El domingo pasado se alzó con el Oscar como mejor actriz de reparto por su papel de esclava martirizada en la película “12 años de esclavitud”, que a su vez se llevó la estatuilla como mejor película.
Era el debut de Lupita Nyong'o en la pantalla grande y logró imponerse a figuras de la talla de Julia Roberts o Jennifer Lawrence.
Su imagen glamorosa en la mayor fiesta de Hollywood, donde impactó con un vestido largo color aguamarina de Prada con un escote vertiginoso, contrasta con el recuerdo que se guarda de ella en México, el país donde nació hace 31 años y al que regresó de adolescente para aprender español.
En Taxco, la pequeña ciudad colonial encaramada sobre montañas, la actriz de padres kenianos se destacó por su presencia discreta y calidez humana.
“Era muy estudiosa, era una chica de 10”, dijo Alicia Fonol, una de las profesoras del Centro de Enseñanza para Extranjeros de Taxco, donde Nyong'o estudió entre octubre de 1999 y marzo de 2000.
Entre los muros de piedra y árboles frutales de esta institución, afiliada a la pública Universidad Nacional Autónoma de México, Fonol recuerda con una sonrisa que “Lupita saludaba a todo mundo”, desde secretarias hasta profesores.
“Ella disfrutaba mucho de todo... a veces se sentaba en silencio, simplemente admirando el paisaje que ofrece esta escuela”, instalada en una casona colonial del siglo XVI que fue una hacienda minera del conquistador español Hernán Cortés y luego un hotel de lujo.
Patrona de México
Nacida el 1 de marzo 1983 en el DF mexicano, Nyong'o vivió allí hasta apenas un año después, cuando su familia decidió volver a Kenia poniendo fin a un exilio de cuatro años motivado por la crisis política que asolaba al país africano. Lupita no volvió a pisar suelo mexicano hasta que decidió estudiar en Taxco a los 16 años.
“Tengo en mi corazón un lugar tibio para México”, dijo recientemente la actriz, al contar que se enamoró de las playas, la gente y la cocina del país latinoamericano. “Me gusta ser mexicana, es parte de mi historia”, dice en un español irreprochable.
Entre los mexicanos que conocieron a Nyong'o hubo muchos sorprendidos por su nombre, elegido por sus padres en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de México.
“Me llamó la atención que no se llamara Guadalupe, sino (el diminutivo) Lupita”, contó Carmen Ugalde, profesora de español de la actriz.
Desde Taxco, Ugalde organizó un viaje de Lupita a la Basílica de Guadalupe, en la ciudad de México, para que la entonces adolescente de múltiples y largas trenzas conociera a la Virgen que le dio el nombre.
“Se quedó sorprendida, no sólo de ver la imagen de la Virgen, sino de la cantidad de gente que iba a rezarle”, contó la ahora retirada maestra, de 83 años.
La morenita que comía pozole
En Taxco, donde viven unas 105.000 personas, algunos todavía tienen fresco el recuerdo de Lupita, a quien describen como una joven reservada, que nunca usaba maquillaje y vestía casi siempre de jeans.
“¡Ah, la morenita! Ella se sentaba siempre en esa banca”, en pleno centro de Taxco, cuenta Oscar Gutiérrez, uno de los muchos taxqueños que se dedica a vender joyería de plata y atender a los turistas.
En la cercana Pozolería la Tía Calla, Lupita dejó huella por su afición a los tacos y al pozole estilo Guerrero: un caldo con granos de maíz, carne de cerdo, aguacate y chicharrón.
“Aquí venía por sus pozoles y mírela dónde está ahora. ¡Uno nunca sabe quien se sienta en estas mesas!”, comenta Fernando Nava, mesero de ese restaurante de Taxco, donde todos reclaman un pedacito de la vida de la ahora famosa actriz.
“Aquí venía a leer los titulares”, dice una vendedora de periódicos. “Acá venía a comprar regalitos para llevar a su país”, asegura una encargada de papelería de cabello blanco que el domingo reconoció a Lupita en la televisión, emocionada y con el premio cinematográfico más ansiado del mundo en su mano.