Pocas cosas son más frustrantes para un cliente como las colas de espera o la larga permanencia en una oficina o un banco hasta ser atendido.
Una entidad crediticia de la plaza bancaria local, el Supervielle, gestionó una opción para que la atención y la espera sea más agradable, neutral o, por lo menos, no negativa.
En la delegación que la institución posee en calle Las Heras al 452, se han impuesto semanales espacios culturales, que lleva adelante un grupo de jubilados, una función artística que recuerda un poco aquellos intermedios que antaño había en las funciones de los cines, entre película y película.
La simpática idea fue puesta en marcha hace un tiempo por un programa denominado Abuelos en Red (AER), que depende del Área de Responsabilidad Social Empresaria, y que integran personas de la tercera edad.
Ayer se ofreció la primera función del año, ante un público nutrido, que aguardaba ser atendido en las cajas del banco para cobrar jubilaciones o realizar otros trámites.
Con la música que en el teclado entregaron María Esther Olmos, maestra jubilada, hija del historiador ya fallecido, Julio Olmos Zárate, y Martha Kemelmajer, los veteranos cantantes Agustín Pacheco (77) y Armando "el Nene" Pérez (70), interpretaron piezas del repertorio general.
Agustín, que alguna vez hizo relatos deportivos en Los Andes como cronista volante en los '50 y que también jugó al fútbol en Gimnasia y Esgrima en los mismos años, dejó en el "escenario" los tangos "Los mareados" y "Naranjo en flor" y la canción "A mi manera". Su amigo se floreó con las viejas piezas "Nostalgias", de Cobián y Cadícamo, y "Amigos que yo quiero", de Hugo Gutiérrez.
El auditorio, con algunos sorprendidos por el espontáneo espacio musical, aplaudió como si se tratase de una audición en un teatro o una sala común y corriente. A prudente distancia, las operaciones bancarias continuaban con normalidad.
Después fue el turno de la danza, que llegó a través de los pasos y las figuras que crea en el piso el muy experimentado Carlos Bottaro (81), acompañado por Rosita Quiroga. La pareja hizo una zamba, "Alfonsina y el mar", y enseguida Bottaro, que impuso un estilo de baile con María Inés Martínez, su fallecida esposa, recitó el poema "Alguien le dice al tango", de Jorge Luis Borges.
Las personas que aguardan el llamado de los empleados para cobrar o realizar un trámite, estaban de parabienes, y algunos, que no esperaban un intermedio musical, sorprendidos. Guerino Raúl Baldinelli (82) celebró el momento que pasó.
"¡Qué bueno lo que hace este puñado de personas!, y bien el banco por permitir una expresión artística y de comunicación", comentó. Fátima Ferreyra, ama de casa, admitió que disfrutó un momento entretenido, mientras que a su lado, Celia Lucero, calificó los 45 minutos de actuación como "una alegría y una distracción; ojalá que otras entidades imiten esto".
Para la educadora ya retirada, Blanca Lopes, la generación de acciones de este tipo "constituyen una oportunidad para los adultos mayores y una posibilidad de expresar lo que sienten".
Toda la actividad de esparcimiento tiene origen en Abuelos en Red. Este grupo, según explicó el responsable de su implementación, Mauricio Bertonati (32), nació como un taller de internet para los clientes, todos adultos mayores. Luego por la dinámica social y los intereses comunes, se fueron creando otras actividades.
Una de ellas es una radio interna de la sucursal, que transmite lunes y miércoles, y desde donde se anuncian los pequeños shows artísticos. Como locutoras se desempeñan Iluminada "Lumi" Benito y Amalia Marinelli, con facilidad en la disciplina del micrófono por haber animado los festejos escolares en sus tiempos de docencia.
Tangos y zambas en el banco para alegrar la espera de los abuelos
Un grupo de jubilados que se formó para aprender a usar internet, se encarga de animar las largas mañanas de trámites en la sucursal que el Supervielle posee en avenida Las Heras. Los clientes aplauden agradecidos.
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