gurion o en Rothschild, otros imperdibles de la ciudad.

Noche: Tel Aviv tiene la fama de ser la ciudad que nunca duerme y el antiguo puerto de Jaffa es el núcleo de restaurantes, bares y clubes que colman la movida nocturna.

Comprar: La calle Dizengoff es un exponente de la moda local con tiendas de diseñadores israelíes aunque, si se trata de marcas internacionales, mejor acudir al Centro Comercial Azraeli y deleitarse además, con las excelentes postales que ofrece este complejo de modernos edificios.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA