Con mucho carácter y orden táctico, básicamente, Independiente Rivadavia volvió a quedarse con el superclásico mendocino y el más importante en este torneo de la Primera B Nacional. Y fue una fiesta. A pesar del horario, el pueblo azul acompañó al equipo en un gran número y terminó festejando el partido número 15 en torneos nacionales sin conocer la derrota ante su eterno rival (11 victorias y cuatro empates). Además esta victoria de la Lepra terminó empujando al DT del Lobo, Sergio Arias, a la decisión de hacer un paso al costado.
Y el Azul lo ganó ensamblando coordinadamente cada pieza desde atrás hacia adelante, pero sobre todo aprovechando cada oportunidad que tuvo frente a Matías Alasia que en dos ocasiones fue cómplice para que Independiente marcara, y en ambos goles, de idéntica factura y protagonista.
La reaparición de Gaspar Servio, sirivió justamente, para cimentar un equipo que mantuvo el orden en un porcentaje mayor al que lo perdió.
Pero además todo se hizo más fácil para el Azul porque Gimnasia se lo permitió. Cuando todavía no había un protagonista claro, Alasia y compañía dejaron que Independiente gritara el primero. Lejos de replegarse, la Lepra mantuvo la idea de atacar a su rival que, a medida que avanzaban los minutos, acumulaba errores que defensivos que lo comprometían cada vez más.
Ante las facilidades que brindaba el equipo de calle Lencinas, José Méndez por todo el frente comenzó a utilizar su velocidad para desbordar. Mientras que Imperiale y Agustín Sanfilippo manejaban la pelota por el callejón del medio. Pero no fue muy superior el equipo de Pablo Quinteros en el juego. Pero si fue efectivo. Y lo mostró en la primera que tuvo para contragolpear que terminó en gol del “Kun” Gautier.
La fiesta era total en el Gargantini. Con el rival casi nocaut, el Azul manejaba tranquilo el superclásico, así como sucedió en la fecha 7, ante el mismo rival, pero en diferente escenario.
Llegó el gol de Servio de penal y en el final, el ¿cuarto? Sí el cuarto. La Lepra ganaba, gustaba y goleaba ante su gente.
En la parte final, el equipo de Quinteros, comenzó a regular. Por ahí en esos primeros minutos le hubiese venido bien un cambio, pero el "Negro" mantuvo a los que habían jugado desde el inicio. Un gol de Pomba y otro de Carranza de penal, sumado a la expulsión de Silva, trajo un manto de dudas al Bautista Gargantini.
Ahí, Quinteros, comenzó a remendar el equipo. Así llegaron las bocanadas de aire de Coronel y Podestá, que ingresaron en el momento justo para contener las embestidas de un Lobo, muy necesitado. Y lo controló hasta el final. Lo controló y lo festejó como se debe porque en La Catedral desde ayer es tiempo de vals.