"Sugar" trajo de regreso el musical brillante a la avenida Corrientes en una mega producción estrenada el viernes, donde Griselda Siciliani entrega una Sugar Kane atrevida, que potencia el espíritu lúdico de la pieza, y tiene a la que fuera su protagonista principal, Susana Giménez, en el rol de productora junto a Gustavo Yankelevich, en el teatro Lola Membrives de Buenos Aires.
Pocos artistas y muchos periodistas en la sala durante la velada del estreno, no parecían el mejor augurio en materia de calidad de la propuesta teatral, más allá del revuelo que las apariciones públicas (y no tanto) de Giménez suelen provocar.
La diva de los teléfonos y otrora chica shock fue acompañada sí por sus fieles seguidores,que esperaron dos largas horas en las afueras del teatro para verla desfilar por la pasarela de ingreso a la sala y ovacionaron su presencia, reflejo de tantas ilusiones, de riguroso negro, piel y tacones brillantes.
Apenas pasadas las 21, los brillos luminosos del telón dieron paso a la función.
"No pienses más, seguí el compás y veras que si bailas, de tus penas te olvidaras...", canta la deliciosa Siciliani en el cuadro de apertura, casi una invitación a sumarse al juego de la desenvoltura del cabaret.
La comedia surcada por ovaciones permanentes a la rubia de los teléfonos, quien desde un palco monitoreó emocionada la función, de todos modos, apostó a despegarse de aquella exitosa versión original argentina de 1986 para contar con otra impronta el eterno cuento de los perdedores ansiosos por dejar de serlo.
Un gran despliegue escénico que incluye 20 impecables artistas en escena, más 25 cambios de escenografía junto a una inversión inicial de 18 millones de pesos, si bien imponen su lógica de mega show, logran convivir con cierta sutileza narrativa, sin perder de vista el reconocimiento de deuda con sus referentes artísticos.
Un desopilante Nicolás Cabré junto a un eficaz Federico D'Elía componen el triángulo protagónico de esta exitosa puesta de Broadway interpretando los papeles que 30 años atrás encarnaron Susana, Ricardo Darín (entonces "galancito" y pareja de la estrella) y Arturo Puig, que ahora oficia de director.
Aunque se trata de una comedia blanca, hay mucho de bataclana autorizada en el desempeño de la protagonista, avalado por un prestigioso recorrido previo, que incluye haber integrado El Descueve, mítico grupo de danza y un deslumbrante trabajo en "Sweet Charity" en este mismo teatro, sólo por citar algunas de las estaciones de su recorrido, generoso en puestas alternativas.
El dejo "reo" de la bella actriz logra una perfecta comunión con los trabajos de Cabré y D'Elia, en la piel de dos vagos, entrañables en su torpeza, quienes aprovechan esa cualidad de sus personajes planteada por el texto escrito por Peter Stone, con letras de Bob Merrill y música de Jule Styne.
Cabré, por momentos lleva al extremo su participación en los "equívocos" propuestos por la pieza para lograr momentos hilarantes, como el compartido con Sicialini en la litera, capaz de contagiar al público su disfrute del absurdo y provocar carcajadas.
Entre ramos de flores, Su subió al escenario al terminar la función junto a Puig, quien sostuvo un enorme ramo de rosas amarillas, mientras ella felicitó a los actores y auguró un éxito.