En una Argentina donde la caída del consumo arrastra a prácticamente todos los rubros, hay uno que no sólo se salva, sino que crece y muestra una demanda récord: las cajas de seguridad.
Parte de los u$s 1200 millones que los ahorristas retiraron mayoritariamente de sus cajas de ahorro en dólares de los bancos durante el lunes, martes y miércoles de la semana pasada post PASO buscan un nuevo refugio en los cofres.
Hasta ahora, usaban las cajas de ahorro en dólares como una suerte de caja de seguridad gratis, ya que compraban las divisas por Home Banking y las mantenían ahí, lo que hizo crecer los depósitos privados en moneda extranjera hasta el récord de u$s 32.582 millones el viernes pre PASO, con un aumento de casi u$s 2000 millones en los últimos dos meses, cuando todas las encuestas daban un ballotage seguro.
Desde el lunes pasado, de la mano del cisne negro que los mercados no esperaban, aumentó entre 30 y 40% la demanda por cajas de seguridad, según cuentan en las entidades, que desde el mes próximo subirán 20% el precio y la más pequeña pasará a costar hasta $ 1300 por mes, aunque en los bancos oficiales la tienen más barata, a $ 800 mensuales, por lo que en promedio puede salir $ 1000 por mes.
El problema es que en las sucursales del microcentro la ocupación es del 100% y hasta hay lista de espera de clientes por conseguir una. Por eso, algunos bancos sólo le dan cofres a los clientes de sus segmentos Premium, y ponen como exigencia tener un paquete de productos, por lo que no se puede alquilar sólo una caja de seguridad.
“Estamos dando turnos para la semana siguiente porque no damos abasto, ya que desde el lunes la demanda nos subió 40% en Capital Federal y en Pilar, y un 20% en Córdoba, mientras en la sucursal del centro hasta tenemos lista de espera”, precisó Jorge Gatto, CEO de Hausler, que tiene cofres extrabancarios.
Agregó que “la demanda en estos días fue de pequeños ahorristas que llamaron al call center y pidieron abrir una caja de seguridad para llevar el dinero que tienen en el banco”.
En un cofre chico, de 10 por 15 por 60 centímetros, entran u$s 250.000, siempre cuando los 2500 billetes sean todos de u$s 100
“Los bancos hacen pelo y barba con los cofres: son un servicio súper rentable. Los clientes te lloran por el costo de mantenimiento de la cuenta corriente o de la tarjeta de crédito, pero le cobrás $ 4000 por trimestre una caja de seguridad y no chillan. Claro que para tener un cofre, tenés que sacar un paquete de productos, sino no te dejan. Conocen la psicología del cliente: todo lo que no le podés cobrar por un lado, le cobrás por el otro", advierte el expresidente de uno de los grandes bancos del sistema, en estricto off de récord.
Es cierto que es un tanto engorroso para el banco, porque hay sólo uno o dos empleados que podrían dedicarse a vender productos y tienen que atender a clientes que van a sus cajas sólo para ver que sus billetes están ahí, ya que no van a guardar ni tampoco a sacar los verdes.
En un cofre chico, de 10 por 15 por 60 centímetros, entran u$s 250.000 siempre cuando los 2500 billetes sean todos de u$s 100. Una caja chica no baja de $ 1000 mensuales, mientras una grande cuadruplica ese valor.
¿Para qué se utilizan los cofres de mayor tamaño? Para guardar documentación o escrituras, que en una pequeña no entran, porque habría que doblarlo.
"Hasta los mismos bancos ahora nos mandan clientes, ya que como ellos tienen lista de espera, prefieren quedar bien y darle una alternativa al cliente. Sucede que muchas nuevas sucursales bancarias ni consideraron poner cofres, porque les sale muy caro, ya que el Banco Central es muy exigente con respecto la normativa", detalló Gatto.
Las cajas de seguridad de mayor tamaño suelen ser las elegidas para guardar documentación o escrituras que las pequeñas no entran.
Comenta que en las sucursales de barrio los bancos suelen tener poca cantidad de cofres, casi en ningún caso superan las 1000 cajas, por lo que hay una gran demanda insatisfecha, en especial cuando hay sucursales que cierran.
Un parámetro de la necesidad de cajas que tiene el público luego de la corrida con el dólar es que antes la gente llamaba preguntando precios del alquiler de los cofres, mientras ahora lo hace directamente pidiendo reuniones. También que se pide mucho más la utilización de las salas de reuniones, aunque no todas para realizar escrituras.
