Dos estadounidenses que se infectaron en África con el virus del Ébola y habían sido trasladados a Estados Unidos para que recibieran tratamiento, se recuperaron y fueron autorizados a abandonar el hospital esta semana, dijeron ayer sus médicos.
El doctor Kent Brantly, de 33 años, y Nancy Writebol, de 60, se enfermaron de ébola en Monrovia el mes pasado y fueron transportados en un avión ambulancia a un centro de tratamiento especializado en la universidad Emory, cerca de Atlanta (Georgia, sureste).
“La salida del hospital de estos dos pacientes no representa ninguna amenaza a la salud pública”, dijo Bruce Ribner, director de la unidad de enfermedades infecciosas.
Ambos fueron tratados con un suero experimental, que está en una fase de desarrollo inicial y había sido probado hasta el momento sólo en simios. El 12 de agosto, Liberia anunció que pidió y obtuvo de EEUU la promesa de que le entregaría muestras de este suero.
El sacerdote español Miguel Pajares, de 75 años, se convirtió en el primer europeo muerto por Ébola, luego de ser repatriado a su país desde Liberia. También había sido tratado con este suero, el ZMapp.
“Tras una rigurosa serie de tratamientos y exámenes, el equipo de Emory determinó que ambos pacientes se recuperaron del virus del Ébola y pueden volver con sus familiares y la comunidad sin preocupaciones de que la infección se extienda a otros”, dijo Ribner.
Según el médico, “esta es una enfermedad bastante devastadora, pero podemos anticipar que en la mayoría de los pacientes en general, si no han tenido ningún daño sustancial de órganos, pueden lograr una recuperación completa”.
La estadounidense Writebol había sido dada de alta el 19 de agosto, según un comunicado del grupo caritativo para el que trabajaba, SIM USA. Sin embargo no se presentó a la conferencia de prensa.
El doctor Brantly, en cambio, se presentó ayer sonriente en una conferencia de prensa, vistiendo camisa azul y de la mano de su esposa. El galeno se veía delgado pero saludable.
No existe hasta ahora un medicamento o vacuna para el Ébola, que puede causar fiebre, vómitos, diarrea, insuficiencia orgánica y la hemorragia, entre otros síntomas. Se transmite por contacto directo con fluidos corporales, poniendo en riesgo principalmente a los trabajadores de la salud, a familiares y allegados o los que besan u tocan cuerpos durante ritos funerarios.
El actual brote de ébola en África occidental, el mayor de la historia, ha matado a 1.350 personas desde marzo en Liberia, Guinea, Sierra Leona y Nigeria.
Sudáfrica y Senegal cierran sus fronteras
Monrovia. Las autoridades sudafricanas anunciaron ayer el cierre de sus fronteras a las personas procedentes de Guinea, Liberia y Sierra Leona ante el riesgo que supone la epidemia del Ébola, en tanto que el coordinador de la ONU para esta enfermedad iniciaba una visita a los países afectados.
El gobierno sudafricano decidió prohibir el acceso a su territorio a las personas procedentes de los países afectados por el virus del Ébola que considera de “alto riesgo”, esto es Guinea, Liberia y Sierra Leona, “salvo si el viaje es considerado absolutamente esencial”, y pidieron a sus ciudadanos aplazar cualquier viaje a estos países.
Nigeria, donde cinco personas murieron de esta fiebre hemorrágica altamente contagiosa y al que consideran de “riesgo medio”, se salva de estas medidas.
Por otra parte, Senegal cerró ayer sus fronteras con Guinea por la epidemia de Ébola, más de tres meses después de haberlas abierto, según un comunicado del ministerio del Interior.
Teniendo en cuenta la epidemia, “Senegal decidió cerrar de nuevo sus fronteras terrestres con la República de Guinea”, según el texto. El Ministerio agregó que esta medida se extiende “a las fronteras aéreas y marítimas para los aviones y barcos provenientes de la República de Guinea, de la Sierra Leona y de Liberia”.
Los países afectados reclaman ayuda a la comunidad global
Dakar. Los países africanos afectados por la epidemia, sobrepasados por la virulencia del mal, esperaban que la comunidad internacional se involucre en contener sus efectos. Así, el coordinador de la ONU para el Ébola, el doctor David Nabarro, llegó ayer a Dakar, Marruecos, desde Estados Unidos y se dirigió a continuación a Liberia para comenzar una visita que también lo llevará a Sierra Leona, Guinea y Nigeria.
En Liberia, donde está vigente desde el miércoles un toque de queda y dos barrios en la periferia de la capital, Monrovia, están en cuarentena, la Cruz Roja consideró necesario confiar la coordinación de la lucha contra el ébola a una organización internacional mejor que a las autoridades locales, “ante una calamidad de tal amplitud”.
La escasa capacidad del único crematorio del país, que pertenece a la comunidad india, que sigue los ritos funerarios hindúes, está desbordado por las decenas de cuerpos de muertos por el Ébola que llegan cada día, destacó el secretario general de la Cruz Roja liberiana, Fayah Tamba.
“Nuestro equipo pudo recoger 41 cuerpos. El domingo recogieron hasta 37. El crematorio no tenía capacidad para incinerar todos, así que tuvimos que llevar algunos al hospital”, explicó Tamba. “A la mañana siguiente tuvimos que transportarlos al crematorio y asegurarnos de que eran incinerados para poder recoger más cuerpos”.
En la vecina Sierra Leona, donde al igual que en Liberia “la transmisión sigue siendo alta", según la OMS, sonaron desde primera hora del día los llamamientos de los muecínes en las mezquitas y las campanas de las iglesias para marcar el inicio de una jornada de oración y ayuno contra el Ébola.
El ministro de Asuntos Sociales, Muijeh Kaikai, confirmó que las autoridades saudíes le habían informado de que ninguno de los mil peregrinos de Sierra Leona inscriptos para la gran peregrinación anual a La Meca este año recibirían un visado debido a la epidemia.