En un escenario signado por la creciente concentración del negocio a nivel nacional, una aparente sobreoferta mundial y crecientes costos que impactan más en las zonas marginales, la actividad lechera de Mendoza, ya reducida a la mínima expresión, podría comenzar a desaparecer definitivamente.
Así coinciden en advertirlo tanto desde el sector primario como del industrial, donde se ha acumulado el desánimo por lo que ninguno -de los consultados- descarta la posibilidad de “bajar las persianas”.
Hoy quedan en Mendoza, según datos de la Dirección Provincial de Ganadería, 10 tambos: tres -Castellanos, Santilli y Güercio- que producen entre 800 y 4.000 litros por día y otros 7 -ubicados en el Valle de Uco y el Sur provincial- que producen unos 500 litros diarios.
Además, hay una firma exclusivamente industrial (Yogurlac, en Las Heras) y una más (La Alborada) que produce leche en su tambo de San Martín y la elabora en su planta situada en Godoy Cruz.
Leonardo Güercio, propietario del tambo situado en Bermejo, Guaymallén, dijo que “estamos trabajando a muy baja escala, porque no tenemos un nivel de ventas como para poder aumentar la producción. Así, no podemos seguir adelante”.
Reveló que “en la actualidad estamos ordeñando unas 40 vacas, mientras que el año pasado teníamos entre 130 y 150 en producción. Por eso es que estamos produciendo entre 800 y 900 litros de leche por día, pero llegamos a sacar 1.500 o 2.000 litros, dependiendo de la época”.
Reveló que le venden “a Yogurlac y a alguna heladería que compra algo en invierno, pero tampoco podemos competir con la leche que viene de afuera”. Explicó, en ese sentido, que “si uno va a una heladería a ofrecer leche a 7 pesos el litro, no aceptan porque la consiguen a 5 pesos, debido a que la leche en polvo es muy barata ya que estaría rebajada con suero de queso en polvo”.
Valentino Cappellano, de “La Alborada”, hace casi 50 años que está en la actividad. Tiene tambo en San Martín y planta elaboradora en Godoy Cruz. En su explotación del Este provincial hay “entre 140 y 150 vacas en producción”, que le daban “entre 3.500 y 4.000 litros por día, pero ahora mermó por la lluvia, que incomoda a los animales y producen menos”, señaló.
El empresario aseguró que “en Mendoza la actividad se ha extinguido, han quedado tres tambos”. Se lamentó porque “ha aumentado mucho todo”.
Al igual que Güercio y Santilli, Cappellano (además de industrializar parte de su producción) le vendía a Milkaut antes de que levantara su planta de San Luis. “Se llevaba unos 10.000 o 12.000 litros por semana, pero cuando se retiró Milkaut nos descompaginó acá también”, indicó.
En retroceso
Güercio recordó que “cuando le vendíamos a Milkaut podíamos crecer. En ese tiempo teníamos 80 o 90 vacas produciendo y tal vez un poco más”. El tambero contó que pudo incrementar su plantel en casi 50% cuando se implementó en Mendoza el programa nacional “Lácteos para Todos”, una feria itinerante que permitía a los productores llegar con menos intermediarios al consumidor, en distintos puntos de la provincia.
El escenario cambiaría desde que, “en abril del año pasado, Milkaut dejó de comprar en Mendoza”, cuando cerró su planta en San Luis. Decisión ésta que -según se comenta- coincidió con el momento en que expiró el beneficio de la promoción industrial. Así, dejó de comprar en Mendoza para evitar mayores costos en flete.
Desde el sector industrial, Rubén Ferrero, propietario de Yogurlac, remarcó que “la situación del tambo en general, en la Argentina, es muy delicada”. Advirtió que la actividad “ya venía con problemas, los que se han agravado ahora por las inundaciones”.
La firma Yogurlac -con planta industrializadora en Las Heras, se provee de materia prima en los tambos de Güercio y Santilli (este último establecido en Lavalle), que abastecen sobradamente la demanda de la planta situada en Las Heras.
Ésta elabora lácteos frescos, de corta duración, de alrededor de 30 o 40 días. Esto es leche fluida -que es envasada en sachets-, yogures, postres, crema. “Los quesos y el dulce de leche se traen de Córdoba, de Santa Fe o Buenos Aires”, recordó Ferrero.
El titular de la firma lasherina indicó que el mercado para sus productos “está un poco retraído por los aumentos que ha habido este año, los precios de algunos quesos han subido alrededor del 50% en lo que va del año y los lácteos frescos el 25% más o menos.
Reveló que en el caso de la leche fluida “hacemos ofertas en el mismo establecimiento y en el mercado de la Terminal de Ómnibus de Mendoza, para llegar al público con un precio más bajo”.
En La Alborada, en tanto, Cappellano procesa la leche que produce en su tambo de San Martín. “Hago dulce de leche, yogurt, postres y, para salir del apuro y darle un destino a la leche, me hice una fabriquita de queso que hasta hace un mes no valía nada y ahora aumentó”. Aunque “no estamos para ganar plata, por lo menos uno respira un poco”, comentó el tambero.
Casi sin perspectivas
Como toda la actividad está en dificultades, “con los tamberos tratamos de trabajar en conjunto, porque ellos nos necesitan a nosotros y nosotros a ellos”, apuntó Rubén Ferrero.
Advirtió que “no caímos porque nos hemos defendido con una tenacidad tremenda” y reconoció que “también los tambos de acá han sufrido la baja en los precios”. Indicó que “la única forma de competir es achicando márgenes pero es peligroso porque llegamos a este momento muy endeudados y uno no alcanza a cubrir los gastos”.
El industrial lasherino valoró que “vamos sobrellevando la situación porque la familia está metida en la empresa”. Ferrero no ve futuro posible para la actividad láctea en Mendoza. “Creo que tiende a desaparecer. Las empresas importantes que había en Mendoza fueron muriendo, devoradas por la grandes” de la región pampeana.
Valentino Cappellano, de La Alborada. No cree que tenga posibilidades de crecer la actividad lechera en Mendoza. Recordó que “Mendoza llegó a producir 60.000 a 70.000 litros de leche por día”, pero la situación fue cambiando.
A los problemas de escala, se sumó el hecho de que “no hay gente que quiera trabajar en el tambo. Concluyó que “es un negocio para subsistir” y subrayó que “el tambo, en Mendoza no funciona más; yo tengo el negocio medio armadito, tengo un hijo, pero ya lo veo que está medio cansado, en cualquier momento tiramos la toalla”.
El sector aún no planteó sus problemas al gobierno local
Leonardo Güercio, el tambero de Bermejo (Guaymallén), aseguró que “todavía no hay acercamiento del Gobierno para ayudarnos a resolver los problemas que tenemos”. Admitió, no obstante, que no han pedido reunirse con las nuevas autoridades de la Provincia, aunque, “como somos una empresa chica, no nos dan mucha importancia”.
Señaló que el Gobierno podría ayudar a la actividad dándole prioridad a la producción local para proveer a escuelas y hospitales. “Mientras no haya una iniciativa como ésta, no vamos a vender leche”, aseguró.
A todo esto, el director de Ganadería de la Provincia, Néstor Guizzardi, aclaró -en primer lugar- que no ha recibido ningún pedido formal del sector para exponer sus problemas y explorar posibles soluciones. Al margen de ello, aseguró que “la Dirección trabaja con las puertas abiertas y yo estoy dispuesto a sentarme a conversar, evaluar el problema y ver si es posible aportar alguna solución, dentro de las posibilidades que tenemos”.
El tema de que compre el Estado “hay que analizarlo muy bien, porque la logística no es un problema menor y creo que es un cuello de botella”, dijo el funcionario.
Apuntó, por otra parte, que “a nivel nacional, la actividad láctea está en crisis” y señaló que “inclusive los tambos de la cuenca lechera están vendiendo terneras, las están sacando para faena porque no les cierran los números”.