En la carrera por liderar la innovación en Inteligencia Artificial, la conferencia Google I/O dejó en claro que no tiene otra opción más que pisar el acelerador a fondo.
Los anuncios hechos durante la conferencia Google I/O redefinen la industria tecnológica y el vínculo con los usuarios. Lo mejor, lo peor y el desafío de distinguir realidad de ficción.
En la carrera por liderar la innovación en Inteligencia Artificial, la conferencia Google I/O dejó en claro que no tiene otra opción más que pisar el acelerador a fondo.
El gigante tecnológico definió su futuro con la IA como motor principal y con los usuarios como destinatarios indispensables.
La batería de novedades de Google se centra en sus herramientas tradicionales con el giro de tuerca que suma la IA para facilitar tareas al usuario final..
Así, uno de los primeros anuncios fue “Modo IA” para que el buscador de Google siga siendo el rey de las búsquedas.
La opción ya está disponible en Estados Unidos, pero sin fecha certera de llegada a este lado del mundo, y busca dejar de lado progresivamente el listado de enlaces en los resultados para adoptar respuestas más afinadas en base a una conversación con la IA.
También para llevar las búsquedas al siguiente nivel estará Gemini Live que responderá preguntas en tiempo real sobre lo vemos a través de la cámara del teléfono o de gafas conectadas a internet.
Personalización es la palabra clave de la tendencia que se impondrá y abarcará desde las compras con IA -que incluye probarse ropa de forma virtual con la función con la función Try It On o hacer seguimiento de precios para comprar de forma automática más barato gracias a “pago de agente”- hasta obtener respuestas inteligentes gracias al contexto personal que se obtendrá de nuestra información privada dentro de Gmail o Drive.
También la IA borrará las barreras idiomáticas con la traducción en tiempo real de conversaciones en videollamadas de Google Meet.
Una inteligencia artificial que nos conozca y responda de acuerdo a nuestros gustos y preferencias suena ideal. Sin embargo, el precio a pagar por la personalización es la invasión a nuestra privacidad.
Las mejores funciones de las múltiples herramientas anunciadas por Google incluyen muchos datos personales que no podemos estar 100% seguros de que serán resguardados apropiadamente o que no serán usados con otros fines.
Dar acceso a la IA para que revise nuestros mails, chats, cámaras y más brindará un mejor servicio a la par de una exposición muy grande.
Otra preocupación de expertos es que haya una excesiva dependencia de la IA, similar a la que ahora tenemos de internet y el riesgo que implica para el trabajo como lo concebimos tradicionalmente.
El alto costo es el otro punto cuestionado. Google mostró que lo mejor de la IA no es gratis y puede escalar hasta los 250 dólares al mes, un precio impagable para personas, aunque accesible a grandes a empresas. También revive el debate sobre si pagar es garantía de privacidad frente a la gratuidad de los servicios donde la moneda de cambio es la información que compartimos al usarlos.
También tiembla el sistema de ganancias de creadores, sitios web y otros que llevan años adaptándose a las reglas de Google y que ahora la IA generativa amenaza con dejar afuera con sus respuestas sin necesidad de apps o enlaces.
Aunque el destinatario de los anuncios son los usuarios de Google, el mensaje impacta en toda la industria porque representa un golpe sobre la mesa en una carrera que enfrenta a los titanes tecnológicos por liderar la nueva era de la inteligencia artificial.
Microsoft, OpenAI y Meta ya están en plena competencia con sus propios asistentes, modelos y plataformas. De Apple se espera que responda en la próxima WWDC que inicia el 9 de junio con actualizaciones en Siri y posibles integraciones con IA generativa.
La gran incógnita es si los usuarios adoptarán estos cambios masivamente y cómo responderá el ecosistema.
Hacia adentro, Google se enfrenta al reto de mantener su dominio en las búsquedas mientras asegura la privacidad y evita los errores propios de los sistemas generativos. Pero hacia el exterior el mensaje es que la inteligencia artificial ya no es una función más, sino el nuevo sistema operativo de nuestras vidas digitales.
La duda es ¿quién la controlará? Geoffrey Hinton, considerado uno de los "padres de la inteligencia artificial", expresó su preocupación en 2023 en una entrevista con The New York Times al hablar sobre los riesgos del desarrollo acelerado de la IA tras dejar su puesto en Google: "Ahora me he convencido de que estas cosas podrían volverse más inteligentes que nosotros. No creo que debamos ampliar más estos sistemas hasta que entendamos mejor cómo controlarlos".
La función apunta a transformar la experiencia tradicional en el buscador de Google con una interacción más conversacional y proactiva. Permite realizar búsquedas más complejas, obtener resúmenes temáticos y navegar por la web de forma automatizada con funciones como Deep Search y Search Live.
Son la evolución de los modelos de IA de Google y lideran en tareas de codificación y razonamiento complejo. Además, Gemini Live se posiciona como un asistente universal que se integra con servicios como Mapas, Calendario y Tareas para ofrecer una experiencia más personalizada.
Google introdujo herramientas como Veo 3 e Imagen 4, que permiten generar videos e imágenes de alta calidad a partir de texto e imágenes. Estas herramientas están diseñadas para creadores y profesionales que buscan contenido visual realista y personalizado.
Marca el ingreso de Google en el ámbito de la realidad extendida, con dispositivos como gafas inteligentes que buscan ofrecer experiencias inmersivas sin depender de pantallas tradicionales. Este movimiento sugiere un posible cambio en la forma en que interactuamos con la tecnología.
A pesar de la catarata de anuncios, muchos críticos señalaron que el evento careció de una narrativa clara, porque se presentaron múltiples funciones superpuestas sin una dirección definida. Esto generó confusión sobre la integración y utilidad de las nuevas herramientas.
Aunque se esperaba información sobre nuevas funciones en Android -como, por ejemplo, un modo escritorio que permitiera usar el celular como una PC- estas características brillaron por su ausencia. Usuarios y desarrolladores expresaron su decepción por la falta de innovación para el sistema operativo móvil.
La introducción de la suscripción "AI Ultra" a un precio de $250 mensuales generó críticas por considerarse excesiva, especialmente cuando competidores ofrecen soluciones similares a costos más accesibles.
La integración de respuestas generadas por IA en la búsqueda plantea preocupaciones sobre la disminución del tráfico hacia sitios web tradicionales, lo que podría afectar el modelo de ingresos basado en publicidad tanto de Google como de los creadores de contenido.
Casi nadie escapa de la inteligencia artificial, pero no nos llega a todos de la misma manera.
Los anuncios recientes de Google sobre nuevas funcionalidades de IA siguen la estela de otras marcas: centrarse en zonas que les generen ganancias.
A veces no alcanza con ser muchos -como sucede en América Latina-, sino también ser solventes.
Aunque el comercio electrónico ha crecido de forma constante, aún estamos lejos de ser parte de las regiones de innovación.
Algunos de los servicios anunciados por Google pueden tardar hasta años en aparecer,como aún estamos a la espera de tecnologías como los anteojos con IA de Meta Ray-Ban que no se venden en nuestro país o la Apple Store prometida que ni siquiera llega en formato online.
Pero los usuarios poco redituables no son los únicos castigados en el mercado de la innovación. También reciben el golpe de gracia primero y la caída en desgracia después aquellos que prometieron una revolución tecnológica y no pasaron de las reseñas pobres y las burlas de la industria. Los dispositivos Rabbit R1 y Humane AI Pin lo saben bien. Fueron el salto tecnológico que todos esperábamos y luego el fracaso que nadie quería.
Ahora las promesas revolucionarias llegan desde las grandes marcas, con menos margen para el error y más dinero para revertirlo cuando surgen.