Mariiz tiene 20 años, vive en la Ciudad de Mendoza y no se llama realmente así. Pero es el pseudónimo que ha elegido, al momento de contar su padecimiento y la pesadilla que vivió durante los más de 5 años en que fue víctima de Grooming (o acoso cibernético).
Se trata de un delito cada vez más común, generalmente silencioso y peligroso que puede ser puerta de entrada a otros (como abuso sexual) y del que suelen ser víctima chicos y adolescentes que caen en las garras de depravados anónimos en las redes sociales. Los delincuentes, aprovechándose de las debilidades y recurriendo a extorsiones, terminan por hacerse de fotos comprometedoras de sus víctimas, y las hacen ingresar en un círculo vicioso: les exigen cada vez más y más fotos con la amenaza de que si no las envían, harán públicas las que ya tienen.
"No puedo creer cómo me cagó la infancia este tipo. En ese momento yo no me di cuenta; y mi mamá nunca supo nada porque yo no le conté. Me mandaron a psicólogos y no conté nada. Creí que era mi culpa", cuenta la joven; quien hace 4 años pudo librarse de su acosador, gracias a la asistencia y asesoramiento de la ONG Grooming Argentina.
"No se trata de enseñarle a los padres a controlar a sus hijos, ni de demonizar las redes sociales. Hay que enseñarle a los más chicos a que estén alertas y puedan identificar situaciones de riesgo. Y los padres tienen que entender que no es culpa de los chicos. Porque eso asusta a los niños y eligen no hablar", acota.
Depravado
Mariiz ni siquiera había cumplido los 11 años, la primera vez que "Lale" (así se hacía llamar, aunque le había confesado que era Alejandro) le habló. "Recién estaban empezando las redes sociales y yo usaba el primer Messenger. No sé cómo ni cuándo específicamente, pero de un día para otro me agregó. Yo tenía como estado la frase de una canción que me gustaba y él tenía otra frase de otra canción de la misma banda y así empezamos a hablar de música", recuerda la joven, y aclara que desde el primer día tenía algo en claro: no sabía nada sobre la persona con quien estaba hablando.
Las conversaciones virtuales se fueron tornando cada vez más frecuentes, hasta que un día el hombre le dijo a la niña de 10 años que conocía a su familia. "Me dijo el nombre de mi mamá y su mail. Y me pidió que le mande fotos mías desnuda. Tenían que ser fotos donde se me vieran los senos y la cara. Terminó diciéndome que si no le mandaba esas fotos, le iba a pasar algo malo a mi familia. Por miedo, yo le hice caso y le mandé las fotos", reconstruye la joven.
El depravado -o groomer- sabía que Mariiz tenía 10 años; y él le había dicho que tenía 13 y vivía en Guaymallén. Una vez que envió las primeras fotos, el acosador le insistió para que le envíe más; y extorsionó a la niña diciéndole que si no le hacía caso, iba a enviarle las primeras fotos a su madre.
"Ahí entendí que piden que se vea la cara en las fotos para extorsionarte y amenazarte. Él llegó a enviarle las fotos por mail a mi mamá. Pero como yo sabía la contraseña, me metí y las eliminé rápido", recapitula la joven.
Los acosos y extorsiones se extendieron durante más de 5 años. "Lale" aparecía y desaparecía periódicamente con chats -ya se habían trasladado al Facebook, y en su perfil únicamente tenía fotos de un niño bebé (decía que era su sobrino)-; cada vez que le hablaba era para pedirle fotos.
En esa época la víctima practicaba vóley; y una noche -tenía 12 años y estaba a punto de jugar un partido- recibió un llamado en su celular y de un número desconocido. “Vi que tenía una característica rara. En el momento no me di cuenta, pero era de Buenos Aires. Tuve la sospecha de que era él. Cuando atendí, escuché la voz de un hombre grande. Ni a palos tenía 13 años. Y le dije que lo llamaba más tarde. Ya tenía estudiado todos mis horarios”, cuenta.
Buscar ayuda
Mariiz ya había cumplido los 16 aquel día en que -casi por accidente- se topó por primera vez con la palabra "Grooming". Fue en una página de Facebook de Chile, y la reacción inmediata fue buscar Grooming Argentina.
"Vi un video que advertía sobre este delito y, aunque no era lo mismo que me había pasado, me sentí identificada. Entonces encontré en Facebook 'Grooming Argentina' y les escribí. A los 45 minutos ya me estaban llamando por teléfono", agrega.
El presidente de la entidad, Hernán Navarro; y un equipo de psicólogos se puso en contacto con la adolescente y fueron ellos quienes -siguiendo todo un protocolo- se comunicaron con la madre de la chica para ponerla al tanto de la situación. "Desde el primer momento mi mamá me apoyó", acota.
La chica y su familia se dirigieron a Delitos Tecnológicos (en la Policía de Mendoza) y realizaron la denuncia. En el lugar le retuvieron el celular durante 24 horas y le intervinieron las redes con la intención de rastrear al acosador. "Pero no se pudo. Yo no sé si él se dio cuenta o lo sospechó, pero por un tiempo no me pidió más fotos ni me habló".
Pasaron varios meses hasta el 21 de setiembre de 2014; día en que reapareció el groomer. "Hizo un Facebook con todas las fotos de cuando yo tenía 10 años y donde salía desnuda. Y empezó a agregar a todos mis amigos. Uno de ellos me llamó para avisarme lo que estaba pasando y yo le pedí que le dijese a los otros chicos que no aceptaran y que lo bloquearan. Me puse muy mal, porque uno de ellos se burló de mí. Ese año fui unos días más a la escuela, pero decidí no terminar y rendir libre".
Mariiz no logra desentenderse del hecho de que esto ocurre y seguirá ocurriendo. Su acosador no llegó a ser detenido y ni siquiera lograron identificarlo; pero eso no quita que haya seguido acosando a otras chicas. Incluso, muy de vez en cuando y desde algún Facebook apócrifo, le habla a la joven. Pero Mariiz ya ni contesta.
"Cada vez que leo que pasa algo así, me pongo muy mal. No puedo creer lo que me pasó. Pero era una nena, no sabía lo que estaba haciendo en aquel momento", acota casi al cierre de la charla.
La joven continúa con su vida normal, pudo superar toda esta situación. Y hasta observa con atención cuando detecta alguna situación sospechosa en Facebook. "Cuando me da la sensación de ver chicas que están pasando lo mismo que pasé yo -por distintos posteos o mensajes-, les escribo en privado y les digo que busquen ayuda. Si a mí no me hubiesen acompañado, probablemente me seguiría molestando", concluye.
Para denunciar
Facebook: Grooming Argentina
Twitter: @GroomingArg
Teléfono: (011) 1524811722