Gutiérrez vive un sueño hecho realidad. En casi un abrir y cerrar de ojos, dio un gran salto de calidad: pasó de “invitado” al torneo Argentino B a prepararse para debutar ante el eterno rival en una categoría que es la antesala de la B Nacional.
El comienzo del torneo está a la vuelta de la esquina. Por eso, luego de tocar el cielo con las manos el domingo 15 de febrero pasado, tras superar a Huracán en una dramática definición, apenas diez días después puso manos a la obra en un objetivo de otra categoría.
Con el envión de superarse
Ni lerdos ni perezosos, al otro día de la consagración, el cuerpo técnico y los dirigentes del Celeste pusieron manos a la obra en sustentar y potenciar a un plantel que supo dar muestras de jerarquía, unión y predisposición para trabajar en pos de alcanzar las metas propuestas.
Así, no tardaron en llegar los refuerzos. El arquero Hernán Marcó, los defensores Martín Pucheta y Rodrigo Acosta (vuelve al ruedo tras una larga inactividad producto de una lesión) y los delanteros Jesús Baldaccini, Lucas González, Renato Pinedo y Bruno Fistori.
La única desvinculación fue la del delantero David Pizarro.
“Sumarle a un plantel muy joven seis jugadores de experiencia y calidad es clave porque se van a acoplar a los ocho futbolistas que tenían mayor recorrido en las categorías de ascenso”, afirma Sergio Scivoletto, el padre de una criatura que anhela seguir creciendo y que de ninguna manera está dispuesto a ser actor de reparto en una película que tendrá 18 capítulos iniciales, pero cuyo final se conocerá allá por el 6 de diciembre.
A doce días de otro domingo histórico, el que marcará el debut en el clásico ante el Cruzado -en el Malvinas Argentinas y con ambos públicos- en Boedo siguen soñando con los ojos abiertos. ¡Y está bien!