“No te pagan por lo que sabes, sino por resolver problemas', creo que es una gran frase de Fernando Del Vecchio… debería estar en nuestras tarjetas personales o al menos en la mía”, sostiene Juan Bochaca. En los últimos 20 años, como emprendedor desarrolló un estudio de comunicación y diseño especializado en el área vitivinícola y luego pasó a la gestión de un salón de eventos, buscando una salida laboral frente a la crisis del coronavirus construyó la marca Distrobox encargada de la distribución de productos alimenticios, mientras que -junto a Fernanda Pelichone- planeaban transformar “Casa de campo. Eventos” en un restaurante de campo. Los nuevos desafíos y el proceso de reconversión, contados en primera persona.
-¿Cómo es reinventarse en la crisis?
-Cuando juntamos los conceptos “reinvención” y “crisis” nos hace ruido la situación, pero si le quitamos la idea trágica que instalamos en nuestra cabeza, nos damos cuenta que todo el tiempo nos reinventamos en cosas simples: desde los juegos de niños, los intereses cuando somos estudiantes o nuestras capacidades como profesionales. Es así de “simple” porque estamos preparados para ello, somos seres con muchas aptitudes, gustos y competencias que la mayoría de las veces no usamos ni desarrollamos. Reinventarse es darle una oportunidad a otro camino que nos interesa, pero hace falta una “crisis” para que nos empuje a transitarlo.
-¿Qué significa para vos emprender?
-Para los de la “Generación X”, como es mi caso, tenemos una visión distinta de emprender a la que tienen un millenial o nuestros abuelos, y eso habla de momentos y de herramientas diferentes. Creo en no dejar tus intereses y pasiones fuera de la vida laboral porque la mayoría lo hacemos, allí está la diferencia con los que vuelcan sus intereses, capacidades y pasiones en un proyecto, saltan cualquier brecha y tienen muchas más posibilidades de ser exitosos. Creo que emprender es generarle un horizonte viable a nuestros sueños.
-¿Cuál es tu fortaleza?
-En principio, son bastante menos que mis “debilidades” (se rie). Igualmente si tuviera que analizarme un poco, te diría que la empatía, el compromiso y la flexibilidad siempre están presentes en cualquier proyecto y en ese sentido siempre hay un compromiso real.
- Desarrollaste y comunicaste marcas, ¿qué atributos tiene Casa de Campo. Eventos?
-Tenemos un diferencial de trayectoria, con más de 250 eventos organizados, un compromiso serie y en serio con el cliente, con un servicio personalizado (catering, barra, livings y otras comodidades), pero fundamentalmente por entender el negocio y la necesidad del cliente. No somos una empresa “despersonalizada” que le perdió el rastro a sus públicos, sino un equipo de trabajo que sabe y que se orienta hacia el cliente de manera sincera, en un momento tan trascendente como lo es su boda o una celebración empresarial, donde hay muchas cosas en juego. Sabemos que puede haber errores, lo comunicamos claramente, y estamos allí para solucionarlos porque entendemos lo especial del momento.
-¿Qué demandaba el mercado en tu época del estudio de comunicación y que demanda hoy?
-El mercado y los clientes hoy tienen un registro diferente del tiempo, de la inmediatez, de las soluciones “fast food” y de las comunicaciones empresariales y personales atravesadas por las redes sociales. Igualmente, como ejemplo, me sigue sorprendiendo algo que también me sorprendía hace muchos años y es que muchas empresas sin importar su rubro o tamaño no tienen en claro que el cliente es su fin último y no actúan en consecuencia. Creo que en este punto, cuando la marca se despega de un simple nombre, imagen o estrategia planeada, y atiende la necesidad del cliente (todos los somos) desde un lugar sincero genera empatía y construye una presencia real.
-¿Cuándo surgió la idea de abrir un restaurante?
-La idea que “Casa de campo” funcionara los domingos siempre estuvo presente y muchas veces nos lo pidieron los mismos clientes de los eventos. A partir de la pandemia, como otros lugares de eventos, vimos que nuestra propuesta gastronómica y el lugar a aire libre podían ajustarse muy bien a las recomendaciones sanitarias y protocolos, comenzamos a trabajar -con la Municipalidad de Guaymallén- para lograr la reconversión del rubro. Combinamos lo mejor de un restaurante de campo con un lugar parquizado para quienes buscan una experiencia en contacto con la naturaleza y a pocos kilómetros del centro.
- El mercado reclama “experiencias” como un valor principal, ¿Cómo se diseña el bienestar?
-Creo que está muy ligado al concepto de tranquilidad, de estar bien. Parte de ofrecer una propuesta genuina, del contacto con la naturaleza y de una cocina de campo, amena. En definitiva es un camino transitado mirando al cliente y generando propuestas consustanciadas con nuestro perfil. Esa coherencia entre lo que busca el cliente y lo que ofrecemos sin duda genera esa tranquilidad en nosotros, en nuestro equipo de trabajo y en los que nos eligen.
-¿Y cómo se diseña un negocio?
-No soy un especialista en negocios y sin entrar en conocimientos profundos, como sobre un Plan de Negocios, creo que tener una Visión clara de dónde y cómo queremos que sea nuestro emprendimiento. El diseño debería seguir esa mirada de largo plazo. Creo que hay modelos de “negocio” algo más alejados de la simple transacción económica y mucho más cerca de lo que nos apasiona, de la gente, de lo sustentable y que sin duda son igual o más rentables que el tradicional formato de lucro.
-¿Qué es Distrobox?
-Es un nuevo canal de distribución de alimentos que acerca productos esenciales a distintos eslabones de la cadena de consumo, por un lado a los clientes finales (recibimos pedidos de barrios privados, por ejemplo) y por el otro, a los autoservicios y mayoristas. Trabajamos con productos propios, con artículos de marcas líderes y para otras empresas locales en la distribución de sus productos en el gran Mendoza y zona Este. Además diseñamos diferentes estrategias y propuestas, con nuestros productos, para completar la oferta de los autoservicios que están en su etapa de apertura o bien en una fase de crecimiento o reinvención.
-Hablaste de la cocina de Casa de Campo como una línea bien ensamblada. ¿Qué la hace diferente?
-Desde que comenzó Casa de Campo, inclusive antes de que yo me incorporara, en la idea de Fernanda Pelichone siempre estuvo presente la gastronomía como un eje fundamental a desarrollar, no sólo por el amor a la buena cocina sino por considerarla además una actividad fundamental. Desde ese lugar se buscó una cocina con personalidad dentro de las propuestas de catering para eventos y ese sello distintivo tiene que ver con la cocina a la vista, con los fuegos, con la utilización solo de productos frescos, con una mirada de campo, con una propuesta abundante y a la vez versátil, sabrosa y con profesionales de la cocina que compartan el mismo pensamiento. Creo que eso se logró, que la gente identifica nuestra propuesta, a quienes la llevan a cabo, y eso -no tengo dudas- es una de nuestras fortalezas antes de comenzar. La propuesta de Restaurante de Campo es muy interesante y está muy cerca del centro de la ciudad.
-¿Cuál es el momento más importante a la hora de emprender? ¿por qué?
-No sabría decir cuál es el momento más importante a la hora de emprender, pero sí creo que la Propuesta de valor de un proyecto es crucial porque va a generar un norte y una identidad. Sin propuestas de valor poderosas, enfocadas en satisfacer la demanda del cliente, vamos a ser una mancha más en la piel del tigre.
PERFIL JUAN BOCHACA. Es Licenciado en Gestión y Comunicación Gráfica de la UNCuyo pronto a finalizar un diplomado de marketing digital y redes sociales. Trabajó en Diseño Gráfico desde el 2000, fundó y desarrolló un estudio de comunicación llamado Bochaca/Mejia, especializado en el packaging y comunicación del vino; junto a Fernanda Pelichone -desde 2012- gestiona Casa de campo eventos, salón de fiestas familiares y empresariales. Este año generó una marca y un canal nuevo de distribución llamado Distrobox para atender al público del gran Mendoza y la zona Este. También realiza la logística y distribución de los productos alimentarios que elaboran F. Pelichone y Mariana Sánchez Martin, junto a su Pelichone transformaron Casa de campo en un restaurante de campo para seguir potenciando su marca.