Una ley sobre el consentimiento sexual, que considera como violación cualquier acto sexual sin acuerdo explícito, incluso en ausencia de amenaza o violencia, entra en vigor ayer en Suecia, después de la conmoción que generó en el país la campaña #MeToo.
El texto prevé que una persona es culpable de violación si lleva a cabo un acto sexual con otra persona que no haya participado "libremente" en él.
Antes se hablaba jurídicamente de violación solamente si el acto sexual estaba acompañado por violencia o se realizaba bajo la amenaza.
"No hay en absoluto ninguna exigencia de decir sí formalmente, de apoyar un botón en una aplicación o de algo parecido. Simplemente participar físicamente es ya una señal de consentimiento" recuerda a la agencia local TT Anna Hannell, jueza que participó en la elaboración de la ley.
Los tribunales estarán atentos a que "el consentimiento sea expresado con palabras, gestos o de otra manera", elementos sobre los que los jueces deberán dictaminar.
La ley, adoptada a fines de mayo gracias a una mayoría socialdemócrata y ecologista, es muy criticada por la orden de abogados y el Consejo de las Leyes, que se interrogan sobre su implementación.
Para este órgano, la nueva ley obligará a una evaluación arbitraria por parte del tribunal sobre la existencia o no de un consentimiento.
Un cambio
El gobierno considera en cambio que envía un claro mensaje. Además decidió ayer otorgar 120 millones de coronas (11,5 millones de euros, 13,3 millones de dólares) a la lucha contra el acoso y las violencias sexuales.
"#MeToo ha mostrado con claridad que queda mucho más por hacer para luchar contra el acoso y las violencias sexuales en el trabajo y en el resto de la sociedad" explicó la ministra de Paridad, Lena Hallengren, en un comunicado.
Cambiar comportamientos
El objetivo del legislador es cambiar los comportamientos en un país donde la igualdad hombres-mujeres es considerada como una de las más exitosas en el mundo.
"La legislación es normativa. Envía una señal. Los adultos deben tener el valor de conversar con los más jóvenes sobre lo que es el consentimiento", afirma la radio pública SR Emil Gustavsson, de la organización "Hombres por la patria".
La campaña #MeToo para denunciar las agresiones sexuales, generada por una sucesión de acusaciones contra el magnate de Hollywood Harvey Weinstein, ha conmocionado todos los estratos de la sociedad sueca.
"#MeToo cambia los comportamientos y la gente comprende hasta qué punto está extendida la violencia sexual" dice Ida Östensson, que creó la fundación Make Equal que milita por esta nueva ley desde 2013.
Según ella, han cambiado las mentalidades pero es necesaria “tener al fin una legislación que proteja la integridad física y sexual”.
En otoño en Suecia, más de 10.000 mujeres de todos los medios profesionales, tomaron la palabra para luchar contra el acoso.
Según las estadísticas más recientes, en 2017 más de 7.000 querellas por violación fueron interpuestas en Suecia, 10% más que el año anterior.
La violación es castigada en este país con seis años de prisión y diez cuando la víctima es menor.