Con el corazón en la mano y la angustia devenida en desahogo. Un alarido desaforado y el típico abrazo con el hincha de al lado. No era para menos, Palmira.
Porque más allá de la justicia del resultado parcial, la realidad (el 1-1) indicaba que al equipo de Daniel Arias no le alcanzaba con el empate para seguir dependiendo de sí mismo. Argentino ganaba en Rivadavia y Luján se llevaba un puntazo que lo dejaba como escolta de la zona 30 del Torneo del Interior.
El Jarillero se lamentaba a cuenta por las chances desperdiciadas por sus delanteros.
Más que un baldazo de agua fría, el gol del Pájaro Malinar había caído como un terremoto de varios grados en la escala de Richter. Pero como la esperanza es lo último que se pierde (más en el fútbol, y más aún cuando el juez da cuatro minutos de descuento), llegó el centro de Juan José Franco y Pizarro -adelantado por varios cuerpos- metió el frentazo de pique al suelo por entre las piernas del arquero, y se vistió de héroe.
Antes de ese instante decisivo en el juego hubo un partido que tuvo un trámite mayormente favorable al local. Más allá de ese detalle, Luján fue un dignísimo rival al que los cambios (sobre todo el ingreso del suizo Herensperger) le habían cambiado la cara. Pero en la última bola de la tarde, el Jarillero acertó un pleno y está feliz.
TDI: el Jarillero acertó un pleno en la última bola
El Granate se llevaba un punto de oro para el Bajo, pero en el descuento Pizarro metió la cabeza y 2-1.
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