La letra del tango llama mi atención pues reza “Un tropezón / cualquiera da en la vida / y el corazón / aprende así a vivir…”: ¿qué significa ese vocablo ‘tropezón’? El diccionario académico nos remite al verbo ‘tropezar’ y encontramos para él varias acepciones: si se refiere a una persona, ‘tropezar’ es “dar con los pies en un obstáculo al ir andando, con lo que se puede caer”: “No vi el desnivel en el piso y tuve un tropezón”.
Si lo usamos respecto de una cosa, su significado es “detenerse o ser impedida por encontrar un estorbo que no le permite avanzar o colocarse en algún sitio”: “La carta no pasó por debajo de la puerta porque tropezó con un montón de correspondencia atascada”. Al hablar en sentido figurado, ‘tropezar’ y, por ende, ‘tropezón’ pueden aludir a “cometer alguna culpa o estar a punto de cometerla”: “Me equivoqué: fue un tropezón en época de crisis”. Coloquialmente, se pueden usar estas palabras para señalar que una persona se encuentra casualmente con otra: “Hoy, en pleno centro, tropecé con un viejo amigo de la adolescencia”.
Existe la locución ‘a los tropezones’ que indica, coloquialmente, que algo se lleva a cabo “con varios impedimentos y tardanzas”: “Tiene muchos problemas y aún lee a los tropezones”.
Un refrán recogido por el Instituto Cervantes en su Refranero multilingüe es el que dice “El que tropieza y no cae, adelanta camino”: la ficha explicativa incluida nos dice que, aunque haya obstáculos y fracasos, lo que importa es seguir adelante, adquirir experiencia de ellos, por lo que algunas dificultades, las que no son definitivas, pueden servir de estímulo para avanzar.
Otra paremia también recogida por el mismo refranero reza “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”: con él se quiere indicar que el ser humano no siempre sabe discernir conforme a la razón y, por esa causa, no aprende de la experiencia y vuelve a equivocarse en una situación semejante.
Una tercera forma del refranero es “Un tropezón no es caída”: aquí el vocablo ‘tropezón’ es equivalente a “error, equivocación”; todos, alguna vez, hemos cometido alguna acción equivocada, pero con humildad y paciencia nos hemos levantado y vuelto a empezar, por el camino adecuado. Si reincidimos en el error, se dirá de nosotros que somos ‘tropezones’ o ‘tropezadores’, con valor adjetivo. Otro tanto ocurre cuando alguien tropieza y se detiene o embaraza en la ejecución de algo: se dice, entonces, que es ‘tropezoso’. Y del lugar u ocasión en donde hay peligro de tropezar se dirá que es un ‘tropezadero’.
En lugar de ‘tropezón’, podemos usar ‘tropiezo’ que, además de compartir las acepciones de aquel término, significa también “desliz”, como desacierto, flaqueza, indiscreción: “Su vida estuvo signada por tropiezos”. Análogamente, puede ser equivalente a “dificultad, contratiempo o impedimento en un trabajo, negocio o pretensión”: “No pudo llevar a cabo su empresa por la cantidad de tropiezos que se le fueron presentando”.
Un sinónimo que podemos usar es ‘traspié’: “Tuve un traspié al salir del edificio”; asimismo, puede equivaler a un “error, fracaso”: “Incurrió en varios traspiés en su desempeño como juez”. Otro vocablo de valor similar es ‘trompicón’ que, referido a una persona, indica el paso tambaleante de una persona: “Avanzaba a duras penas, a los trompicones”. Puede también señalar un porrazo o golpe fuerte: “Resbaló en el piso recién encerado y terminó en un violento trompicón”. En su familia, se da el verbo ‘trompicar’, que se define como “hacer a alguien tropezar violenta y repetidamente”: “El piso irregular lo hizo trompicar y estuvo a punto de caer”. Por eso, esta acepción se amplía con “dar pasos tambaleantes, tumbos o vaivenes”: “Aunque trompicó, pudo alcanzar la meta”.
¿Y ‘trastabillar’? Puede decirse también ‘trastrabillar’; su valor significativo es “tambalearse, titubear, vacilar”: “Ebrio, trastabilló al salir del salón”. Si se refiere al habla, toma el significado de “tartalear, tartamudear, trabarse al hablar”: “Era muy inseguro y vacilante al dirigirse al público; constantemente, trastabillaba”.
En el sentido de quedarse detenido por algún obstáculo, podemos sustituir ‘tropezar’ por “atollarse”: en una de sus acepciones equivale a “atascarse o quedarse detenido por algún obstáculo”; “No podía avanzar porque se atolló”. Asimismo, ‘hocicar’ posee una acepción, que coincide con el vocablo que trabajamos, pues significa “tropezar con un obstáculo o dificultad insuperable”: “Alterado, intimidado, parecía hocicar contra un enemigo invencible”.