"AOI! El gualicho de la malvarrosa" es de esas obras que nos pueden dejar shockeados en la butaca. De esas que nos obligan, una vez que se apagan las luces, a guardar un silencio reflexivo en lugar de aplaudir al instante. Ese aplauso sería, en este caso, muy merecido, porque el despliegue actoral y técnico sacude.
Esta inteligente reescritura de "Aoi no Ue", de Yukio Mishima, hecha por la mendocina Ivana Catanese, se vio el jueves y anoche en el Teatro Independencia. Con dirección de su esposo, Kameron Steele, esta obra lleva ya diez años recorriendo diferentes salas del mundo, aunque en este caso el elenco fue íntegramente local: todos ellos ensayaron seis intensas semanas bajo el método de entrenamiento Suzuki, del que Steele y Catanese son buenos exponentes; todos, además, se desempeñaron muy bien en la difícil tarea, de intensa preparación física y lingüística.
La trama está centrada en un triángulo amoroso-sobrenatural:
Anna (Valentina Luz Aparicio)
está en un hospital, sometida a un tratamiento experimental por sus ataques de histeria; la tensión aumenta cuando empezamos a ver que no es la “histeria” su problema, sino el fantasma de la señora
Brenan (una estilizada e impactante Celeste Álvarez)
, quien fuera ex-amante del esposo de Anna,
Juan (Mauro Winckler)
. Ella quiere venganza, y la vemos ir y venir junto a un incrédulo Juan y una sedada (amortajada) Anna, en medio de una realidad trizada donde intervienen una enigmática
enfermera (Constanza Lucero)
, un
enfermo perdido (Mau Funes)
, flashes oníricos como
una mujer embarazada (María Luz Cano)
y un
coro (Gabriela Contreras, Nadya Luz Kotlik, Matías Lucero y Santiago Silva)
.
El suspenso gobierna toda la obra, desde el monólogo inicial, fragmentos de un sueño, hasta las poderosas dos últimas escenas. Y aún en las partes donde se filtra el humor (un punto de fuga necesario entre tal densidad visual y verbal, creemos), no se rompe la atmósfera inquietante, que pasa de secuencias coreográficas de trabajo físico extremo, eufóricas, a paréntesis de ensoñación y silencio sepulcral. La luz diseñada por
Steele y Ayumu "Poe" Saegusa
y la música perturbadora que
Marc Appart
creó electrónicamente,
refuerzan
perfectamente la acción.
Y el mérito mayor de esta obra quizás sea el hecho de que
pese a ser un montaje experimental, incluso arriesgado, no resulta críptico para el espectador
: el visitante curioso puede llevarse una experiencia estética poco frecuente y entender globalmente la obra. El experto, por otra parte, se va sorprendido por el trabajo corporal de los actores, por la palabra pensada y afilada que llega desde Mishima, por la
crítica a la ciencia médica
. Verá luces, noches, fractales, y agradecerá los guiños que incorporó Catanese al texto original: Borges, Ingmar Bergman, Tarantino…
La ficha
"AOI! El gualicho de la Malvarrosa", reescritura de Ivana Catanese inspirada en "Aoi no Ue" de Yukio Mishima.
Dirección: Kameron Steele (EE.UU.).
Actúan: Celeste Álvarez, Valentina Luz Aparicio, María Luz Cano, Gabriela Contreras.
Coro: Mau Funes, Nadya Kotlik, Constanza Lucero, Matías Lucero, Santiago Silva, Mauro Winckler
Música original: Marc Appart (Bélgica)
Fecha y hora: Jueves 27 y ayer viernes 28 de julio, en el Teatro Independencia (Chile y Espejo).
Calificación: Muy buena