La tecnología ha llegado para quedarse y el agro no es ajeno a esta realidad. Desde hace años, se están utilizando diversas herramientas para mejorar la competitividad, optimizar los rendimientos, así como también minimizar los riesgos en la elaboración de los productos en bodega y los trabajos en el viñedo.
De este modo son varias las novedades que aparecen para hacer el trabajo más sencillo. Desde drones para pulverizar cultivos, hasta aparatos para georreferenciación, fichas electrónicas para cosecha, control de bodega por smartphones, en fin, los paquetes tecnológicos que hoy se ofrecen en el mercado son amplios y dan la posibilidad de mejorar los emprendimientos y hacerlos más eficientes.
Cosecha electrónica
Uno de los sistemas que se vienen aplicando hace un tiempo es el de la cosecha electrónica, que reemplaza la ficha física por una virtual.
Una de las bodegas pioneras en esto fue Norton, que desde hace cinco años trabaja con este sistema, optimizando y eficientizando las labores culturales de temporada.
Pablo Minatelli, gerente de viñedos de Norton, comentó que el sistema de fichas tradicional presentaba serias dificultades, tanto administrativas como logísticas.
De este modo es que “surge la vinculación con la fundación AdaByron y con los representantes en Argentina de la tecnología RFID de HID Global, en la que se analizó todo el proceso de cosecha y se desarrolló una plataforma de hardware y software que reemplazó en un principio la ficha física por lo que denominamos ficha electrónica”.
El funcionamiento es simple. Cada cosechador posee una única tarjeta RDFI que tiene las propiedades de lecto-escritura.
La tarjeta al ser presentada a un dispositivo de lecto-escritura registra el evento de entrega de un tacho con uva, generando un doble registro: en la tarjeta del cosechador y en el dispositivo ad-hoc que, si está conectado a GPRS, permite transmitir los eventos de cosecha “on line”.
El registro no sólo graba la entrega del tacho, sino que se asocia con un programa de cosecha que establece qué sector del cuartel se está cosechando y qué tipo de ficha se pensó originalmente apropiada para ese tipo de uva.
Sobre cómo se obtiene un registro on-line de la evolución de la cosecha, Minatelli contó que "uno puede ir alterando el valor de la ficha pagada si es que no fue suficiente y así, las posibilidades de valores de ficha son infinitas. Como el registro es individual, es posible también tener una estadística por persona para identificar quiénes son los que hacen un esfuerzo mayor, cuál es el tiempo efectivo de trabajo y el presentismo".
“Por otro lado -continuó-, otra de las ventajas es la posibilidad de construir registros identificando variedades o producciones con mayor dificultad de ser cosechadas y anticiparse entonces a un precio de ficha más tentador para quienes tienen que hacer este trabajo”.
Hay otras aplicaciones colaterales de este sistema que el establecimiento ha aprovechado y que tienen que ver con la logística.
Con la conectividad GPRS han automatizado el llenado de los remitos que acompañan al camión, generando en forma automática registros que completan el origen de la uva, la cantidad de tachos que son transportados en el camión, a qué hora se comenzó a cosechar esa uva y a qué hora finalizó tal operación para ese lote en particular y una vez que el camión ha sido completado, se emite vía GPRS un remito electrónico que llega al operador de la báscula para informar qué camión es y de dónde viene, con qué carga y cuánto transporta.
De esta manera, “hay un mayor control de los tiempos de viaje y nos permite actuar en caso de que el camión tenga una demora importante”, contó Minatelli.
No obstante, a pesar de todo el hardware disponible, Minatelli indicó que no hay que dejar atrás al recurso humano capacitado.
“Hoy toda esta tecnología nos da un número abundante de datos. Esto nos da la posibilidad de mejorar un diagnóstico y por ende, incrementa las posibilidades de éxito. Para que esto sea así, hay que transformar esos datos en información. Este proceso, requiere siempre una mirada interdisciplinaria, que tiene que ver con la experiencia, el reconocimiento del sitio, una buena (por no decir exacerbada) dosis de estadística y mucho pero mucho criterio”, puntualizó.
Más allá de los trabajos que se puedan realizar en la viña, en el último año las bodegas han comenzado a aplicar algunos procesos automatizados en las naves, y así realizar un control más exhaustivo.
En este sentido, José Spisso, enólogo de O. Fournier, comentó que el establecimiento invirtió en informática aplicada a la bodega.
“Contamos con control automático de temperatura para todos los tanques, que funcionan con agua fría o caliente y son accionados por un controlador vinculado a una computadora que te permite registrar todos los eventos y programar tanto las curvas de fermentación como las alarmas para ser enviadas por mail a un smartphone.
Esto hace que en los períodos nocturnos, cuando el personal es mínimo, tengas un control de los eventos no deseados (parada de equipo de refrigeración, aumento inesperado de la temperatura o detención de la calefacción), también contamos con sistema de bombeo a control remoto”.
Drones y más
Los drones son vehículos aéreos o terrestres controlados a distancia, mediante sistemas de radiocontrol o software a través de una computadora.
Estos aparatos cuentan con cámaras infrarrojo y multiespectrales. Para el agro tienen la capacidad de proporcionar información de temperatura de superficie, índice de vegetación, contenido hídrico, índice de área foliar, fumigación, entre otras cosas.
A estos usos, Gustavo Schejter, quien con su emprendimiento Fly Cuyo ofrece el alquiler en Mendoza de drones, agregó que se destaca la posibilidad de monitorear cultivos, plagas y realizar tomas aéreas para su análisis.
En su experiencia, la empresa ha hecho tomas aéreas de cultivos, permitiendo la visualización desde ópticas no tradicionales, ya sea para promoción de la empresa como para análisis interno de zonas cultivadas, áridas, entre otros temas.
Por otro lado, desde Cóndor Mendoza, compañía que alquila y vende drones fabricados en Mendoza, Enrique Ruiz y Gustavo Aguilar señalaron que se están utilizando también para la fumigación de precisión en áreas boscosas o con mucha maleza.
Según explicaron, “trabajar con un drone minimiza el hecho de que el pesticida llegue a plantas o cultivos que no queremos; además, con estos aparatos no se contamina el entorno pulverizando líquido tóxico y tampoco se disuelve con el viento como pasa con los aviones”.
Además, añadieron que se pueden usar para el control de verde, determinar el índice de las distintas áreas que están plantadas y ver la distribución de la humedad de los suelos.
Y finalmente, “se pueden usar para la seguridad de una finca o bodega, ya que esta puede ser monitoreada por el mismo sereno de la empresa, y de este modo llega a sitios que ni las personas o cámaras de seguridad acceden”.
Para entender un poco más cómo funciona, desde Cóndor Mendoza explicaron que un drone puede contar con uno u ocho motores (dependiendo del peso).
Estos aparatos se comandan a través de un control remoto o por medio de una tablet, computadora o teléfono celular.
Los precios, dependiendo de las cualidades del producto, varían de 6.000 a 30.000 dólares. Mientras que para alquiler, Schejter indicó que los valores son muy variables según la cantidad de días y horas, la configuración, componentes, sistemas de navegación, cámara, etc.
Desde la empresa Cóndor Mendoza, añadieron que el drone puede alcanzar 2 mil metros de altura y dependiendo de la autonomía del aparato puede recorrer 20 kilómetros.
Con respecto a la autonomía, los drones más complejos pueden durar en el aire 30 minutos. Una vez que finaliza ese tiempo, el drone baja y el operario a cargo inserta otra batería.
Mientras que para las plataformas de vuelo basadas en un ala volante (UAV), el aparato puede volar sobre una propiedad durante dos horas. En contrapartida, estos últimos no pueden llevar cámaras pesadas y no se quedan en un lugar si detectan algún evento.
Mapeos en campo
Más allá de los drones, hay más tecnología al servicio del agro.
Victoria Soda, de GeoAgro by TEK, empresa que ofrece soluciones para la incorporación de tecnologías en el agro y la implementación de agricultura de precisión, comentaron que trabajan en el uso de mapeos en campos, para determinar índice verde, productividad histórica, prescripción, control de aplicaciones (dosis / velocidad), rendimientos, y así mejorar la gestión de información.
Según Soda, “esto permite profundizar el conocimiento sobre el potencial de los campos y ajustar la toma de decisiones de manejo, mejorando eficiencia y rentabilidad. Por ejemplo, si un lote tiene zonas de menor capacidad productiva, se puede planificar una aplicación variable de insumos que reduzca la dosis de semilla o fertilizante utilizada en dicha zona. De esa forma, se ahorran insumos y se ajusta el tratamiento a las posibilidades de cada ambiente, orientando mejor la inversión campaña tras campaña”.
Como experiencia, desde GeoAgro, señalaron que han trabajado en cultivos de extensión, como maíz, trigo, soja y cebada con resultados que en algunos casos superan los U$S 80 de ganancia por hectárea, si se compara el método tradicional de manejo de dosis única promedio con los tratamientos de dosis variables por ambientes.
Soda sostuvo que hoy la empresa está desarrollando diversas líneas de productos para frutales, basadas en imágenes de mayor resolución que las que se utilizan para cultivos extensivos (satelitales).
“Esto implica la utilización de aviones o vehículos no tripulados como drones e imágenes multiespectrales de alta resolución, para mapeo de variables agronómicas”, indicó.
Asimismo, para una de las economías regionales más importante de Mendoza, que es la vitivinicultura, contó que se abre la puerta a la viticultura de precisión, empleando fotografías aéreas para clasificar la vigorosidad de las plantas.
Aquellas que se encuentren fuera de los parámetros de vigor deseados se pueden identificar (georreferenciar con puntos GPS) para ser controladas y cosechadas por separado.
De este modo, “estas tecnologías pueden aportar muchísimo valor para el control de la maduración y la cosecha de las plantas”, comentó.
En relación a los costos, indicó que para cultivos extensivos dependen del tipo de mapa o servicio brindado. Pero el procesamiento de mapas varía de 1 a 5 dólares por hectárea.
Un servicio integral llamado Solución AP asciende a 10 por hectárea. Incluye todos los mapas, las plataformas y el acompañamiento a campo del socio regional durante toda la campaña para implementar agricultura de precisión.
Se trata de una inversión que se recupera en el primer año y es la forma recomendada para entrar en la agricultura precisa.
Para frutales, este servicio tiene un costo de 12 dólares por hectárea e incluye una imagen de archivo de alta resolución que permite demarcar zonas de manejo - muestreo dirigido a iniciarse en el camino de la agricultura de precisión.
En caso de requerir fotografías de la campaña en curso, los valores varían de acuerdo al volumen por hectárea.