Las autoridades belgas subieron hoy a 35 el balance de muertos en el atentado del martes que golpeó Bruselas, mientras que los investigadores intentan juntar piezas en varios países europeos para desvelar una posible red internacional del grupo yihadista EI implicada en la matanza.
La policía belga difundió este lunes un nuevo video del tercer sospechoso de los atentados de la semana pasada en Bruselas, presente en el aeropuerto y cuya bomba no estalló.
Las imágenes muestran al hombre con un sombrero y una chaqueta blanca, empujando un carro con una gran maleta en la zona de salidas junto a los dos kamikazes, Ibrahim El Bakraoui y Najim Laachraoui. "Se trata un nuevo vídeo que hasta ahora no había sido difundido", precisó un portavoz de la fiscalía federal belga.
La acusación sigue trabajando en la teoría de que el "hombre del sombrero" es Fayçal Cheffou, detenido e inculpado con cargos por terrorismo en relación con el ataque en el aeropuerto, dijo una fuente cercana a la investigación.
Por el momento, Cheffou no está cooperando con los investigadores, añadió la misma fuente.
Los dolientes, en tanto, tenían previsto congregarse en una iglesia para honrar a la víctimas, en una ceremonia de Lunes de Pascua en memoria de los fallecidos en el peor ataque que ha golpeado al país.
Este lunes, las autoridades actualizaron el balance de víctimas del atentado a 35 fallecidos, incorporando cuatro decesos de pacientes heridos.
"Cuatro pacientes murieron en el hospital. Los equipos médicos hicieron todo lo posible. El total de víctimas es 35. Ánimo a todos los familiares", dijo en Twitter la ministra de Salud, Maggie De Block.
La portavoz de la fiscalía, Ine Van Wymersch, confirmó este balance.
De ese total, 28 han podido ser identificados (15 murieron en el aeropuerto y 13 en el metro). En cuanto a las tres restantes sin identificar, sus "familias esperan noticias aún", mientras concluyen los análisis de ADN, declaró a la prensa.
Entre las 28 personas fallecidas e identificadas, el centro de crisis precisó que 16 eran belgas y 12 extranjeros, de nacionalidad estadounidense, holandesa, sueca, alemana, francesa, china, italiana y británica.
Los atentados, reivindicados por el Estado Islámico (EI), han dejado hasta ahora 340 heridos de 20 nacionalidades.
Tres personas encausadas
Mientras que Bélgica sigue atónita tras la tragedia, las recriminaciones sobre qué habrían podido hacer las autoridades para evitar los ataques continúan, sobre todo a medida que emergen elementos que podrían vincularlos con los atentados del 13 de noviembre en París.
Este lunes la fiscalía federal anunció que tres hombres fueron encausados el lunes en Bélgica por "participación en actividades de un grupo terrorista" tras una operación llevada a cabo el domingo en varias ciudades del país.
Los sospechosos fueron identificados como Yassine A., Mohamed B. y Aboubaker O. y fueron colocados bajo arresto.
Las autoridades se refirieron a una "operación judicial antiterrorista" aunque sin establecer un vínculo con los atentados de Bruselas del martes.
Una cuarta persona, que también fue detenida en este caso, fue puesta en libertad sin cargos este lunes.
La policía llevó a cabo trece allanamientos el domingo en un "caso de terrorismo" en Bruselas y otras dos ciudades flamencas del norte, Malinas y Duffel, según se informó sin más detalles.
Nueve personas fueron entonces detenidas para ser interrogadas, pero cinco de ellas ya fueron puestas en libertad el mismo domingo.
La policía intenta ajustar otras piezas más en el rompecabezas de las imbricadas redes yihadistas que atentaron en París (130 muertos) y Bruselas.
El ADN Najim Laachraoui, fue encontrado en los explosivos usados en los ataques de París, en tanto, se cree que el autor de la matanza del metro, Khalid El Bakraoui, es sospechoso de haber alquilado la propiedad donde se escondió el principal sospechoso de los atentados que golpearon la capital francesa, Salah Abdeslam.
Estos ataques también fueron reivindicados por el EI.
Este fin de semana un ciudadano argelino, Djamal Eddine Ouali, fue detenido el sábado en la región de Salerno, en el sur de Italia, a pedido de la justicia belga, en el marco de una investigación sobre documentos falsos utilizados por los kamikazes en los ataques de París y Bruselas.