También se predica con el ejemplo

También se predica con el ejemplo
También se predica con el ejemplo

Los viajes del Presidente de la Nación al interior del país lo muestran como un jefe de Estado activo y recorriendo el territorio nacional como impone su función, pero los hace con algún incumplimiento de normas.

El viernes pasado, el mandatario visitó Formosa, provincia que, por ahora, y junto con Catamarca, no tiene casos confirmados de Covid-19.

En el acto oficial que Alberto Fernández compartió con el gobernador formoseño, Gildo Insfrán, se obviaron requisitos de protección que el Gobierno está solicitando al resto de la población.

La ceremonia se produjo en el Hospital Odontológico de la ciudad del noreste argentino y, tras el discurso del gobernador, el Presidente no dudó en saludarlo con un abrazo, al tiempo que  ambos funcionarios no tenían puesta el  cubrebocas. “Un abrazo sin barbijo en este país, en este contexto, no es correcto. Punto”, fue el comentario de la infectóloga y medica honoraria del Hospital Italiano de Buenos Aires, Liliana O. Clara, al ser consultada por los medios porteños.

No es la primera vez que el Presidente se acerca a otras personas y, en algunas ocasiones, se lo ha visto sacándose selfies de cerca con simpatizantes o vecinos que naturalmente quieren saludarlo por su condición.

Aunque ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni el Ministerio de Salud de la Nación obligan al uso de barbijos caseros -tampoco lo desaconsejan-, la cartera que conduce el doctor Ginés González García sí elaboró una serie de preguntas y respuestas sobre la pandemia en las que se resalta la importancia del distanciamiento físico entre las personas.

En resumen: el Presidente, en más de una oportunidad y descartamos sin ninguna mala intención o desidia, simplemente por la dinámica de su función, ha descuidado algunas normas básicas de protección contra la enfermedad.

Si bien todos los habitantes son importantes en la actual coyuntura sanitaria que atravesamos, ciertamente la máxima autoridad del país es relevante para toda la ciudadanía, prescindiendo de las predilecciones partidarias o políticas de los ciudadanos. Es el titular supremo de la Nación, jefe de gobierno y responsable político de la administración general del país.

No cabe duda de que el proceder del Presidente tiene una fuerte repercusión  entre la mayoría de los integrantes de la población y si él no se esfuerza en dar el ejemplo, es posible que muchos se relajen en sus cuidados al observar que la autoridad máxima de la Nación incurre en esos olvidos que, estamos seguros, serán o ya fueron reconvenidos por los integrantes del comité de científicos que lo asesoran.

El presidente Alberto Fernández deberá esforzarse en dar el ejemplo de ahora en más en todas sus presentaciones públicas, porque su condición funcional lo exige y además, lo ha prometido en más de una oportunidad.

La última vez que lo hizo fue el sábado 23 de mayo, durante la conferencia de prensa en la que anunció que la cuarentena para contener la pandemia de coronavirus en la Argentina se extendía hasta el 7 de junio.

El primer mandatario abrió la rueda de preguntas en la que fue interrogado sobre sus propias medidas sanitarias.

Un periodista lo consultó acerca de la preocupación de su “sobrina Valentina”, quien reclamaba al Presidente que “en esta etapa use más el barbijo”.

“Aquí en Olivos estamos todos muy protegidos y, si tuviera un barbijo, vos no me entenderías nada”, respondió el Presidente, hablando directamente a “Valentina”. Y luego continuó: “Quedate tranquila que hay que usar el barbijo como ordenan en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia. Yo me cuido como vos. Salgo con barbijo cuando voy a la calle”, finalizó el ocupante de la Casa Rosada.

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