Suárez quiere que el IPV sea más “eficiente”

El Gobierno considera que el organismo debe construir más casas, sustentables y en altura. Trabajarán con universidades.

Suárez quiere que el IPV sea más “eficiente”
Suárez quiere que el IPV sea más “eficiente”

El gobernador Rodolfo Suárez prepara un golpe de timón al funcionamiento del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), con un principal objetivo: hacerlo "eficiente" y terminar con el actual sistema deficitario del organismo. Pero también intentará mejorar la cantidad de casas que se construyen por año para bajar el rango de 70.000 casas que se necesitan en la provincia.

Mario Isgró, titular del nuevo ministerio de Infraestructura Pública y Planificación, es el funcionario a cargo de estos cambios. Pretende llegar a la construcción de 1.500 casas por año y trabaja en la creación de un "laboratorio de viviendas", que integrará a científicos, ingenieros, arquitectos y otros profesionales para diseñar diferentes maneras sustentables, eficientes, rápidas y también más baratas para la construcción de casas, teniendo en cuenta el hábitat y el ordenamiento territorial.

En este sentido, la idea que tiene Suárez es "compactar" la ciudad y terminar con el desarrollo de los barrios a nivel horizontal, dando paso a los conjuntos habitacionales con 3 ó 4 pisos de altura.

"No va más ese sistema horizontal en el mundo, porque se sigue expandiendo el área urbana sobre zonas fértiles. En el mundo tres pisos es lo que se hace, ya que no se necesita el uso de ascensor, y se optimiza el uso de los recursos", dice el gobernador.

De la misma manera se pronuncia el ministro, quien sostuvo que ya están trabajando y pensando en nuevas formas de construcción con diferentes materiales, pero también en una fórmula de cobro de las viviendas construidas que no sea con los UVA ni con el sistema tradicional. "Al IPV le cuesta más con sus trámites administrativos exigir el cobro de los morosos, que la cuota misma", acotó.

"Hoy el IPV es deficitario y no es eficiente. El circuito 'virtuoso' está cortado por el mal cobro de las cuotas y sus montos bajos, que están 'licuados' por la inflación, pero también por un modo de construcción que es necesario renovarlo", destacó Isgró, quien agregó que la renovación que se pretende será para aumentar la cantidad de viviendas construidas por año, pero también generar un sistema autosustentable del organismo de manera económica, que permita reinvertir ese dinero en la construcción de más barrios o conjuntos habitacionales.

Por eso dijo que la dinámica actual es problemática, porque "si se arranca un barrio, con los materiales que hoy se usan, se tarda mucho tiempo en construir, pero no se puede arrancar con otro porque se cobra mal y no se llega a recibir el valor de la casa. Por eso decimos que el circuito está roto. Hay que lograr ser eficientes", finalizó.

Laboratorio de viviendas

Por otro lado, el ministro detalló, en su diagnóstico sobre el IPV, que si bien es una institución "muy buena en su fin" tiene procesos que "necesitan ser renovados", con objetivos que tienen que ser incrementados y una serie de leyes y ordenanzas que tienen que ser analizadas, así como también algunos formatos de licitaciones, según el funcionario.

“Es clave empezar a trabajar con casas con materiales industrializados, para reducir los tiempos de obra y llegar a costos accesibles”, aseguró.

Es por eso que se pensó en crear este laboratorio, para el cual se ha convocado a diversas facultades, como la de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), así como también a la escuela de Arquitectura, la de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional; a la Universidad de Mendoza y a la de Congreso; y además al Centro Científico Tecnológico del Conicet. 

"Ya nos hemos reunido, y la idea es transversalizar todos sus aportes y conocimientos sobre la materia para ser aplicados en este nuevo IPV que queremos. Por eso creamos antes el laboratorio, para luego cambiar la matriz funcional de la institución, con el mismo recurso humano, pero con una dinámica distinta de trabajo", consideró.

De manera adicional, Isgró añadió que buscarán también que siga la incorporación de las empresas privadas (desde mediados del año pasado hay casos de Participación Público Privada), que cerrarán este "triángulo" de trabajo con el Estado y la academia. "La academia tiene el conocimiento; el Estado, el territorio; y los privados, los recursos", sentenció el funcionario.

La visión del arquitecto -quien trabaja con Suárez desde su gestión municipal en Capital- es emular a uno de los sistemas que tiene San Juan en su plan de construcción de viviendas: en la vecina provincia, aquellas familias o personas que cuentan con un terreno se les da el crédito y ellos se encargan de la construcción. "Hoy el IPV en Mendoza es el que construye. Pero si las familias son las que contratan y compran los materiales impactará en la economía zonal; mientras que el Instituto, con sus recursos humanos, puede dedicarse a la vivienda social", afirmó.

También destacó que "hay gente que tiene sueldos altos como para recibir un crédito del IPV, pero son bastante bajos como para acceder a un préstamo bancario. Ahí tenemos que apuntar: a la gente que está en el medio y no puede acceder a la vivienda", cerró Isgró.

Cada vez menos casas

El Gobierno provincial intentará, con este proyecto de reformulación del IPV, llegar a un número similar al que terminó entregando el gobierno de Alfredo Cornejo: unas 1.500 viviendas por año.  

Si bien en los últimos 20 años se construyeron 38.157 casas (en promedio 1.907 por año), en la última década el número fue decreciendo.

De hecho, los años cuando se entregaron más casas fueron 2006, con 3.612 viviendas; 2004, con 3.300 y 2001, con 3.032. En tanto, desde 2010 a esta parte el año virtuoso fue 2018, con 2.322, un número igualmente bastante más bajo que los picos de la década anterior.

Más allá de esta previsión del ministro Isgró, que prefirió ser prudente con sus 1.500 casas por año, desde el Ministerio afirman que si se puede aplicar bien esta idea de reformulación del IPV, podrían alcanzar las 2.000 viviendas por año, que serían 8.000 al final de la gestión Suárez.

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