El siempre latente debate entre los comercios y los emisores de tarjetas de crédito y débito en torno de los costos, se ha agudizado por estos días debido a la ocurrencia de dos hechos de gran trascendencia para el denominado negocio de los plásticos.
Estos hechos, estrechamente relacionados, son por un lado la emisión de la Resolución Nº 17 de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), un agudo análisis del funcionamiento del negocio.
El otro se refiere al antiguo reclamo de diversas Cámaras de Comercio sobre la necesidad de reducir las comisiones que los emisores de tarjetas cobran a los comercios.
Estos reclamos finalmente han tenido eco. El Senado de la Nación acaba de dar media sanción a un proyecto que reduce a la mitad la comisión de la tarjeta de crédito y elimina la comisión a la de débito. Es conveniente, para evaluar la trascendencia de lo que se discute, tener en cuenta la dimensión que ha tomado en los últimos años el denominado mercado de pagos electrónicos, donde por ahora las tarjetas de crédito y débito resultan las más importantes. Entre 2002 y 2015, las de crédito crecieron 300% y las de débito 210%. El año pasado el gasto con tarjeta representó 13% del gasto personal y crece aceleradamente. A diciembre del año pasado había 34,5 millones de tarjetas de crédito y 37,8 millones de débito.
El negocio de la tarjeta es un proceso complejo con varias etapas, donde puede haber distintos participantes cumpliendo funciones diferenciadas, o un mismo sujeto cumplir más de una o todas las funciones del proceso. Simplificando, hay una empresa titular de la marca de tarjeta que autoriza a un banco a emitir el plástico; el banco cobra al titular de la tarjeta un cargo mensual por el uso de la misma.
El emisor a su vez contrata con el denominado adquirente (esta función la puede hacer el propio banco), que desarrolla la tarea de adherir a los comercios a la compras con tarjeta, mediante un contrato. Por esta función cobra la denominada tasa de intercambio, que es una fracción de la comisión total. A su vez los comercios adheridos pagan al adquirente la tasa de descuento, que es la mayor parte de la comisión. Aquí aparece el problema que más ruido hace en estos días: las quejas por los montos de comisiones que pagan los comercios.
En nuestro país las mismas están determinadas por ley, como topes, desde 2005: 3% para crédito y 1,5% para débito. Los bancos cobran estos topes que, como es fácil presumir, están incorporadas por los comercios en los precios de venta.
Aquí aparece el tema de la mencionada CNDC. La exhaustiva investigación realizada sobre el funcionamiento de todas las etapas y formas existentes de pago electrónicos ha llegado a la conclusión de que una tarjeta, Visa, tiene posición dominante en el mercado y crea barrera a la entrada de competidores.
La empresa titular de Visa en la Argentina es Prisma SA, que a su vez es propiedad de 14 bancos, estatales y privados; entre estos, los 10 con mayores depósitos. Prisma está integrada verticalmente en todas las etapas y los bancos mencionados son los emisores de 80% de las tarjetas de crédito y 72% de débito. Visa detenta el 58% del total de ventas, seguido por MasterCard con el 11%; Amex, 10%.
Quizás el tema más importante que surge de la investigación de la CNDC es el engaño que se hace a los consumidores con el denominado “pago en cuotas sin interés”. Cuando el comercio hace esta operación recibe el pago completo al contado con descuento de la tasa de interés implícita, tasa que ya está en el precio. Como en muchos casos no hay descuento por pago al contado, negocio redondo con precios inflados.