Tarifas y resistencia cultural - Por Rodolfo Cavagnaro

Algunas personas pueden haberse sorprendido, pero se sabía que era necesario eliminar subsidios.

Tarifas y resistencia cultural - Por Rodolfo Cavagnaro
Tarifas y resistencia cultural - Por Rodolfo Cavagnaro

En Argentina se viven procesos muy interesantes para en análisis, aunque preocupantes desde el punto de vista político y económico. Y es que en estte proceso aparece claramente una resistencia cultural al cambio en cabeza de los sectores sociales que, hace dos años, votaron por Cambiemos y la propuesta de la coalición que encabeza Mauricio Macri.

Se puede argumentar que al no blanquear la dimensión del problema algunas personas pueden haberse sentido sorprendidas, pero era sabido que era necesario eliminar los subsidios a las tarifas. Y si bien todos lo reconocen, ahora se discuten las velocidades. Mientras el gobierno argumenta que lo hizo en forma gradual, la oposición y algunos sectores dicen que es muy rápido, mientras otros acusan al Gobierno de haberlo hecho muy lento.

Lo interesante es tratar de localizar los sectores quejosos para entender la cuantía del problema. En realidad, el discurso opositor es en favor "de los que menos tienen". Uno puede suponer que se refieren a los pobres, que son un tercio de la población. Pero este sector, vaya paradoja, está protegida por tarifas sociales y otros no tiene servicio de gas en redes.

Los sectores de altos ingresos no pueden quejarse, aunque les duela, porque reconocen que pagaban muy poco, con casas con calefacción central o piscinas climatizadas. Nos queda entonces que la queja viene de los sectores de la clase media, que fue la que en gran mayoría votó por el cambio. Y si votaron el cambio, sabían que este era un tema central que se iba a cambiar. Entonces ¿de qué se quejan?

Pero cuando se trata de localizar al segmento de los quejosos, los gritos más fuertes vienen de la zona de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Es que en esta zona nunca se hizo ninguna actualización de valores ni de gas ni de luz porque el gobierno anterior tenía miedo de perder caudal político, cosa que al final sucedió. Si los senadores de las provincias votan el proyecto opositor será más favorable a los porteños que a los del interior que ellos representan.

Un dato que no debe perderse de vista es que, pese a las quejas, se registra un dato sorprendente, y es que el consumo de energía (la luz fue lo primer que aumentó) creció un 7% en abril comparado con el mismo mes del año anterior, aunque en los hogares creció un 8%. Otro tanto ocurre con los combustibles, que pese a tres aumentos este año, sigue creciendo en forma sostenida, junto con la mayor venta de autos 0km.

Estamos frente a un problema estructural. Es posible que muchas personas vinculen al consumo con el confort y a este con la pertenencia a grupos sociales que no quieren abandonar. En ese caso, será aconsejable facilitar créditos para que cambien sus equipamientos por otros más eficientes y de menos consumo. Así, también, el gobierno dejará de importar combustibles para generación de energía y gas licuado para surtir a los hogares.

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