El Gobierno provincial todavía aguardaba a última hora de la tarde de ayer, la publicación del decreto presidencial sobre la extensión de la cuarentena hasta el 24 de mayo y el ingreso para todo el país -excepto en el Área Metropolitana de Buenos Aires- en la fase 4.
Es que si bien circuló un borrador, no se conocía el texto definitivo ni las precisiones. Tampoco la respuesta sobre el pedido que el Gobernador y los intendentes elevaron a Nación de habilitar, entre otras actividades, la apertura de bares y restaurantes.
El viernes a la noche se conoció la decisión del presidente Alberto Fernández de pasar a la fase 4. Esto implica que se sostiene la prohibición del dictado de clases presenciales; la realización de eventos públicos y privados; la apertura de centros comerciales, cines, teatros, centros culturales, bibliotecas, museos, restaurantes, bares, gimnasios y clubes; el transporte público de pasajeros interurbano, interjurisdiccional e internacional; y las actividades turísticas y aperturas de parques y plazas.
También continuarán cerradas las fronteras y siguen exceptuados de asistir a sus lugares de trabajo las personas mayores de 60, las embarazadas y los incluidos en grupos de riesgo.
En cambio, se habilita, sin uso de transporte público, la actividad industrial. Y también se permite que los gobernadores decidan excepciones, siempre que se movilice hasta 75% de la población.
En cuanto a esto, Rodolfo Suárez había solicitado la apertura del comercio en general, con atención al público al 50% de la capacidad; de agencias de lotería y quiniela; de restaurantes y bares con modalidad "take away" (para llevar) desde mañana y con restricciones a partir del lunes 18; de talleres mecánicos; servicios en general; servicio doméstico; mudanzas; industria.
En todos los casos se debían respetar los protocolos elaborados para cada sector y también se mantenía el esquema de salida (y de atención) de acuerdo a la terminación del DNI. Asimismo, se sugerían horarios escalonados de apertura: de 10 a 18 para el comercio, de 10 a 15 para los bancos y de 9 a 14 para la administración pública.
Es precisamente sobre el pedido particular que hizo la provincia sobre el que se estaban aguardando detalles para conocer qué es lo que efectivamente se autorizará a partir de mañana. Esto, porque al parecer se habían planteado, desde Nación, algunas modificaciones a lo solicitado; que se darán a conocer en las próximas horas.
Anticipan una lenta recuperación
Los representantes de diversos sectores anticipan que, aunque se permita desde mañana la reapertura, la demanda seguirá a la baja. De ahí que subrayan la importancia de que no se descarten las ayudas del gobierno y se sostengan los créditos con tasas accesibles, ya que de lo contrario se irá igual al cierre de empresas.
La Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mendoza (Aehga) ha calculado que, entre marzo y abril, con una caída de 50 y 90% respectivamente, los hoteles y restaurantes de la provincia dejaron de facturar unos $ 4.748 millones de pesos. Fernando Barbera, presidente de la entidad, señaló que, si no se aprueba la emergencia económica para el sector turístico, se sostiene el ATP y se mantienen los créditos, cerrarán muchas empresas, porque el horizonte de recuperación de la actividad se extiende hoy hasta diciembre.
Distinta, en cierta medida, es la situación de los negocios gastronómicos. Barbera planteó que algunos están muy orientados al turismo y esos están sumamente complicados. Los restantes han abierto en algunos casos con delivery, pero otros no, porque la venta es mínima y se trabaja a pérdida.
La opción del "take away" ("para llevar") podría apuntalar un poco el envío a domicilio porque evitaría el "cuello de botella" que se produce cuando en unas pocas horas se debe repartir la comida y se dificulta llegar a muchos hogares. Pero como es raro que el pedido incluya bebida y sólo en pocas ocasiones lleva postre, además de que el precio no contempla el servicio en el local, el valor de cada plato es entre 20 y 40% inferior.
La apertura de los restaurantes tampoco implicaría un repunte, porque se habla de una ocupación permitida del 50%, que además es probable que no se alcance, porque la gente podrá salir por número de documento y la recesión económica se hará sentir. Barbera comenta que la expectativa es llegar al 30% de la facturación habitual, lo que está por debajo del punto de equilibrio.
Por eso, le han manifestado al gobernador Rodolfo Suárez que si les permiten abrir pero les quitan la ayuda económica para pagar sueldos, en una semana a 10 días va a haber "un dominó de empresas cayendo". Barbera añadió que es necesario que se corrijan los errores que llevaron a rechazos del ATP y que se empiecen a otorgar los créditos, que vienen demorados. "La idea es ir abriendo de a poco, sabiendo que se va a perder plata, pero el ánimo es otro", resumió.
La Federación Económica de Mendoza (FEM) detalló que las ventas minoristas cayeron 70% en abril, en comparación con el mismo mes de 2019. En ciertos rubros, como "Joyería, Relojería, Bijouterie", "Electrodomésticos y Electrónica", "Calzado y Marroquinería" y "Ropa y Artículos Deportivos y Recreación" el descenso se ubica en torno al 90%.
El vicepresidente de la FEM, Adolfo Brennan, detalló que han solicitado formalmente al gobernador que permita la apertura de todos los comercios, respetando un protocolo. De hecho, no sólo incorporaron las precauciones de los negocios esenciales, que siguieron funcionando, sino que también consultaron cuál fue la experiencia en Jujuy, donde ya habilitaron la actividad hace semanas, para conocer los inconvenientes que tuvieron.
Brennan coincidió en que la apertura no va a significar recuperación, sino apenas un alivio, que les permitirá ir cubriendo parte de los costos operativos. Pero que seguirá siendo necesario el acompañamiento del Estado y la existencia de créditos accesibles. Asimismo, señaló que hay zonas, como el centro mendocino, que tendrán una reactivación más lenta que los negocios de cercanía, ya que para llegar se requiere el uso de transporte público.
Julio Totero, vicepresidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet), explicó que el sector metalúrgico se detuvo por completo en un primer momento y luego fue retomando por sectores. Primero aquellas empresas ligadas a las industrias alimenticia y petrolera, después las vinculadas a la maquinaria vial y agrícola. Y la expectativa ahora es que se liberen todas las restantes.
Hasta el momento, entre el 30 y 40% del sector está operativo, pero aunque se habilite la actividad por completo, advierte Totero, 30% no va a tener demanda. Se trata del que presta servicios a las empresas petroleras, en donde se han caído los contratos.
Por otra parte, el 70% que estaría en actividad tiene proyectos para los próximos 30 a 45 días; tiempo que les tomará terminar con los trabajos que habían empezado antes del aislamiento. Es que no ha habido nuevos pedidos de maquinarias, con la excepción de unas pocas empresas que han conseguido contratos con el exterior.
Totero indicó que la mayor preocupación es que el consumo cayó en forma generalizada y hasta que no se recupere la demanda en otros sectores no habrá requerimiento de servicios ni de maquinarias. De ahí que a las metalúrgicas podría tomarles dos o tres meses más empezar a transitar el camino hacia la recomposición.
Capital quiere sostener el horario corrido
El intendente de Capital, Ulpiano Suárez, apuesta a que, una vez concluida la cuarentena, los comercios de la Ciudad continúen trabajando en horario corrido. También pretende lograr que la entrada a colegios, bancos y administración pública sea con horarios escalonados.
En junio y julio de 2018 se realizó una experiencia piloto y alrededor de 200 comercios del centro estuvieron abiertos durante la siesta. Algunos hasta las 18 y otros hasta las 20.30 o 21. Pero cuando terminaron las vacaciones de invierno varios decidieron retornar al acostumbrado corte después del mediodía.
Ahora, Ulpiano Suárez apunta a sostener el cambio que propició la cuarentena, para lograr un equilibrio entre el desarrollo económico y el cuidado del ambiente. En este sentido, el horario corrido reduciría en un 50 % la cantidad de viajes de los trabajadores y atenuaría la contaminación. También permitiría alcanzar un ahorro energético, producto del aprovechamiento de la luz solar y la temperatura asociada.
La propuesta del horario escalonado para el ingreso a los colegios, la administración pública, los bancos y otras instituciones de la ciudad propiciaría que no se produzcan embotellamientos y se reduzca la contaminación, tanto sonora como ambiental; además de generar condiciones óptimas y seguras para el traslado.
De esta manera, también el servicio de transporte público sería más eficiente, ya que los usuarios se desplazarían en distintos horarios y habría espacio para todos.