Miles de inmigrantes podrían morir en aguas del sureste asiático si los gobiernos de la región no actúan rápido para salvarlos, alertaron ayer la ONU y varias organizaciones.
Una cumbre regional "extraordinaria” se celebrará el 29 de mayo en Tailandia para responder “al aumento sin precedentes de la inmigración irregular” en la región, informó ayer el ministerio tailandés de Relaciones Exteriores.
En los últimos días, unos 2.000 inmigrantes fueron rescatados en las costas de Indonesia y Malasia, la mayoría de ellos musulmanes rohingyas, un grupo considerado por la ONU como una de las minorías más perseguidas de todo el mundo.
Según la organización humanitaria de defensa de los rohingyas Arakan Project, podría haber cerca de 8.000 personas varadas en el mar, muchas de ellas provenientes de Bangladesh y de Birmania, con cada vez menos comida y agua.
“Se necesita un esfuerzo regional, nosotros no tenemos suficientes recursos para buscarlos, pero los gobiernos sí, tienen barcos y satélites”, dijo el portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Joe Lowry. El funcionario alertó que los inmigrantes están en muy malas condiciones, y que algunos incluso podrían estar muertos.
El vicedirector de la OIM para Indonesia, Steven Hamilton, advirtió que los esfuerzos regionales por encontrar esos barcos en la zona serán complicados.
"Es como encontrar una aguja en un pajar; esas aguas está llenas de embarcaciones, y uno no puede estar seguro de lo que está buscando", explicó.
Hamilton explicó que según varios inmigrantes llegados recientemente a la provincia indonesia de Aceh e interrogados por la OIM, existe en alta mar toda una organización de barcos, y los traficantes hacen pasar a los inmigrantes de uno a otro.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que unas 25.000 personas embarcaron entre enero y marzo, el doble del ritmo del año pasado, y que unas 300 habrían muerto.
Birmania, un país de mayoría budista, considera a los cerca de 1,3 millón de rohingyas de su territorio como inmigrantes ilegales de Bangladesh, y en muchas ocasiones esta población ha sido perseguida y obligada a huir.
Estos inmigrantes parecen ser víctimas involuntarias de una nueva política aplicada por Tailandia, cuyo gobierno tomó medidas contra los traficantes de personas, tras el hallazgo este mes de decenas de restos en fosas comunes en el sur del país.
Cada año, decenas de miles de personas transitan por el sur de Tailandia buscando llegar a Malasia o a otros destinos, para escapar de la pobreza en Bangladesh o de la violencia de la que son víctimas de los rohingyas en Birmania.
Abandonados en el mar
Ayer, las autoridades de Indonesia informaron que remolcaron fuera de sus aguas territoriales a un barco con cerca de 400 personas.
“Fue remolcado fuera de territorio indonesio. No los estamos forzando a ir a Malasia o a Australia, no es nuestro problema. Nuestro problema es que no entren a Indonesia porque Indonesia no es su destino”, dijo el portavoz de la marina, Manahan Simorangkir.
Las autoridades informaron que el barco, que había llegado a la costa de Aceh el lunes, fue provisto con combustible y fue sacado de las aguas territoriales de Indonesia, sin confirmar si la embarcación se dirige hasta Malasia, su destino probable.
“Los traficantes tienen a las personas cautivas en el mar porque tienen miedo de acercarse a las costas. Parece que los contrabandistas abandonaron a la gente en el mar. Puede que estén allí desde hace semanas, incluso meses”, dijo Vivian Tan, representante de Acnur en Bangkok.