Alejandro Castro Santander, psicopedagogo e integrante del Consejo de Directores del Observatorio Internacional de la Violencia Escolar, comentó que el año pasado se reunió con el titular de la Comisión de Educación de Diputados, Tadeo García Salazar, y planteó que sería más conveniente crear un observatorio permanente de la convivencia social.
Esto es, un ámbito del que participen especialistas en seguridad, justicia, salud, desarrollo humano, educación y que cada uno trabaje con indicadores específicos para poder proponer políticas públicas.
Castro Santander señaló que existen, además del observatorio internacional de violencia escolar, otros como el nacional -que se creó en 2004, luego de la tragedia de Carmen de Patagones- y uno que funciona en la Universidad Católica Argentina.
El especialista consideró que armar uno provincial sería superponer acciones, en particular porque se puede solicitar recomendaciones a los existentes.
En cambio, si bien la violencia escolar tiene fenómenos propios, como el bullying, la violencia es un complejo bio-psico-socio-cultural, económico y político. De ahí que un observatorio de la convivencia social, que se desarrollara desde las universidades para favorecer la investigación y la capacitación, implicaría un abordaje más amplio.
