Las lágrimas de Luis Suárez tras el partido tuvieron que ver con una descarga emocional, tan natural como esperable. Luego de casi un mes inactivo, el artillero definió un juego clave contra Inglaterra con dos goles de su sello. Los recursos del atacante para la definición no son novedosos a esta altura: de alto, de bajo, de cabeza, con potencia, con un toque sutil, con desmarque o con gambeta. Un delantero completo, que en su segundo Mundial confirma que esté en la línea de los grandes atacantes de todos los tiempos. Por eso, ante el temor de quedarse fuera de la competencia, que el punta uruguayo haya llorado entra dentro de la lógica.
Suárez llegó precedido de un logro ponderable: fue electo mejor jugador de la pasada temporada de la Premier League. Contra Inglaterra, precisamente, debió enfrentarse contra cinco compañeros del Liverpool: Johnson, Sturridge, Henderson, Sterling y su amigo Gerrard, el gran referente de todos los tiempos que tiene el "Red". Con la camiseta de su club, marcó 82 tantos en tres años. Con la celeste, 42 goles en 77 encuentros. En mundiales, suma 5 (tres en Sudáfrica y dos en su primer partido en Brasil). En todos los casos, registros bien valorables.
"Había soñado con estos goles, es verdad", dijo antes de estallar en llanto. Además, se sacó una espina de adentro por las críticas que había recibido el equipo. "Ésto también es para los chicos", agregó, en referencia a sus compañeros.
El goleador había empezado a sentir problemas en su rodilla derecha cuando comenzó la preparación celeste para esta Copa del Mundo. En sigilo, el cuerpo médico y el cuerpo técnico convinieron en que se le realizara una operación de meniscos, el pasado 22 de mayo. Los resultados, a poco menos de un mes de la intervención quirúrgica son celebrados por los uruguayos y sufridos por los británicos.
"Sólo tengo palabras de agradecimiento por quienes me ayudaron y en especial para Walter Ferreyra", dijo en alusión al fisioterapeuta del plantel, a quien corrió a saludar luego del primer tanto del encuentro disputado en Sao Paulo.
"Lo importante es que se ganó, aunque hayamos sufrido, claro. Ahora, después de disfrutarlo, tenemos que empezar a pensar en Italia, nuestro próximo rival", agregó.
El artillero, que mide 1,81 mt y tiene 27 años, apunta a ser una de las figuras de Brasil 2014. Viene con el antecedente de la mano salvadora contra Ghana, en Sudáfrica 2010, que derivó en un penal - luego marrado por el equipo africano - en el minuto final del partido. Sin esa decisión de inmolarse en público, quizá los celestes se hubieran quedado a un paso de construir una leyenda, la que ahora siguen modelando paso a paso.
